Aquí nunca ha pisado una mujer

Jerez en el recuerdo

La reina de España la única mujer que tiene el privilegio de poder acceder al interior de los monasterios cartujanos.

Aquí nunca ha pisado una mujer
Aquí nunca ha pisado una mujer
Antonio Mariscal Trujillo

18 de julio 2016 - 01:00

SABIDO es que la vida contemplativa y de oración que rige en los monasterios cartujanos es incompatible con las visitas, el ruido, el turismo, el bullicio o cualquiera otra circunstancia que pueda alterar la paz y el silencio en el que viven inmersos sus monjes. No obstante, en ocasiones, por uno u otro motivo suelen recibir excepcionalmente algunas visitas, como investigadores, historiadores, bienhechores o amigos de la comunidad. Pero la denominada Clausura Papal que rige en la Orden de San Bruno, prohíbe taxativamente el acceso a la Cartuja a personas del sexo femenino. Se cuenta, sin que sepamos si hay algo de cierto, que es exclusivamente la reina de España la única mujer que tiene el privilegio de poder acceder al interior de los monasterios cartujanos establecidos en el territorio nacional.

Este presunto privilegio real, que no es tal, ya que a lo largo de los siglos cualquier rey o reina de España, por el hecho de serlo, siempre tuvieron libre acceso a cualquier lugar de sus dominios. Pero ello ha hecho correr siempre una popular historia, sin base cierta. Cuenta la tradición, sin que se sepa dónde ni cuándo, que su origen emana del insistente deseo de una reina de España por visitar el interior de una cartuja. Ante ello, cierto Prior se vio obligado a acceder a tal demanda ante la imposibilidad de negarse ante tal alta dama. En vista de tal disyuntiva, el mismo ordenó a uno de los legos que fuese detrás de la soberana y marcara con tiza cada losa que ella pisaba, y así se hizo. Al día siguiente fueron sustituidas todas las que habían sido marcadas por otras nuevas. Una vez concluida la operación el superior exclamó: "En este monasterio nunca ha pisado una mujer".

Parece ser que esta historia no tiene la menor verosimilitud, y no deja de ser una de tantas leyendas que la tradición ha ido transmitiendo de padres a hijos a modo de cuento. Nunca se ha podido saber de qué reina y de cuál de las cartujas españolas se trataba, sin embargo, el visitador honorario de la Cartuja de Jerez, Pedro Gutiérrez Quijano, en su libro "La Cartuja de Jerez" publicado en 1924, atribuye sin base alguna que el hecho sucedió en nuestra Cartuja. Por este motivo opinamos que sería interesante detenernos, aunque sea brevemente, en las diferentes visitas reales a Jerez de las que tenemos noticia en los tres últimos siglos. Veamos:

La primera de las referencias de una visita regia a la Cartuja nos la ofrece el historiador Bartolomé Gutiérrez, quien nos habla de la que efectuara a la misma en el año 1729 el joven príncipe heredero don Fernando, hijo de Felipe V, el cual reinaría con el nombre de Fernando VI. Contaba 16 años de edad y no existe ninguna referencia de que esta visita fuese realizada en compañía de la reina madre.

En las postrimerías del siglo de las luces, concretamente en marzo de 1796, visitan Jerez en rey Carlos IV, la Reina, las Infantas, el Príncipe de Asturias y el favorito de la corte Godoy. Si bien es cierto y así está documentado, que el monarca visitó la Cartuja el día 6 del antes citado mes de marzo, pero no hemos encontrado absolutamente ninguna noticia que evidencie que lo hizo acompañado de su esposa. Pudo ser, pero no hay nada que lo atestigüe

En 1810, tras asentar sus "reales" en el jerezano palacio de los Álamos en calle Francos, el intruso rey José Bonaparte acompañado de varios de sus generales visitó la Cartuja. Está muy claro que este señor vino aquí con sus tropas y no con su esposa.

