"Tengo la suerte de ir de nazareno, costalero y capataz "
Semana Santa 2023
Javier Pérez considera que un capataz ha de ser buen cristiano, buena persona, leal y responsable
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Fue alumno del Colegio Salesiano Manuel Lora Tamayo. En la actualidad trabaja como ingeniero naval. Pero Javier Pérez (1979) del barrio de La Plata, es mucho más: nazareno, costalero y capataz en diferentes Hermandades. A diferencia de muchos otros, no le viene de tradición familiar. “Mi familia es casi atea”, bromea. Dice que su círculo de amistad ha contado con él para formar un equipo: “Es cuestión de confianza, fidelidad. Se conoce a mucha gente en este mundo”.
Su inicio cofrade se remonta a su juventud, ligado al paso de Corpus Christi. Casi sin pretenderlo se introdujo en la Hermandad de la Candelaria. Como cualquier joven, comenzó en los grupos, de nazareno pasó a costalero y, al final, pudo sacar de segundo capataz durante cuatro años a la Virgen de la Candelaria. En el año 2000 comenzó su labor como auxiliar de capataz en el paso de la Buena Muerte con José Luis Dormido de la Hera, conocido como ‘Selu’.
Hoy día es segundo capataz en el Cristo del Amor y en La Sentencia y capataz de la Vera Cruz. Sale de nazareno en la Hermandad de la Estrella, de la Borriquita, y en La Mortaja que sale el Sábado Santo este 2023 y también carga en el Resucitado de Sevilla el Domingo de Resurrección.
Para ser capataz han de reunirse diferentes requisitos, según Javier Pérez: “La base es ser buen cristiano, buena persona, tener actitud de liderazgo, responsabilidad para cumplir las funciones, ser una persona leal que mire por los suyos, que sepa coordinar bien, alguien serio porque estamos sacando nuestro patrimonio a la calle”. En la estación de penitencia se responsabiliza de que el fiscal del paso esté tranquilo, se cumplan los tiempos y salga todo técnicamente lo mejor posible.
Los días previos la tarea de capataz es ardua, de mucho ajetreo, organización interna y externa con el resto de hermandades. “Se vive con nerviosismo porque para nosotros es la semana más importante del año. Disfrutamos de La Feria, Los Reyes, pero para quien es cofrade nuestros días son la Semana Santa”. En todas las citas que mantiene con los costaleros de la Vera Cruz realiza una lectura del Evangelio a los suyos sobre la cual reflexionan. Para Javier es importante, ya que luego se meten de lleno en la faena. “Siempre les digo que esos cinco minutos que les robo de ese día tiene como objetivo ser mejores personas”, cuenta.
Su mujer “no lo vive con tanta intensidad”, aunque ella también es hermana de La Cena y de La Mortaja. “Siempre se dice que cuando hay un capataz, un costalero o un nazareno, hay alguien que nos aguanta, nos anima o nos aporta... en mi caso es ella”. ¿Y si fuera al revés? “La vida da muchas vueltas. No me sorprendería y menos de ella porque tiene muchas actitudes. La capacidad física y fuerza psicológica que tiene una mujer no la tiene un hombre”, opina.
Una vez que acaba la Semana Mayor analiza cómo ha marchado todo. También cuando acompaña a los pasos sin que le reconozcan. “Reflexiono con tranquilidad a nivel personal sobre cómo ha ido el año cuando voy de nazareno. A nivel de capataz, tengo mucha responsabilidad, manejo a un equipo, me preocupo de que nadie se lastime y no da tiempo”.
Vivir con toda la intensidad de la que es capaz tiene sentido. “Intento buscarle una razón a esto. Me voy a tirar piedras en mi propio tejado: en una cofradía hay mucha tontería, mucho protagonismo, no me gusta enfocarlo así. Le digo a la gente que hay que ser positivo y buscar la felicidad en servir a la gente, no a nosotros mismos. En una cofradía nos sobra la mitad de las cosas”, afirma crítico.
Su futuro cofrade ni se lo plantea. Carpe Diem. “Tengo la suerte de ir de nazareno, costalero, capataz y segundo capataz. Todos los cupos cubiertos. Nunca he pensado en meterme en una junta de gobierno. No tengo intenciones, creo que las cosas o te llegan o no y, si no llegan, disfruto muchísimo desde fuera”. Tiene claro que él es más de agradecer a Dios por la vida que le ha dado: “Si estoy delante de un paso, llevo a los míos conmigo, si no no estaría ahí”.
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