Jerez

La maldición del árbol muerto

  • Los desprendimientos de ramas se unen a los problemas de la barriada de La Constancia, un céntrico barrio donde los techos y las fachadas se desprenden con inusitada frecuencia

La Constancia es un barrio viejo, pero atractivo. Es fresco, pues la sombra de la arboleda es más o menos constante por sus aceras. El problema, el temor, radica en lo que se te pueda venir encima de la cabeza. Y es que en este barrio, taurino donde los haya y limítrofe con la plaza de toros, si no se te cae encima el techo bajo el que vives te golpea un trozo de fachada que se ha cansado de mirar la vida desde 10 metros de altura. Por si todo ello fuera poco a esta tesitura se le une el estado de un arbolado que más que para tirarlo está para quemarlo directamente.

Los vecinos de la zona los llaman árboles de bolicha', en clara alusión al repertorio de semillas que vierten sobre las aceras y los coches aparcado cuanto llega el otoño. Los desprendimientos de ramas están a la orden del día. Hace unas días una rama con el grosor de una tubería general se vino al suelo. Lo hizo junto al conocido bar 'Er Rubio', donde afortunadamente no cogió a nadie debajo. Si lo hubiera hecho hablaríamos de términos tales como tanatorio y sepelio. Tan sólo un coche, asegura Jesús Carmelo, el dueño del bar, resultó afectado por unos rozonazos.

Lo malo de este asunto, que puede resultar baladí pero que se yergue en un temor colectivo radica en que hace años que los vecinos pidieron al Ayuntamiento de Jerez que diera mejor vida a una arboleda que en su conjunto "está hueca, podrida". Normalmente, según apuntan los bomberos de Jerez, "no hay peor enemigo de los árboles que la combinación de dos elementos: la lluvia y el viento. Las precipitaciones incrementan el peso de las ramas en varias decenas de kilos y el viento termina por vencerlas". Es en ese momento cuando la rama se viene abajo y aplasta lo que se encuentre, sea metálico o humano. Recientemente, en el madrileño parque de El Retiro, una rama caída mató a un viandante. No son, como se puede entender, cuestiones menores.

Según apunta Paco Flores, eterno representante vecinal de La Constancia, no se trata de un caso nuevo, sino "del típico problema que ha ido pasando de mano en mano" durante varias generaciones de munícipes. La arboleda, apunta Flores, "tiene ya 50 años y está acabada, son unos ejemplares a los que básicamente -señala con indudable carga de ironía- a la que hay que darle las gracias por los servicios prestados".

El dato más indignante llega cuando Flores asegura que los primeros informes del área de Medio Ambiente recomendando la retirada de la arboleda "proceden de los años en los que González Fustegueras estaba al frente el área municipal de Urbanismo". Es decir, hace quince años que esos ejemplares deberían haber sido suprimidos y replantados (a esperar por otras especies que den sombra y menos trabajo a la barrendería pública y privada). A los informes de Urbanismo se unen, según el representante vecinal, otros escritos realizados tanto por la Policía como por Medio Ambiente.

El propio Flores asegura haber sido víctima de esa flojera de ramas que afecta a los árboles de La Constancia. "Una de ellas se me cayó sobre el coche", señala no sin antes reconocer que "en el barrio hay temor de que el día menos pensado pase una desgracia". "Los árboles son muy viejos, están podridos por dentro, y además sabemos que sus propias raíces también lo están, lo que provoca que el riesgo no es ya que se caiga una rama sino que se desplome un árbol entero con sus cientos de kilo de peso. Lo último que deseamos es que aquí suceda algo similar a lo que pasó en la plaza del Mercado". Para colmo de males, apuntan que estos árboles son "muy frondosos, es decir, pesan mucho en su parte superior, lo que facilita que si no puede soportar el peso se venzan. Valga recordar al lector que fue allí donde un vecino que estaba sentando en un banco quedó en estado vegetativo después de que la copa de una palmera se desplomara sobre él.

Lo peor de este riesgo público es que se empezó a acometer, a solucionar, pero quedó en nada, Flores asegura que hubo técnicos de Medio Ambiente que marcaron con cruces los árboles a reponer, "pero los años han pasado y el estado del arbolado no ha hecho otra cosa que empeorar".

La solución, señala Paco Flores, "pasa por talar. Reconocemos que eso supone una inversión gorda por parte del Ayuntamiento pero es que no hay más remedio, pero es que en este caso estamos hablando de evitar desgracias que pueden costar vidas humanas". Lo menos con lo que se conformarían los vecinos sería con "una buena poda para evitar lo que nos dicen los informes. Que están tan mal que ya se caen al suelo hasta sin viento".

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