Tío Manuel Morao: “El aire de Santiago es limpio y honrao”

Manuel Morao.
Manuel Morao.
Paco Lobatón

18 de octubre 2025 - 04:11

Durante la renacida Velá de Santiago, la asociación Unidos por Santiago entregó el primer reconocimiento de la “Cigüeña de Santiago” al guitarrista Manuel Morao Jiménez, figura esencial del toque gitano jerezano y fundador de una dinastía artística que marcó un estilo propio. Es una iniciativa llamada a tener continuidad como homenaje a destacadas personalidades y a vecinos ilustres del barrio. El Maestro Morao recibió el premio con emoción y una reflexión sobre el paso del tiempo y el sentido de su trayectoria. “Yo pienso mucho en la profundidad de las cosas. O se disfruta o se sufre con ellas, pero el fondo es lo importante porque el fondo remueve todo: lo de arriba, lo de en medio y lo de abajo”, explicó. Aseguró que el galardón le remueve recuerdos de su niñez, juventud y madurez. “La vejez no, porque yo no voy a ser viejo nunca”, añadió con firmeza. “Me recuerda todo lo que de mi vida añoro. Contemplándola en su conjunto, la satisfacción es sentir que has hecho las cosas bien, no solo para ti sino también lo que hayas podido hacer por los demás”. El guitarrista se mostró especialmente agradecido por el cariño recibido del barrio que lo vio nacer. “Me he sentido querido por mi Santiago y atraído enormemente con todo lo que conlleva Santiago, que es el sentir de una persona desde que nace, desde que tiene conocimiento. Todo eso lo he recibido de mi gente, de mi pueblo, de mi casa y de mi aire”, afirmó.

Para Morao, ese aire del barrio “es un aire especial, siempre nuevo, limpio y honrao”. En el año en que se conmemoran los 600 años de la llegada del pueblo gitano a España, Morao expresó su satisfacción por el reconocimiento social alcanzado por su comunidad. “Estoy muy contento y muy satisfecho porque a los gitanos nos den el sitio que nos corresponde como personas y como españoles”, señaló. Recordó que “somos gitanos que venimos de la India, pero españoles de nacimiento”, y valoró especialmente el trato “bueno y honrao”. No obstante, reconoció que siente aún “una espinita clavada”. “Perdono ante todo, hasta a mis enemigos si hace falta, pero con el pueblo gitano se han cometido tantas injusticias. Ahora siento un poco de recompensa, pero también pena por lo que nos han hecho sufrir tanto”, añadió. Al referirse al futuro del toque jerezano y de su escuela, el maestro se mostró prudente. “La vida va tomando direcciones distintas sobre la marcha, pero lo que nosotros hemos vivido y tratado de conservar es muy difícil que se repita. Las cosas buenas se repiten pocas veces”, afirmó. “El futuro lo veo un poco acelerao y que menosprecia lo antiguo, como si por el hecho de serlo perdiera valor”, señaló. Aun así, reivindicó la esencia del arte gitano: “Una de las cosas que yo tengo más dentro de mí es el arte gitano, quizá porque soy gitano de pura cepa. Cuando se piensa en algo mucho es porque tiene mérito y se hace merecedor del pensamiento”.

Con sus 96 años, acariciando un siglo de vida, Manuel Morao mantiene intacta su lucidez y su vínculo con el barrio que inspiró su música. Su figura encarna, aún hoy, la identidad de Santiago y la profundidad de un arte que sigue marcando el pulso de Jerez.

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