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Jerez

Ser mentor para cambiar vidas

  • 'Diario de Jerez' y las asociaciones Diaconía y Tharsis Betel organizan un desayuno-coloquio para poner en valor la "rentabilidad de invertir en la responsabilidad social"

"Mi nombre es Wafaa, soy de Palestina y esta es mi historia". El salón se quedó en silencio, viendo a una mujer que con un solo folio dejó congelado el tiempo. "En 2017 mi familia y yo tuvimos que abandonar mi país por la ocupación israelí. La vida en Palestina era insostenible. Veíamos cómo nuestros amigos, vecinos y familiares morían alrededor a causa de los atentados casi diarios. Claramente violaban los derechos humanos", relató ayer Wafaa, abogada de profesión.

De Palestina fueron al punto de control de Israel, luego a Atenas y acabaron en Madrid. Un mes después, Wafaa y su familia llegaron a Jerez y entraron en el programa de protección internacional de Tharsis Betel: "Llevamos seis meses en vuestra ciudad y por fin vemos la luz. Hemos aprendido español y estamos participando en diferentes cursos de formación. Tengo esperanza porque confío en el apoyo de Tharsis, en su programa y en la bondad de la gente de Jerez". Ahora está trabajando "para conseguir un máster en derecho internacional para ser la voz de las víctimas, la voz de los oprimidos del mundo. Mi familia tiene la esperanza de montar un pequeño negocio y así poder contribuir a la sociedad, dando empleo a personas de la zona". "Todos los refugiados que estamos en el programa tenemos el mismo sueño: trabajar, mantener a nuestras familias, darles un futuro a nuestros hijos y vivir dignamente. Por eso necesitamos la ayuda de todos", concluyó Wafaa.

Ambas entidades persiguen la inserción laboral y social de las personas refugiadas

Su testimonio abrió ayer el desayuno-coloquio organizado por Diario de Jerez, y coordinado por las asociaciones Diaconía y Tharsis Betel, en el hotel Sherry Park y bajo el título 'La rentabilidad de invertir en Responsabilidad Social'. La alcaldesa, Mamen Sánchez, el teniente de alcaldesa, Francisco Camas, el comisario de la Policía Nacional, Francisco José García Carrasco, el de la Policía Local, Francisco Javier Pérez Andrada, así como una amplia representación del tejido empresarial y social de la ciudad se dieron cita en el desayuno, que acabó con un interesante networking.

Las intervenciones de los presidentes de ambas ONG -entidades que comparten un programa de acogida a refugiados- desvelaron que "no hay que abrir la cartera" para cambiar la realidad de las personas que llegan a España en busca de refugio, sino que animaron a los presentes a ser "mentores". "Yo no estoy sólo aquí para contar lo que hacemos, sino que uno de mis trabajos es pedir a la gente que se comprometa. No les voy a pedir dinero. Voy pedir que hagan de mentores de cada una de las personas que están acogidas en Jerez. Que vean a alguien y apuesten por él. Para impulsarle a que siga creyendo que puede hacerlo y salga del pozo. No es tanto el dinero sino invertir mucho más. Estoy pidiendo su tiempo, quizás parte de su vida", declaró el presidente de Diaconía.

Del Árbol subrayó que "necesitamos que abran sus corazones y no sus carteras. Que les den un poquito de su tiempo a la semana para enseñarles a cortar el pelo, a enseñarles cómo se monta un negocio de hostelería... Enseñarles para que no dependan de ninguna institución y sean ellos capaces de cambiar su realidad".

