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"Si naciera de nuevo, volvería a ser músico"

  • Entrevista de Marco A. Velo con el músico y académico Ángel Hortas Rodríguez-Pascual

Músico y académico Ángel Hortas Rodríguez-Pascual

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Alejo Carpentier aseguraba que la prosa de un novelista debía sostener su propia musicalidad. Francisco Umbral afirmaba que la columna -el columnismo- era el minueto del periodismo. Los escritores de la Generación Beat creían a pies juntillas en la sinfonía de una voz interior que les dictaba rítmicamente todo cuanto escribían. ¿Usted cree que existe tal correlación entre la calidad de la escritura y el oído musical de quien escribe?

Pues depende a qué llamemos “oído musical”. La música es ritmo, es armonía y proporción, es sentimiento y expresión. Indudablemente tener aptitudes de esta dimensión pueden favorecer y ayudar a una mayor calidad y fluidez en la creación artística.

¿En tiempos de confinamiento debemos venirnos con la música a esta parte: es decir: usted aconseja las horas de encierro para escuchar música? ¿Por qué?

La vida de hoy día está aprisionada y agobiada por la prisa y el estrés. Falta tiempo para todo. ¡A cuánta gente le he escuchado decir “me gustaría estudiar algún instrumento, pero no tengo tiempo” o también “me gustaría escuchar más música, pero el horario de trabajo y la vida actual no me lo permite”! Ahora tenemos el terrible problema de la pandemia. Esta sufriendo y muriendo mucha gente. Lo mejor que podemos hacer en esta situación es salir lo menos posible y estar en casa. ¿Alguien puede dudar que no sea el mejor momento de escuchar y conocer buena música y con ello enriquecer la cultura personal y alimentar el espíritu? Es una excelente ocasión. Puedo asegurar que más de uno descubriría que es la mejor terapia para muchos problemas o, al menos, para aliviarlos.

¿Falta música o sobran fieras en nuestra sociedad de hoy?

Es algo de lo que se ha hablado en muy diversos círculos. Si la humanidad escuchara más música, habría menos guerras y menos maldad. De sobra es conocida la frase “la música amansa a las fieras”.

¿Cómo nace en usted la vocación musical?

Cuando yo era niño, mi padre ponía muchísima música en casa. El oído indudablemente se educa. Yo siempre he sido muy polifacético y me gustan e interesan muchas cosas, pero puedo decir a la edad que tengo y a la altura de mi vida que, si naciera de nuevo, volvería a ser músico. Desde niño tuve una predisposición natural hacia este arte. Aún así, cuando era pequeño, nunca me hubiera imaginado dedicarme a ello, pero cuando descubrí profundamente a ciertos compositores, muy especialmente a Bach, quedé completamente “abducido” si se me permite esta expresión, y supe con absoluta claridad que era mi verdadero camino.

¿Por qué cualquier Ave María en su voz suena a Gloria Bendita?

(Risas) ¡Muchas gracias por ese halago! Cuando canto un Ave María, para mí no es solo una pieza musical más. Es la oración por excelencia a nuestra Madre y ello es lo que siento y a quien la dirijo. Si logro que los demás sientan lo mismo y recen con ello, ¡qué más puedo pedir!

¿Qué desea añadir?

Reiterando lo que dije antes, hace falta más y más música en el mundo. Hay que aprovechar todos los huecos que tengamos y conocer y escuchar las maravillas que nos han regalado tantos y tantos genios. Dentro de poco empezará la Cuaresma. Puede ser un magnífico momento, por ejemplo, para conocer la Pasión según San Mateo de Bach si no está entre las filas habituales de nuestra discografía. Quizá no cambiemos el mundo por eso, pero al menos cambiaremos nuestro “propio mundo” y nos llenaremos de gozo y los problemas que nos rodean serán más livianos y llevaderos. Prueben y verán.