La soledad del toro
La 'tortuosa vida' del único icono de Osborne que queda en Cataluña · Vecinos de un pueblo lo pusieron en pie en 2008
La enorme silueta del único toro de Osborne que, sitiado y en absoluta soledad, queda en Cataluña ha recibido la enésima estocada. Al toro de el Bruc le serraron las patas y volvió a caer de bruces sobre la hierba. Fue el pasado 24 de febrero y aunque los Mossos d'Esquadra no han logrado identificar a los vándalos, todo apunta que ha sido obra de grupos independentistas que a, diferencia de otras ocasiones, no han dejado una pintada reinvidicando el ataque.
No es la primera vez que el pobre toro 'sitiado' en la montaña de Monserrat ha sufrido la acción de los radicales. En 2002 y 2003, el toro volvió a besar la hierba. Después de algunos años, fue recolocado en el verano de 2007 y, una semana después, vuelto a abatir. "Después de tres horas de buen y duro trabajo, a las seis de la mañana, el toro de Osborne de El Bruc ha caído vergonzosamente como un gigante con pies de barro. Ha caído, y después, ha sido pisado, ultrajado y humillado por los compatriotas que lo han vencido mientras por el horizonte salía un sol de justicia". Este fue el mensaje que, días después, un grupo de vándalos autodenominados la Hermandad Catalana La Bandera Negra lanzaba tras el derribo de las cuatro toneladas y los catorce metros de altura del 'esqueleto' del toro que diseñó hace cincuenta años manolo Prieto. La hermandad está dispuesta a evitar que se levanten más estampas del toro bravo en territorio catalán: "Cada vez que un símbolo español sea alzado, será abatido sin contemplaciones por los patriotas catalanes como muestra de nuestra voluntad irreductible de defender a ultranza nuestros derechos nacionales".
El tiempo pasó en El Bruc, una localidad situada a 50 kilómetros de Barcelona. A 15 kilómetros de El Bruc está el pueblo de Masquefa, con cerca de diez mil almas, situado en el límite de las comarcas de Ainoa, Penedés Alto y Bajo Llobregat, en la falda de la emblemática montaña de Monserrat. Aquí, en un pequeño bar, se gestó en mayo de 2008 la curiosa historia: Poner en pie el toro ultrajado.
La idea partió del cerrajero de Masquefa, Guillermo Acosta, 47 años, un chiclanero que, con sólo ocho, emigró junto a sus padres a Cataluña buscando una vida mejor, aunque se confiese siempre más catalán que andaluz: "Yo no llegué a Cataluña, sino que Cataluña llegó a mí". Guillermo, en el bar, se encontraba con un grupo de amigos y oyó a Raúl, el tubero, alertar sobre el estado del toro: "Sigue tumbado comiendo hierba", a lo que otro compañero contestó: "Vamos a levantarlo, porque si come tanta hierba se pondrá como una vaca. ¿A que no hay cojones?" Hubo preparativos y se pusieron en contacto con Osborne para informarles de la idea; no empezaron muy bien, porque en principio recurrieron por despiste al cantante Bertín Osborne. Luego hablaron con la bodega, que no les apoyó económicamente, pero ellos se prometieron que 'resucitarían' el toro "con o sin permiso o ayuda de Osborne". Después recorrieron el tramo de terreno que transcurre junto a la autopista Igualada-Barcelona y se entregaron a la faena. A plena luz del día, Guillermo y su improvisada cuadrilla, armados con sopletes, máquinas de soldar, hormigón y dos enormes grúas, una de ellas alquilada a escote, se afanaron en lo que los hermanos Tejada han hecho toda la vida. Se pusieron manos a la obra y cuando lograron dejar erguida la figura, celebraron una fiesta campestre a los pies del toro. Apoquinaron 4.000 euros. Era el 17 de mayo de hace un año.
Guillermo y sus amigos pusieron en pie el toro pero, sin saberlo, pusieron a toda una región en pie de guerra. La noticia sobre la 'reconstrucción' del toro llegó a los periódicos y los Acosta fueron acusados de "españolistas profundos". Blanca, la hija de Guillermo, lo niega: "En mi casa somos catalanes de toda la vida. El catalán es mi lengua materna; me siento primero catalana y luego española, pero radical ni de un lado ni de otro". El alcalde de Masquefa, de CiU, nada quiere saber del asunto. Ya en su día soltó una frase lapidaria: "Ha caído por su propio peso". Hablé con Guillermo para interesarme por la historia:
- ¿Qué?, quieren morbo, ¿no?,- me contestó.
- ¿Usted tiene miedo?
- Me han amenazado en internet. Pero no tengo miedo; que vengan aquí y les meto unas hostias... Pero no quiero hablar más de ello...
La bodega Osborne aún no ha decidido si reconstruirá la valla de El Bruc. No quiere entrar en polémicas ni enredos políticos. Y recuerdan que su centro de producción de 'Anís El Mono' está en Badalona y, hace dos años, la firma de alimentación y bebidas otorgó su premio 'Todo un veterano' a un catalán, Pau Gasol.
(En la actualidad, hay 91 toros repartidos por la geografía española. Las carreteras de Andalucía son las que poseen el mayor número, 23, y hay solamente uno en Baleares, Canarias, Navarra, País Vasco y Cataluña. Las penas por daños en las vallas son de dos días de 'arresto', como la que se le impuso al pintor cacereño que hizo del toro una vaca suiza. Nada se ha sabido hasta ahora de los autores del derribo del toro de El Bruc) .
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