El manejo natural del caballo

La página ecuestre

Esta herramienta de adiestramiento, muy arraigada en otros países, cuenta cada vez con más seguidores en España · Ayuda a ganarse la confianza del caballo sin dejar trauma

19 de junio 2009 - 01:00

Cuando se cumplen más de seis años de la llegada a España de la técnica de adiestramiento equino conocida como manejo natural del caballo lo cierto es que hoy se sigue teniendo una idea incompleta o sesgada de su esencia. En líneas generales, se piensa que el manejo natural es una herramienta útil para iniciar caballos que nunca se han montado y lo es en verdad, pero en realidad es mucho más que eso. Esta herramienta es más que un procedimiento, más que una serie de pasos o de ejercicios que deben aplicarse mecánicamente para conseguir un fin determinado; es la forma de lograr que el caballo haga por su voluntad lo que no está dispuesto a hacer. Y para conseguirlo, según analiza Chico Ramírez, un experto en la materia, "se requiere mucho más que una lista de pasos en forma de receta, se requiere convencerlo, y para ello empleamos el conductismo, teniendo en cuenta la teología particular del caballo y del humano".

El manejo natural da la oportunidad de relacionarnos adecuadamente con caballos de cualquier raza, edad, sexo, disciplina ecuestre y nivel de rendimiento. Su universalidad también permite interactuar con ellos con finalidades no deportivas o productivas, es decir, como parte de las atenciones que podemos ofrecerles los humanos. Nos referimos a actividades como la medicina veterinaria y el herrado. Esto es posible gracias al pleno dominio que permite esta herramienta sobre los tres grandes procesos que se requieren para lograr cualquier objetivo con los caballos. En primer lugar, el liderazgo. Cualquier aproximación a un caballo no domado o que guarde experiencias negativas en su relación con el hombre, exige primero que se pongan en marcha los mecanismos de insensibilización. El procedimiento tradicional para evitar la huida se caracteriza por emplear medidas coercitivas sujetándolo o encajonándolo, buscando su inmovilidad mediante la que se le incapacita para ejercer cualquier recurso de resistencia. Este procedimiento pone en riesgo la integridad física del caballo y de los humanos que lo manipulan, pues normalmente hay reacciones violentas muy difíciles de controlar.

En segundo lugar, la insensibilización. Según Ramírez, mediante el procedimiento de insensibilización que se emplea en el manejo natural se consigue "su tolerancia a nuestra presencia, a nuestro tacto y a la acción de los instrumentos para cumplir con nuestra labor". La forma natural de los equinos para insensibilizarse se basa en la curiosidad. Es el recurso mediante el cual la naturaleza contrarresta el temor para lograr que el caballo tenga tiempo de descansar, comer, procrear y jugar sin sentirse amenazado. Siempre que el caballo manifieste interés con inquietud en alguna cosa, es que requiere explorarla para convencerse de que no está ante alguna amenaza. "Generalmente, los vemos primero aproximando su nariz, analizando con los ojos y manteniendo sus orejas orientadas al objeto que lo asusta, para después tocarlo con los labios, la lengua o manoteando para descubrir su naturaleza. Mucha gente tradicional aprovecha ese momento para arrearlo, ya sea para que cruce un arrollo, para que se aproxime a una máquina o para que suba al remolque. Ese es el mayor error que se puede cometer relacionado con la insensibilización y el miedo, pues este se incrementa".

En tercer lugar hay que hablar del procedimiento gradual del manejo natural, que consiste en someter al caballo al estímulo que lo atemoriza (un troncón en el campo, por ejemplo), pidiéndole que se acerque a él. "Haciendo esto correctamente, el humano está ejerciendo un liderazgo adecuado, efectivo y verdadero desde el punto de vista del caballo, pues se siente comprendido y protegido en lugar de ser acosado y obligado a acercarse. Efectuando este procedimiento durante las repeticiones que fueran necesarias, el caballo llegará a una corta distancia en la que comenzará a operar su insensibilización natural mediante la curiosidad. Entonces el papel del humano será dejar que la naturaleza opere para conseguir que el caballo termine por insensibilizarse a sí mismo cuando se convenza de que no corre ningún peligro", apunta Chico Ramírez.

El manejo natural es, para Ramírez, el mejor camino para acercarse al caballo sin dejar trauma alguno en su interior. "Cuando el caballo dé muestras de inquietud, debemos regresar a la zona tolerante. Eso tranquilizará al caballo e incrementará su confianza. Es verdad que conseguir insensibilizar al caballo puede llevar tiempo, pero pase lo que pase, siempre, siempre volveremos a conseguir la insensibilización deseada gracias a la nobleza del caballo, que lo perdona todo".

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