Hay muchas maneras de preparar las torrijas dependiendo de factores culturales o geográficos. En ocasiones hemos hablado del estilo de Jerez, que en su mayoría tienen la característica especial de llevar entre sus ingredientes vino de Jerez y miel.
En esta ocasión vamos a conocer la receta de una zona de España donde tienen mucha tradición como es la Comunidad de Madrid. Son muy jugosas y resultan menos dulces que otras. En cualquier caso, todas están igual de ricas y ya depende del paladar y el gusto de cada cual.
La que sigue es la receta de torrijas "madrileñas" típicas de la localidad de Rozas de Puerto Real.
Ingredientes:
Una barra de pan
Dos huevos
Un litro de leche
Un litro y medio de aceite
Azúcar (seis para la leche) y 200 gramos para el rebozado
Canela en rama
Preparación
Es preferible que el pan sea de barra, con la corteza no muy gruesa, y conviene dejarlo en reposo un par de días para que se ponga duro.

Cortamos el pan de barra reposado en rodajas de 1,5 a 2 centímetros de grosor.
Cortamos el pan en rodajas de 1,5 a 2 centímetros. Es importante que tengan grosos para que no se partan durante la elaboración.
En un cazo preparamos la leche donde vamos a empanar las rebanadas de pan. Al litro de leche le añadimos seis cucharadas de azúcar y un trozo de canela en ramas. Calentamos y dejamos que se enfríe un poco la leche para que al empapar las rebanadas no se rompan.

Empapamos las rebanadas en la leche con azúcar y canela en rama, que no esté demasiado caliente.
Una vez empapadas en la leche las rebanadas de pan, por ambos lados, pasamos a rebozarlas en dos o tres huevos batidos.

Rebozamos en huevo las rebanadas previamente empapadas en leche.
En una sartén con fondo echamos el litro de aceite de oliva y freímos en él el pico de pan que sobra de la barra y así se apaga un poco el sabor del aceite. Se saca ese trozo de pan una vez frito y se desecha.

Freímos las rodajas por las dos caras en aceite sin humear hasta que estén doradas.
El aceite para freír las torrijas debe estar caliente pero sin humear. Más o menos a potencia 8 de una vitrocerámica convencional. Cuando las rodajas estén doradas por una cara, se les da la vuelta. Una vez doradas por las dos caras, se sacan a una fuente con azúcar y con la ayuda de un tenedor o una pala se voltean rápido para que no cojan demasiado azúcar. Y ya están listas. No es necesario añadirles canela.

El paso final, una vez retiradas de la sartén, es pasarlas por azúcar.
Un último consejo o truco: una solución para no romper el pan cuando veamos que no tiene demasiada consistencia es pasarlo antes por un poco por harina.
(Agradecimientos a Milagros Saugar Montero y Axenia Cazacu)
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