Navidad

Saturados de zambombas

  • Tras el lleno total del puente festivo de la Inmaculada, Jerez disfruta del penúltimo sábado prenavideño con buen ambiente y menos aglomeraciones por la menor afluencia de visitantes

Actuación de 'Así canta Jerez por Navidad' en la Zambomba BIC celebrada La Atalaya.

Actuación de 'Así canta Jerez por Navidad' en la Zambomba BIC celebrada La Atalaya. / Miguel Ángel González

'Chin chin Catalina, chin chin Concepción...'; 'A la hojita verde del limonero limón en flor...'. Todavía resuenan en la cabeza los villancicos de la noche anterior. Está claro que ni los acordes ni las letras son obra del Premio Nobel de Literatura Bob Dylan, bastante más rebuscado aunque también llega a ser cansino.

Basta pasar por dos o tres zambombas para saberse al dedillo los estribillos de los populares cánticos navideños que en Jerez se elevan a la categoría de arte –ejem, ejem–. Cuesta entender que con un repertorio más amplio que el de Raphael, los mismos villancicos se repitan hasta la saciedad, hasta el punto de que los visitantes llegados de los puntos más insospechados vuelven a sus casas convertidos en auténticos expertos en la materia después de pasar por un par de zambombas, aunque en muchos casos los espectáculos temáticos a los que han asistido poco tengan que ver con esta manifestación popular reconocida en Jerez y Arcos como Bien de Interés Cultural (BIC).

Es sábado a mediodía en las inmediaciones de Santiago. Un corro de entre 15 y 20 personas se arranca por villancicos al compás de una guitarra, panderetas y palmas. Un grupo de guiris que pasa por el lugar se acerca a curiosear y el cotarro, al olor de los cuartos, vira con una facilidad pasmosa del cancionero tradicional a la bulería pura y dura, baile incluido de dos chavales con gran desparpajo y salero.

Los villancicos, por muy aflamencados que sean, dan para lo que dan, y rara es la zambomba moderna que no acaba con el cante festero de la tierra por excelencia, que para eso está considerado patrimonio inmaterial de la humanidad, que está varios escalones por encima que el bien de interés cultural, aunque esto último también sirvió de excusa para montar una zambomba conmemorativa de la declaración BIC, como la celebrada ayer en los museos de La Atalaya en el quinto aniversario de la efeméride.

Los artistas se hicieron de rogar, quizás porque el público tardó en llenar el patio del espacio museístico en el que estaba previsto que las actuaciones comenzaran a las dos de la tarde, sin que media hora después hubiese sonado aún ni un villancico en directo. Pero la espera mereció la pena, y con la Atalaya a reventar, la fiesta dividida en tres espectáculos –‘Los patios homenaje a Parrilla de Jerez’, ‘Así canta Jerez en navidad’ y ‘Navidad en Jerez’– se prolongó hasta primeras horas de la noche.

Tras la vorágine del puente de la Inmaculada, hoy la circulación peatonal por las calles del centro fue bastante más fluida, al menos hasta bien entrada la tarde, que discurrió sin aglomeraciones, codazos ni carteles en los establecimientos hosteleros de servicios averiados, aunque coger mesa sin reserva previa sea otra historia.

Para este sábado había anunciadas una treintena de zambombas -el domingo también hay donde elegir-, y también llegaron algunos autobuses foráneos, pero nada que ver con el fin de semana del puente festivo. El público local, aunque algo saturado ya de tanta zambomba o del gentío que arrastran, respondió con creces, y conforme avanzaba la tarde, en algunas de las convocatorias con más gancho, como las de las peñas Antonio Chacón y Buena Gente, la hermandad del Desconsuelo en la plaza San Mateo, la Lanzada en la Asunción o el Bar Juanito volvían a repetirse escenas de aglomeraciones como si no hubiera un mañana.

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