Otra visita real tendría nuestro monasterio. Fue en octubre de 1823, durante su estancia en Jerez en tránsito desde Cádiz, donde había permanecido retenido por las Cortes, Fernando VII. Si bien en esta ocasión, su tercera esposa María Josefa Amalia de Sajonia, pudo haber sido casi con toda seguridad la reina a la que alude la mentada leyenda, pero tampoco en esta ocasión encontramos ninguna referencia o crónica que atestigüe la visita de los monarcas a la Cartuja, ya que el único monasterio al que hace referencia la historia que fue visitado por los monarcas durante su estancia en Jerez fue el de Santo Domingo. Pero es más, el 2 de octubre de 1823, fecha de la visita de Fernando VII a Jerez, aún no habían regresado los monjes a La Cartuja tras su segunda exclaustración llevada a cabo durante el Trienio Liberal, por lo que difícilmente algún fraile pudo marcar las lozas.

El erudito del siglo XIX Luis de Grandallana, en su obra Monumentos de Jerez atribuye este hecho, confesando muy ciertamente que pudo ser cuento, a la reina María Cristina de Borbón, cuarta esposa de Fernando VII y madre de Isabel II. Hemos de añadir, que no hay ninguna constancia de su visita a Jerez como reina regente; pero si acaso la hizo más tarde en calidad de reina madre durante la minoría de edad de su hija Isabel II, entonces ya se habría ejecutado el decreto de Desamortización de Mendizábal y la consiguiente exclaustración, por lo que al estar vacía, tampoco habría en la Cartuja ningún lego que marcara las losas que pisaba.

Para terminar, veamos cuál fue la última reina que puso sus pies en la Cartuja de Jerez., fue el 23 de abril de 1925. Resulta que acabada la ceremonia de la coronación Canónica de la Virgen del Carmen en el Parque González Hontoria y, accediendo a la petición del visitador de la Cartuja, Pedro Gutiérrez Quijano, el rey don Alfonso XIII accedió a conocer dicho monasterio a la sazón deshabitado, mientras su esposa desarrollaba otras actividades en establecimientos benéficos.

Ocurrió que a eso de las seis de la tarde S.M. la Reina mostró su deseo de conocer también la Cartuja de Jerez, posiblemente por las referencias que de dicho monumento le había dado su esposo. De manera que sin aviso previo aparecieron a las puertas del monasterio varios lujosos coches, de uno de ellos bajó la reina Victoria Eugenia. El guarda que no se podía esperar aquello, quedó estupefacto y casi paralizado al comprobar quien era aquella hermosa dama que bajaba del automóvil y se adentraba en la iglesia para recorrer el monumento. Al día siguiente dicho guarda, con su natural y espontánea forma de expresión comentaba a un periodista de El Guadalete: "Ante su vista me quedé inmóvil y sin sentío, porque pa mi aquella señora no podía ser una reina natura, sino la Virgen de la Defensión que vorvía a su casa. Pueden ustedes creé que si me sangran en aquel momento no me sacan ni una gota de sangre.

Fue esta otra visita de una reina al monasterio de La Cartuja en la que no había un solo monje, ya que éstos no volverían a Jerez hasta 1948. Hasta aquí lo que podemos apuntar sobre este hecho. No sabemos si algún día se podrán hallar otros datos que atestigüen y avalen la veracidad de esta singular hasta ahora leyenda.

Por último diremos que a finales de los años noventa del pasado siglo XX se rompió por primera vez en la historia la clausura papal que impedía le entrada de una mujer al monasterio cartujano. Fue con motivo de la visita de la consejera de Cultura de la Junta de Andalucía Carmen Calvo, quien decidió girar una visita al interior de la Cartuja jerezana con motivo de unas obras de rehabilitación que se estaban llevando a cabo financiadas por la propia Junta. Según cuentan algunos testigos, la consejera joven y guapa, vestía una falda que subía algo por encima de las rodillas y la inspección la debía hacerla también desde zonas elevadas. Ello suponía que si algún monje se le ocurría levantar la vista…, ya sabemos. Al hacerle dicha observación el padre Prior, ella con toda sencillez solicitó unos pantalones, siéndole facilitado el de uno de los trabajadores, y con dicha indumentaria realizó su visita. Hoy, paradójicamente, son mujeres, las Hermanas de Belén, las que habitan y rigen dicho cenobio.

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