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Economía

Lo que queda de la vendimia

  • La superficie de viñedo con destino a los vinos de Jerez se reduce un 15% y baja ya de 7.000 hectáreas · La reducción de viñas y las sanciones de Competencia descafeínan el debate de las normas de campaña

Las organizaciones sectoriales del Marco de Jerez buscan en estos días un acuerdo sobre las normas de campaña, las reglas de juego de la próxima vendimia que el Consejo Regulador quiere dejar zanjadas antes del verano, posiblemente en el pleno de finales de este mes.

Lo que en otras campañas fue un encendido debate entre productores y bodegas por los intereses contrapuestos sobre los límites de calificación y rendimientos de la uva y el mosto, este año se ha visto diluido tanto por el temor a nuevas represalias de la Comisión Nacional de la Competencia (CNC) -que ya ha impuesto dos severas sanciones al sector y tiene pendiente de resolución una tercera-, como por la sensible bajada de la superficie de viñedo del Marco.

En el primero de los casos, el Consejo Regulador ha elevado una consulta a Competencia, de la que aún no ha recibido respuesta, para cubrirse las espaldas antes de tocar la calificación y el rendimiento máximos estipulados por reglamento -11.428 kilos por hectárea y 70% en el prensado-, modificación que siempre sería a la baja y en aras de criterios de calidad. En todo caso, la decisión requeriría un consenso difícilmente alcanzable por la oposición de las bodegas, defensoras de los máximos establecidos para surtirse en la medida de lo posible de su viñedo propio y comprar lo mínimo.

El segundo de los casos es mucho más llamativo, ya que la reducción paulatina de la superficie de viñedo en los últimos años reduce las previsiones de cosecha a mínimos, reflejo de la decadencia del sector, pero que facilita la salida de la producción, y limita la acumulación de excedentes.

Efectivamente, la superficie de viñedo para la próxima vendimia se estima en menos de 7.000 hectáreas, casi un 15% menos que la campaña pasada, en la que entraron en producción con destino a la elaboración de los vinos amparados por el Consejo 8.200 hectáreas, y un 30% menos que en 2008, el último ejercicio por encima de las 10.000 hectáreas, en las que se ha mantenido el Marco la última década y media.

Varios factores han influido en la reducción de la superficie de los últimos años, unos de corte político en los que los viticultores han encontrado una salida o una alternativa digna, otros de corte económico, en los que los productores decidieron abandonar por su situación desesperada antes de acumular más pérdidas.

Entre los primeros, el programa de abandono voluntario financiado por Bruselas cierra la última campaña de su aplicación con el arranque de 500 hectáreas, a las que se unen otras 350 hectáreas que se 'desenganchan' de la Denominación de Origen para unirse al ensayo de los productos complementarios -mostos concentrados- impulsado por el Plan de Viabilidad del Vino de Jerez de la Junta de Andalucía. El ensayo, que aborda el segundo de sus cuatro años de vigencia, alcanza las 650 hectáreas gracias a la incorporación esta campaña de viñedo propiedad de bodegas.

Mientras los viticultores acogidos a estos dos programas han encontrado una vía de escape a la crítica situación del sector, otros muchos se han visto obligados a dejar la actividad sin recibir nada a cambio por la falta de rentabilidad. Arranques desesperados y abandonos por escasez de medios suman otro medio millar de hectáreas.

Aún hay otro grupo de difícil catalogación y superficie desconocida, el del viñedo en estado de semiabandono, en el que no se han realizado labores propias de la viña -castra, poda...- sobre el que el Consejo deberá dictaminar en las semanas previas a la vendimia si descalifica o no sus producciones.

En este contexto discurre el descafeinado debate sobre las normas de campaña, en el que se está a la espera de la presentación de un informe detallado del presidente del Consejo sobre superficie de viñedo, rendimientos y estimaciones de cosecha.

El resto de las normas no presenta variación, salvo la incorporación a las mismas de un nuevo concepto, vinculado a la calidad y que se aplica en los tintos de la Tierra de Cádiz, para limitar el ácido glucónico de la uva y evitar así la entrada de materia prima con pudrición.

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