Las trabajadoras de Limasa, concesionaria de limpieza en colegios públicos y dependencias municipales, reanudaron ayer el servicio tras tres días de huelga. La vuelta al trabajo, para muchos ya desde el pasado sábado, se 'aprobó' después del compromiso del gobierno local de abonar la nómina de septiembre que les adeuda en los próximos días. De hecho, la presidenta de la sección de dependencias, Inmaculada Rincón, declaró ayer que "nos han informado al mediodía que la transferencia a la plantilla está hecha, así que supongo que cobraremos mañana -por hoy-". El comité recalcó que antes de este compromiso "estábamos muy desanimadas, muy mal, porque a la desesperación de no cobrar se unía el cansancio por haber pasado tres noches a las puertas de la empresa", señaló Rincón.

Tras la confirmación por parte de la empresa de cobrar en las próximas horas, la plantilla -en su mayoría mujeres- respiró algo más aliviada, aunque "es un sueldo que ya está 'comprometido'. Ahora muchas deben devolver la ayuda que han recibido estas semanas", apuntó la representante del comité. Aún así, los ánimos están más calmados y por unos días "descansaremos tranquilas". Eso sí, mañana vuelve el conflicto al tener que cobrar el mes de octubre, un pago que parece que está cubierto. "Desde el Ayuntamiento nos dijeron que el dinero que habían conseguido para nosotras cubría también el próximo mes. Esperamos que sea así, porque si no es así volveremos a pelear", adelantó la presidenta de la sección de dependencias.

Hay que recordar que la actividad se suspendió a mediados de la pasada semana después de que una parte de la plantilla se encerrara en la sede de la concesionaria municipal y permaneciera día y noche a la puerta para exigir el cobro de sus nóminas. La media de salarios de la plantilla es de 800 euros, lo que ha provocado que el comité de empresa haya criticado la "asfixia económica" que sufren ante la demora en el cobro de sus nóminas.

Paralelamente, la plantilla decidió suspender las labores de limpieza en los 47 colegios públicos en señal de protesta, viéndose afectados por esta incidencia cerca de 15.000 alumnos. Ante la falta de actividad de la plantilla, muchos centros escolares trasladaron la situación límite de los colegios a la delegación provincial de Educación, e incluso se habló de suspender las clases hasta que no volviera la normalidad en la limpieza de los centros educativos.