Las manos tras el agua
La depuradora de Cuartillos cuenta con garantías sanitarias por encima de la normativa general, pues el Consorcio cumple con un exigente certificado de inocuidad.
La potabilizadora de Cuartillos abastece a alrededor de la mitad de la provincia de Cádiz. Una multitud de tuberías permite servir de este líquido elemento a los gestores municipales del agua. El Consorcio de Aguas de la Zona Gaditana (Cazg) es el encargado de transportar esta materia prima fundamental desde dos embalses, el charco de los Hurones y el de Guadalcacín, ambos ubicados en la Sierra. Este ente está participado por los ayuntamientos de Algar, Conil, Rota, Arcos, Jerez, San Fernando, Barbate, Medina Sidonia, San José del Valle, Cádiz, Paterna de Rivera, Sanlucar, Chiclana de la Frontera, Puerto Real, Trebujena, Chipiona, El Puerto y Vejer. Además, están abiertos a que otras localidades pasen a formar parte de este ente supramunicipal. Su gerente, Desirée Seglar, explica que se les cobra "la tasa consorcial más baja de España, contando además con mucha infraestructura". No en vano, son casi 800.000 habitantes los que al abrir su grifo disfrutan del servicio prestado por el Consorcio de Aguas.
Para ello, las instalaciones de Cuartillos son capaces de recibir 2.000 litros por segundo. Y lo hace cumpliendo con un certificado de gestión de la inocuidad, el ISO 22.000, más exigente que la normativa vigente. "Queremos ir por delante porque sabemos que desde Europa se acabará obligando a todas las depuradoras a que cumplan con ello", señala Seglar. El objetivo es que la calidad nunca decaiga. Para ello está Antonio Delgado, responsable del Tratamiento, Calidad e Inocuidad. "Lo que nos exige el ISO 22.000 es que tengamos un plan de acción que contemple cualquier problema en el proceso", señala este químico. "Se puede ir la luz, puede fallar una bomba de cloro...". Pero nunca puede dejar de suministrarse agua ni que, por supuesto, ésta llegue en mal estado. "En el caso de un corte de luz, contamos con un grupo electrógeno que funciona con combustible que nos garantiza energía. Pero es que además tenemos un plan 'c' energético".
Es solo una de las muchas posibilidades. Cuanto más complejo es el proceso por el que pasa el agua, más cuestiones hay que tratar. Nada más llegar a Cuartillos, el líquido procedente de la Sierra pasa por el permangenato potásico. Y para eliminar cualquier agente nocivo en el agua, se utiliza carbón activo en polvo. Las partículas nocivas que pudiera contener el agua se adhieren a sus microporos, ejerciendo una labor de filtro sanitario. De ahí, se divide en cuatro ramales a lo largo de la planta para llevar a cabo una precloración, una primera adición de cloro. "Es una garantía sanitaria, el cloro es necesario para potabilizar", señala Delgado.
Una vez que pasa estos filtros, sigue eliminando cualquier residuo a través de coagulantes y floculantes, previos a la decantación. La penúltima etapa es la filtración en unas enormes piscinas de arena, un nuevo proceso que elimina las últimas partículas. Pero lo más importante es la desinfección, un tratamiento con cloro para destruir aquellos microorganismos patógenos, los que pueden causar enfermedades. "Esto es lo que nunca puede fallar, lo fundamental. De aquí no sale agua que no cumpla con el paso de desinfección", cuenta Delgado. Lo demás, entre comillas, sería secundario, otras garantías para el consumo. "Puede salir el agua más turbia si no pasa por el resto de etapas, pero lo que asegura que sea apta para consumo es esta desinfección con cloro, la etapa final". Además, las instalaciones cuentan con un laboratorio, que analiza muestras de agua y que se une al trabajo realizado por los propios municipios para estar al tanto si cualquier cosa falla, algo que nunca ocurre.
No pasa en balde para Delgado que muchos podrían considerar este proceso como similar al de depuración de las piscinas. "Se le añaden floculantes, que permiten que las partículas suspendidas se vayan a bajo y sean más fáciles de eliminar. Se le añade cloro, en proporciones diferentes por supuesto a los niveles empleados en las piscinas. Pero a fin de cuentas, el proceso tiene cosas en común". Con el detalle, claro, de que además de ser destinada al consumo humano, necesita depurar durante todo el año los millones y millones de litros que requieren los municipios adscritos al Consorcio.
Entrar por la ETAP de Cuartillos resulta un espectáculo. Concebida siguiendo los modelos de la arquitectura de la posguerra e inaugurada en el 56, el propio Francisco Franco viajó hasta la pedanía para hacer los honores. Unas enormes paredes con murales demuestran que existió un interés por convertir esta obra de la ingeniería en todo un símbolo del régimen. "En aquellos tiempos, las obras y los elementos empleados estaban destinados a durar muchísimo tiempo", cuenta Delgado. Casi medio siglo después, con un proceso modernizado, de Cuartillos se sigue repartiendo el agua. "La gente puede estar segura con nosotros de que se le va a proporcionar la mejor calidad. Queremos que lo conozcan", remacha.
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