La memoria constructiva

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Difícilmente olvidaremos acontecimientos que generan emociones intensas

Además de las variables cognitivas o intelectuales, los aspectos emocionales tienen una influencia directa en la memorización.
Además de las variables cognitivas o intelectuales, los aspectos emocionales tienen una influencia directa en la memorización.
Juan Manuel Gutiérrez / Jerez

04 de noviembre 2008 - 01:00

La memoria se crea y se destruye. Memorizar un evento es algo que dependerá de muchas y diferentes variables.

Además de las variables puramente cognitivas o intelectuales, propias de la inteligencia, una de las variables que tiene una influencia directa en los procesos de memorización son los aspectos emocionales implícitos en la situación.

Los acontecimientos que generan emociones intensas, tanto en el sentido negativo como positivo, difícilmente podrán ser olvidados.

En situaciones emocionalmente neutras la memoria suele ser más débil y requerirá más de los procedimientos de repetición para que el proceso de memorización ofrezca ciertas garantías.

Si hacemos memoria sobre un evento que sucedió hace mucho tiempo y nuestros recuerdos se han debilitado o incluso hay información que ha desaparecido, podemos generar o inventar de forma inconsciente los datos que con mayor probabilidad creamos que puedan haber ocurrido para dar sentido a la historia.

Es por esto, que la idea de que la memoria opera como una grabadora en la que los recuerdos son fieles reproducciones de la realidad, tiene cada vez más detractores.

Elisabeth Loftus es una prestigiosa psicóloga de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, que se ha dedicado al estudio de las falsas memorias y ha realizado numerosas investigaciones para comprobar si es cierto que podemos considerar como verdaderas las informaciones que añadimos a nuestros recuerdos para darles sentido.

En uno de sus famosos experimentos, Loftus recurrió a montajes fotográficos. Una de esas fotos trucadas mostraba a un padre con su hijo pequeño junto a otros pasajeros a bordo de la canasta de un globo aerostático. Después de ver la foto y de pedírsele que tratara de recordar y de visualizar todo lo posible sobre ese viaje inexistente realizado durante su infancia, el ahora adolescente fue produciendo todo tipo de detalles sumamente vívidos sobre la extraordinaria experiencia que había compartido con su padre siendo tan pequeño. Nadie que lo estuviera escuchando habría dudado ni un instante que su aventura aérea hubiera efectivamente sucedido.

Por tanto, como decía esta autora, no es malo desconfiar de la propia memoria y de la memoria en general.

La memoria es selectiva, parece que la implicación de las emociones en estos procesos mnésicos puede ser un mecanismo adaptativo que nos permita acordarnos de situaciones negativas o potencialmente peligrosas, de forma que podamos evitarlas para garantizar nuestra seguridad.

Pero también puede ocurrir que nuestras experiencias pasadas no sean exactamente como las recordamos y nos lleven a actuar, en consecuencia, de forma poco práctica o funcional.

Resulta, pues, de suma importancia, tratar de diferenciar entre los detalles que realmente pertenecen a nuestra experiencia de aquellos que pudieran venir de hechos similares, imaginados o inducidos por terceras personas.

psicologiadiez@terra.es

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