El lugarteniente de 'Cásper'
El ladrón de guante blanco jerezano Ortega Sánchez, fallecido de un disparo el jueves, llegó al cénit de su carrera en 1998 al robar 5 millones de euros en un banco de Yecla
Juan Miguel Ortega, el atracador de bancos jerezano que falleció en extrañas circunstancias por un disparo en el pecho la madrugada del jueves, en la calle Fate, añade con su muerte un capítulo más a la crónica negra de una de las bandas criminales más peligrosas de la historia reciente de España: la banda de Ángel Suárez 'Cásper'.
Nacido en el seno de una buena familia jerezana, Ortega Sánchez se convierte pronto en la 'oveja negra' a pesar de que en su hogar no se padecían carencias de ningún tipo. De niño problemático pasa a convertirse en un joven con un amor desmedido por los líos, lo que le llevó a ser fichado por las fuerzas del orden a la temprana edad de 16 años. De los primeros delitos -receptación de objetos robados- pasó con inusitada rapidez a los delitos contra la propiedad. El suyo es un caso tipo de los que se enseñan en las escuelas de Criminología para que los alumnos entiendan que "nadie empieza su carrera delictiva robando bancos".
Sánchez Ortega llegó a la cima de su carrera cuando apenas superaba la treintena. Establecido unas veces en Madrid, otras en Levante, y tras varios pasos por la prisión se erige en uno de los lugartenientes de Ángel Suárez, más conocido por el alias de 'Cásper', llamado así por su facilidad para desaparecer (al igual que el fantasma de la película). Este osado delincuente daría el salto hacia una relativa popularidad tras ser absuelto de una acusación de intento de homicidio en la persona del abogado Emilio Rodríguez Menéndez tras ser contratado, según la acusación, por la esposa de éste.
El jerezano es erige en uno de los máximos responsables de una banda que, en sus mejores momentos, llegaba a tirar de hasta un centenar de delincuentes con mayor o menor formación criminal. Las áreas de trabajo, según mantuvieron las fuerzas del orden, llegaron a ser tres: secuestros y extorsiones, drogas y asaltos a bancos con cajas de seguridad. Es justamente en esta última faceta donde entra Ortega, "un artista de la lanza térmica", tal y como le describió un policía jerezano el pasado jueves tras tener conocimiento de su muerte. Cuentan, incluso, que fue él quien enseñó a 'Cásper' a utilizar este artilugio capaz de cortar el blindaje de una caja fuerte como si fuera papel. Otras fuentes aseguran que el jefe de la banda lo aprendió de los italianos, los verdaderos maestros del 'rififí'. Lo que sí se sabe con absoluta certeza es que Juan Miguel Ortega fue uno de los pesos pesados de uno de los mayores robos cometidos en España: el asalto al Banco Popular de Yecla (Murcia). Los delincuentes, con Cásper a la cabeza, entran en el banco la madrugada del 24 de diciembre de 1998 tras cortar los cables de la alarma. Las fechas festivas permitieron que tuvieran tiempo para abrir 90 cajas de seguridad y apoderarse de 4,8 millones de euros.
Después se supo que ante tal cantidad de dinero -jamás esperaron encontrar casi 5 millones de euros- cometieron un fallo: vaciaron las bolsas de las herramientas para llevarse más dinero. Una perforadora con cabeza de diamante, con la que habían abierto un boquete de 40 centímetros, quedó abandonada. Los investigadores del Cuerpo Nacional de Policía le siguieron la pista a la herramienta hasta una tienda en Portugal y la tienda llevó a los agentes hasta la banda. La banda de 'Cásper' cayó, pero el dinero jamás pudo ser recuperado.
Otro golpe de efecto de la banda fue el asalto al Banco de Comercio de Málaga, en 1995, donde desvalijaron 81 cajas y se llevaron aproximadamente 207 millones de pesetas en dinero y joyas, si bien el trabajo que más irritó a las fuerzas del orden fue el robo de más de cien kilos de cocaína en los servicios de Inspección de Farmacia del Puerto de Valencia. Corría 1997 si bien deberían de pasar cuatro años hasta que la Justicia lograra sentar a Juan Miguel Ortega en el banquillo. Entre el público, atento, está su jefe, 'Cásper' y defendiéndole, curiosamente, el abogado que éste le ha buscado para tal fin: se trata de Emilio Rodríguez Menéndez. El letrado no pudo evitar que le cayera una condena de 11 años de prisión, la misma que terminó de cumplir recientemente.
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