"Nuestro partido puede representar a cualquier jerezano que lo desee"
Este veterano vecino del barrio de Santiago que pretende concurrir a las próximas elecciones municipales de 2011 abandonó el PSOE "porque no tenían un proyecto claro y esperanzador"
Luis de Rebeco es gitano, es de Jerez y está trabajando en la creación de un partido político de gitanos de carácter local con el que concurrir a las próximas elecciones municipales de 2011, aunque ahora mismo ese partido es todavía una gestora. Según explica de Rebeco, "la idea surge de un grupo de gitanos para tener más fuerza en los medios de comunicación y que sea el primer partido político de este tipo que salga en España". Lo que sí quiere dejar claro es que "no hay ningún tipo de discriminación social, puesto que la integración del pueblo gitano en Jerez data de hace muchos años, es decir, que nuestro partido puede representar a cualquiera. Es un partido democrático para todos los que quieran participar por el futuro de Jerez y vamos a favorecer a los colectivos más desfavorecidos".
De Rebeco recuerda que "Jerez, a la que se llama la ciudad del vino, es también la ciudad de los gitanos, porque Jerez se ha agitanado de tal manera que cualquier jerezano tiene un cuarterón o una rama de gitano y entre los gitanos también tenemos cuarterones de no gitanos. Con los matrimonios mixtos hemos alcanzado esa integración social que tenemos en Jerez. Por eso esta es la única ciudad donde todo el mundo sabe tocar las palmas por bulerías".
Una de sus principales propuestas es "la recuperación y rehabilitación de las casas de vecinos y la vuelta de los niños al centro" y protesta "contra la política rosa y de venta de humo de Pilar Sánchez, que dice que se está rehabilitando el barrio de Santiago cuando es mentira. Lo mismo ocurre con el de San Miguel y sin embargo aprovecha de forma oportunista actos como la inauguración del monumento a La Paquera, un acto al que le debería dado una mayor difusión y al que le faltó una buena zambomba".
Para de Rebeco, "en Jerez hace falta que los políticos bajen a oir al pueblo. No se puede estar sólo en los despachos y una noticia muy preocupante que nos llega por ejemplo es la de venta de drogas en la barriada de La Milagrosa, denunciado por los vecinos, a lo que hay que sumar la dejadez en la limpieza y el arreglo de esa zona".
En cuanto a su historia personal, Rebeco cuenta que "mi tatarabuelo era africano, eran caldereros e hicieron los asentamientos en Jerez, en el barrio de Santiago, en la calle Taxdirt 23, donde nacieron mi abuelo paterno y toda la familia de los 'Rincones', una familia muy grande porque eran varones todos. Mi abuelo paterno, al que le llamaban 'Tío Luis Rincones', era manijero (el que va detrás de la cuadrilla revisando la faena)y capataz de la viña La Soledad. Toda mi familia fueron viticultores. Mi padre fue manijero del cortijo Santo Domingo, llegó a ser capataz e hizo la plantación de la viña. Al mismo tiempo se hizo cargo del propio cortijo haciendo las labores agrarias donde trabajaban hombres gitanos y no gitanos porque, como decía Tía Ana la Rejiles, no me gusta decir gachó para que nadie se sienta discriminado".
También recuerda cómo en los años 60 "se montó un economato para que todas aquellas familias pudieran comprar al costo para todo el mes los alimentos, las botas coreanas y los zapatos Gorila que en aquella época sólo los llevaban los niños pudientes. El propietario del cortijo era el Conde de los Andes y el arrendatario Urbano Herero, pero el promotor del economato fue mi padre, para que su gente no pasara necesidades".
En aquella época el personal vivía en salones del propio cortijo, en lo que se llamaba 'la gañanía' y un invierno en el que hubo tres meses seguidos de lluvia, de Rebeco cuenta que "Urbano Herrero veía que del economato se sacaba mucha comida y zapatos que no se sabía cómo se iban a pagar, pero mi padre le dijo: No se preocupe, que usted tiene mil aranzadas de remolacha y quinientas de algodón que tenemos que arreglar. Cuando salga el sol ya se realizarán todas las labores pendientes y empezaremos a pagar todo lo que le debemos al economato, pero a mi gente que no le falte comida ni calzado para poder trabajar".
Cuando Luis de Rebeco tenía 13 ó 14 años su padre lo mandó de manijero a la finca Carrajola pero tiempo después también llegó a ser capataz de cuadrilla en el cortijo de Santo Domingo. "En el 75 -cuenta- cuando se hace la plantación de viñas, algunos compañeros me dijeron que por qué no me apuntaba al sindicato para reivindicar los convenios que estaban muy mal planteados, así que decido apuntarme a UGT porque era menos revolucionario en aquella época. Negocio convenios de agricultura y viticultura como portavoz de las dos partes, de la empresa y el personal, porque como yo era capataz de cuadrilla..."
En el 79 era simpatizante del PSOE "pero me dijeron que por qué no me afiliaba. Lo hice y en 1998 me salí "porque veía que el partido no tenía un proyecto claro ni esperanzador y porque no puedo poner mis proyectos en práctica, ya que no me dan opción".
Estuvo trabajando en el Servicio de Protección de los Vegetales de la Consejería de Agricultura como ayudante de técnico . "Mi contrato -explica- era laboral. No entré por ninguna recomendación de ningún socialista, pero fui despedido y no sé si fue por ser el único gitano que trabajaba allí".
A partir de ahí se hace autónomo. Primero se asocia con un veterinario y lleva a renta varias fincas, "pero tuve que desistir de ser agricultor por la crisis tan fuerte, la sequía y porque los bancos cerraron el grifo. Luego saqué un vino tinto con la marca Rebeco, pero tampoco me fue bien y ahora soy comercial de pisos y productos fito-sanitarios, sin ningún salario fijo. Paso tanta fatiga como el que está parado o más".
En una ocasión incluso intentó ser torero y llegó a torear tres o cuatro novilladas como Luis de Rebeco y ahora, con este nuevo proyecto político, dice que "me siento con tanta ilusión y ganas como si volviera a mi época de novillero".
Reconoce que en una ocasión probó la discriminación en su propia carne "cuando a los 16 años tenía una novia no gitana que trabajaba en la pastelería de La Victoria. Su padre no me quería porque yo soy gitano y un día quise ir a hablar con él para explicarle quienes somos los gitanos pero no quiso y tuvimos que dejar de vernos.
Ahora está casado con una mujer que tampoco es gitana y tiene dos hijos, diseñador de moda el mayor y estudiante de música el pequeño.
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