El presidente de Tharsis Betel -asociación provincial con sede en Jerez- recordó el momento en el que decidió apostar por la responsabilidad social: "Sobre el año 87 empecé a ver a inmigrantes que venían de África. Un día iba con mi familia al campo y vi a un chico negro por la calle, con una herida en el pie tremenda. Había llegado en un bote y había llegado hasta Chiclana andando desde Barbate. Nos comunicamos como pudimos y era, y lo puedo decir porque es como mi hijo, era negro negro negro. Más negro no podía ser. Y le di mi chaquetón que era blanco reluciente, así que los dos nos reímos. Fue un buen comienzo. Lo llevé con mi familia, le dimos de comer y me planteé qué podía hacer para ayudar a estas personas que llegaban. Y nació Tharsis Betel". El chico con heridas en el pie se doctoró en la UCA y ahora "es un gran empresario de Cádiz. ¡Ah! Y yo fui su padrino de bodas".

Espada reconoció que "la primera que hizo acción social fue mi madre", una mujer que se llevaba a su casa a los niños de la calle para lavarlos, darles de comer y ponerles ropa limpia a pesar de que en casa eran 10. De niño "mamé" la responsabilidad social y desde que nació Tharsis ha cooperado en proyectos internacionales en Guatemala, Honduras y en Croacia, entre otros países. Pero además ha cambiado la realidad "de la gente de aquí". Como la de un chico cuya familia estaba relacionada con la droga en San Fernando y quería ser policía. "Pero ¿para qué? 'Porque quiero ayudar a la gente y que no sean como mi hermano, como mi padre, quiero proteger a las personas de gente como nosotros', me contestó. Hace unos cinco meses, después de más de 20 años, llegué al control fronterizo para ir a Marruecos, y el policía me preguntó si me acordaba de él. 'Soy Seba'. Se puso a llorar. Eso me reconforta. Saber que hemos podido ayudar a gente como Seba", relató Pedro.

Tharsis Betel también está presente en Jerez, no sólo dando acogida a personas refugiadas, sino siendo 'mentores' de la zona sur. "Me dijeron que había muchos niños en riesgo de exclusión y las primeras veces que fuimos a barrios como el MOPU, el Titanic... nos tiraban tornillos y los niños nos lanzaban petardos. Cuando vieron que nos preocupábamos de ellos, que visitábamos a sus familiares en prisión... Todo cambió".

En primera fila no perdió detalle la alcaldesa, protagonista también de los recuerdos de Espada: "Hace unos cinco años estaba en Ceuta. No sabía ni que los refugiados estaban llegando a España, pero me encontré un grupo de sirios en la plaza, que no podían pasar a España. Habían pedido asilo y no se lo daban. Llamé a Mamen, que la había conocido poco antes, y me preguntó que si estaban comiendo. Me dijo que comprara algo que ya se vería de dónde sacaba el dinero y compré 50 pizzas. Los chiquillos se volvieron locos. Entraron como refugiados. Lo conseguimos. Y en un mes ya no había nadie en la plaza. Fue un privilegio conocer a Mamen y ahí comenzó mi inquietud por los refugiados".

"Tengo grabada esa imagen, los refugiados en las plazas de Ceuta en pleno verano. Cuando hablé con ellos me di cuenta que había licenciados en Economía, Arquitectura, abogados... Personas que podían aportar tanto que no era lógico que estuvieran abandonados. No olvido las plazas de Ceuta, como no olvido las miradas de esas personas", recordó emocionada Sánchez.

La alcaldesa también puso en valor el carácter solidario de Jerez, por lo que "no dudamos en ningún momento en constituir a Jerez como Ciudad Refugio y en ofrecer una instalación deportiva para recibir a las personas migrantes de tránsito para la atención de Cruz Roja". Del mismo modo, la regidora habló de la existencia en la ciudad de la estrategia antirrumores, "contra los prejuicios, los discursos racistas e inhumanos que tratan de enfrentar a pobres extranjeros con los de la localidad".

Precisamente el director de Diario de Jerez, Rafael Navas, remarcó que "una gran ciudad no la hace su extensión, sino comportamientos como estos", así como el compromiso de este periódico en "dar visibilidad y voz a esta realidad, puesto que aquello que no se conoce, no se valora".

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