VIENDO en televisión las consecuencias del terremoto en Chile, el domingo, pusieron imágenes de las playas de Hawai en las que salían algunos surfistas, tabla bajo el brazo, esperando la llegada de las olas de más de diez metros –hay que estar muy picao o, simplemente, tocao del ala– que se esperaban por el ‘tsunami’ derivado del seísmo con epicentro en el Pacífico. Pensándolo bien, igual a muchos nos vendría bien un cursillo acelerado de surf, windsurf, kitesurf o cualquier modalidad náutica, porque con tanto terremoto, tsunami, riada, ciclogénesis explosiva –tormenta perfecta– y demás fenómenos meteorológicos que queden por venir me da que el que no sepa navegar lo va a tener muy crudo. El tiempo se ha vuelto loco y ojo con echar maldiciones del tipo ‘que te parta un rayo’. Tengo un amigo que vive en Florida que cuenta que por aquellos lares ha ocurrido alguna vez. Aquí, el domingo, cayó un rayo en una azotea y provocó un incendio que obligó a desalojar un bloque de viviendas.