Bodegas

Más de medio siglo de lucha contra los sucedáneos del sherry

Botellas de vinos de Jerez con la bandera de Nueva Zelanda al fondo.

Botellas de vinos de Jerez con la bandera de Nueva Zelanda al fondo.

El vino de Jerez, junto a otras denominaciones de origen históricas de Europa como Oporto y Champagne, ha librado no pocas batallas desde hace décadas para acabar con las imitaciones del sherry, práctica muy extendida en países anglosajones y de la que aún se conservan algunos reductos, aunque menos.

La última victoria en esta larga lucha en defensa del auténtico sherry y su origen se enmarca en el Acuerdo de Libre Comercio suscrito este domingo por la Unión Europa y Nueva Zelanda, entre los países hasta hace escasas fechas más reacios a acabar con su producción local de vinos fortificados elaborados a imagen y semejanza del jerez o el oporto, aunque con volúmenes poco significativos en comparación con otros mercados.     

El pleito del 'british sherry'

Sin duda, el hito que marcó un antes y un después en la defensa del origen del jerez en el mundo fue el conocido como 'sherry case' o pleito del 'british sherry', juicio del que se cumplen ahora 56 años y que, en realidad, supuso una victoria más moral que práctica para los intereses de los bodegueros jerezanos, cuyos vinos siguieron conviviendo con sus sucedáneos británicos hasta principios de los años noventa, fecha en la que el el falso jerez británico sirvió de moneda de cambio para que España levantara su veto a la nueva armonización fiscal de la UE.

Bodegueros jerezanos brindan con jerez tras la sentencia del juicio del 'british sherry'. Bodegueros jerezanos brindan con jerez tras la sentencia del juicio del 'british sherry'.

Bodegueros jerezanos brindan con jerez tras la sentencia del juicio del 'british sherry'.

La sentencia reconocía que el nombre 'sherry' no era una traducción al inglés de 'jerez', sino que derivaba del nombre árabe de la ciudad en época musulmana. Es decir, el juez Cross, que instruyó el caso, aceptó que 'sherry' es una denominación geográfica y no un nombre genérico como defendían los ingleses.

Pero los importadores británicos, con el permiso del juez, lograron mantener el status quo del 'british sherry' y el resto de sucedáneos del mismo que se comercializaban por entonces en el país (english sherry, empire sherry, cyprus sherry...), estableciéndose una foto fija que únicamente impedía el lanzamiento de nuevos imitadores, no de los que ya existían desde hace décadas.

Tras la supresión del british sherry, poco a poco fueron cayendo otros sucedáneos, en la mayoría de los casos a acuerdos de libre comercio entre la UE y los países en los que se mantenían estas prácticas.

Canadá, Australia, Sudáfrica y la excepción estadounidense

En Canadá, el auténtico sherry logró ampliar su protección tras un arduo proceso de negociaciones en el que se establecieron varias fases para su aplicación, la primera, desde la misma firma y por la que se ponía fin al uso de términos como Burdeos, Chianti, Marsala y Málaga; la segunda, que entró en vigor en enero de 2009, extendiéndose la prohibición a Borgoña, Rin y Sauternes; y la tercera, la que afectaba al bloque de las denominaciones históricas de Jerez, Oporto, Champagne y Chablis, cuya aplicación se retrasó hasta principios de 2013. 

Así ocurrió en Australia, que en 2010 puso cerco al uso del término sherry y otras menciones protegidas como fino, cream, medium... al hilo del acuerdo bilateral que establecía, no obstante, un largo plazo de tiempo para la adaptación de la producción local de estos vinos fortificados, que a partir de entonces empezaron a comercializarse con el nombre Apera.

En Sudáfrica, la industria local también accedió a abandonar el uso de la palabra sherry, que este caso fue sustituido por la de 'cape', en alusión a la Ciudad del Cabo, donde se concentraba la elaboración de estos sucedáneos. El precio de este acuerdo se sustanció a cambio de una serie de ayudas para facilitar la adaptación.

El caso de Estados Unidos merece mención aparte, ya que hasta la fecha, las denominaciones de origen históricas -Jerez. Champagne y Oporto- se han tenido que conformar con la prohibición de lanzar al mercado nuevos sucedáneos establecida a través del Wine Accord, que sin embargo consagra la continuidad de los imitaciones como el 'californian sherry', que en su día venía a representar tres de cada cuatro botellas del sherry vendido en aquel país.

Un mercado menor para el jerez que siempre puede crecer

Sin duda, Nueva Zelanda no ocupa un lugar destacado en las exportaciones de vino de Jerez. En concreto, en el acumulado del último año hasta abril, las salidas de bodegas del Marco de Jerez hacia el mercado neozelandés apenas alcanzaron los 5.655 litros sobre un volumen total de ventas de algo más de 2,4 millones de litros.

Dentro de los vinos fortificados y vermut, González Byass contaba en 2021 con un 5% de cuota de mercado en Nueva Zelanda, según un estudio del ICEX, que sitúa a Beam Global como la primera empresa con un 18%, seguida de Lion y Pernod Ricard, con un 15% y un 11%, respectivamente. 

Bruselas confía, no obstante, en un sustancial aumento de las exportaciones de la UE a Nueva Zelanda tras el acuerdo de libre comercio, en concreto de 4.500 millones al año, casi el doble que los 5.500 millones registrados en 2021, gracias a la supresión de los aranceles.

Un año antes, en 2020, las exportaciones españolas a Nueva Zelanda alcanzaron según datos del ICEX los 263,7 millones de euros, que corresponden, principalmente, a bienes como trenes eléctricos ligeros, turismos, carne de cerdo, aceite de oliva y medicamentos.

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