El tren vapulea al avión en dirección a Madrid

A Madrid se viaja en tren. La llegada a la Bahía en 2009 de la Serie 130 de Alvia, una versión de la Alta Velocidad que redujo el tiempo de trayecto en casi una hora dejándola en cuatro horas y media, ha transformado por completo las costumbres en la comunicación de la provincia con el exterior de la comunidad autónoma. El corredor Cádiz-Madrid es el de mayor volumen de larga distancia y las curvas de los dos principales medios de transporte colectivos se cruzaron hace cinco años y ahora su brecha no para de agrandarse.

En 2007, 800.000 pasajeros realizaron los trayectos entre Cádiz y Madrid. 613.000 de ellos lo hicieron a través del aeropuerto de Jerez y sólo 192.000 optaron por el Altaria, un Talgo algo mejorado que tardaba casi seis horas en llegar a Madrid. El año pasado, 2013, el número de pasajeros fue levemente inferior al de 2007 (799.000), pero 604.646 optaron por el tren y sólo 195.789, en un desplome sin precedentes, lo hicieron en avión.

De este modo, Renfe ha conseguido absorber la mayor parte de un mercado -casi un 70%- en fuerte descenso a causa de la crisis. El millón de pasajeros que se llegó a rozar en 2010 y 2011 entre tren y avión ya experimentó un descenso en 2012, cuando los pasajeros ya bajaron de 900.000. 2013 supuso ahondar en esa tendencia debido al descenso de demanda de vuelos. En concreto, los pasajeros que optaron por el avión descendieron en cerca de 100.000 en el último ejercicio, pasando de 303.000 a 195.000. Sin embargo, Renfe obtenía el mejor resultado de su historia al llenar 604.000 plazas en sus seis frecuencias (tres por sentido) entre lunes y jueves y las ocho frecuencias (cuatro por sentido) los fines de semana. Estos datos pueden estar distorsionados por el hecho de que no todas las plazas ocupadas en un Alvia tienen como destino Madrid, pero, según Renfe, se calcula que algo más de un 86% de los pasajeros que compran billete en este corredor lo hacen para partir de la Bahía (Cádiz, San Fernando, El Puerto y Jerez) o llegar a ella.

A estos datos habría que añadir los 55.700 pasajeros que llegan a Madrid a través de un transbordo, consistente en coger la media distancia y, a continuación, en horarios integrados, subirse a un AVE que sale cada hora de la estación de Santa Justa, lo que da más posibilidades en los horarios.

Ahora Renfe quiere también competir en otros destinos menos comunes. Los servicios al norte (Gijón y Santander) se han comportado con arreglo a las expectativas que existían cuando se pusieron en marcha el pasado mes de junio. Un total de 89.918 viajeros utilizaron estos servicios.

El Cádiz-Gijón, con paradas en León y Oviedo, es el que mejor ha funcionado, con 59.000 clientes, si bien poco más de la mitad de ellos son propiamente pasajeros de la Bahía. El tren que cruza la península y que hermana Cádiz con Asturias tiene una frecuencia diaria. El que sale de Gijón a la siete de la mañana llega a Cádiz diez horas y 45 minutos más tarde y la línea inversa, saliendo a las 13,25, llega a medianoche. En principio, no parece demasiado competitivo si no fuera porque ni hay demasiada demanda ni hay competencia, pero es una muestra de que es posible utilizar el intercambiador de Madrid para, comercialmente, multiplicar los destinos. Así, el de Santander, que también es el de Valladolid o el de Palencia, y que tenía una visión puramente estacional al sólo programarse en verano, tuvo un aceptable índice de correlación con la Bahía, ya que la provincia fue el destino final del 59% de los pasajeros. Como captación de turismo nacional tiene su significado.

En su balance de 2013, Renfe también se muestra satisfecha de cómo han funcionado las líneas de transbordo a través de la combinación de media y larga distancia, que supuso la venta de 89.400 billetes, si bien la gran mayoría corresponden al enlace con Madrid antes comentado. Los destinos principales son Barcelona y Valencia, que vendieron 22.600 billetes. Otros destinos como Murcia, Valladolid, A Coruña o Pontevedra apenas si llegaron a 11.000. Dentro de este servicio integrado también se encuentra el destino de Almería, una auténtica tortura por su lentitud a partir de Granada.

Todos estos datos no hacen olvidar que, aunque la crisis haya ralentizado cualquier plazo, la Alta Velocidad a la provincia no ha llegado, lo que hace que se tarde algo menos de dos horas y media en recorrer la distancia entre Madrid y Sevilla (529 kilómetros) y prácticamente lo mismo en la segunda parte del recorrido, entre Sevilla y Cádiz (124 kilómetros).