El Rebusco

Las vacaciones de Joaquín Turina en Jerez

  • Su legado personal se guarda en la Fundación Juan March

  • Su padre pintó el cuadro ‘La gitana’, logo de bodegas Hidalgo

Vista de Jerez en una foto tomada por Joaquín Turina.

Vista de Jerez en una foto tomada por Joaquín Turina.

Por Jerez han pasado muchos ‘turistas’ ilustres, sobre todo a lo largo del siglo XIX y primera mitad del XX. Casi todos que han dejado recuerdo de su estancia en sus escritos.

Son en esos libros de viajes en los que tratamos de ‘rebuscar’ las opiniones que, de Jerez, la ciudad, sus gentes, o sus vinos, escribieron en ellos, aunque algunos historiadores afirman que Jerez era un destino poco favorecido, fuera del circuito de los destinos con más fama o de fácil acceso.

A mi parecer, no debería ser una condición sine qua non lo de plasmar esas vivencias en textos literarios para poder pertenecer a esa categoría reglamentada.

¿Como calificar a los numerosos fotógrafos, muchos de fama mundial, que retrataron a nuestra ciudad en sus diversos ángulos y enfoques?.

La lista es amplia y quedó relatada en un anterior artículo de esta colaboración semanal en Diario de Jerez, concretamente el publicado el 30 de enero de 2017, 'Jerez vista por el objetivo foráneo'; ahí dábamos algunos nombres: Charles Clifford, Jean Laurent, Marie Hubert Vaffier, John Tarlton, Helmut Newston, Lord Snowdon, Josef Kouldelka, Lucien  Edouard Roisin Bernard, etc.

Antes que ellos, nos viene a la memoria, los grabados y dibujos realizados por el artista inglés David Roberts. Durante su corta estancia recreó diversas escenas del Jerez de 1833.

Retrato del músico y compositor. Retrato del músico y compositor.

Retrato del músico y compositor.

Por ello, llegados a este punto, cabría preguntarse si se puede incluir al compositor Joaquín Turina en esta relación exclusiva de ‘turistas escritores’.

Creemos que sí, y para ello recurriremos al legado que los herederos del reconocido músico y compositor sevillano donaron a la Fundación Juan March. Un fondo documental que consta de un material diverso, sus diarios personales en 36 volúmenes, así como unas 6 fotos realizadas por Turina durante sus vacaciones en Jerez, además de unas 20 postales con vistas de la ciudad.

Por su parte, la investigadora María Olivera Zaldúa hizo un estudio sobre este aspecto con motivo de su tesis doctoral titulada La colección iconográfica del compositor Joaquín Turina: Análisis documental, inventario y catalogación (2010).

Con esta investigación, Olivera, daba a conocer a la comunidad científica la excelente colección iconográfica de Joaquín Turina, compuesta por documentos inéditos recopilados o realizados por el compositor.

Para una mejor comprensión de las relaciones Turina con Jerez remitimos al completo trabajo de Alfredo Morán: Joaquín Turina a través de sus escritos (1997).

Rótulo de calle dedicada a Joaquín Turina en Jerez. Rótulo de calle dedicada a Joaquín Turina en Jerez.

Rótulo de calle dedicada a Joaquín Turina en Jerez.

Tomar las aguas en Jerez

Joaquín Turina Pérez fue un destacado compositor y musicólogo, representante del llamado nacionalismo de la primera mitad del siglo XX junto a Manuel de Falla e Isaac Albéniz, siendo sus Danzas fantásticas una de sus creaciones más importante.

Turina nació en Sevilla en 1882 (fallecería en Madrid en 1949), y era hijo del pintor costumbrista Joaquín Turima Areal, del que hablaremos más adelante.

El periodo que nos interesa en la biografía de Turina es el comprendido entre los años de 1905 a 1908, concretamente los meses de agosto de esos años, ya que los pasaría en Jerez con ocasión de tomar las aguas salutíferas del Balneario de San Telmo, inaugurado unos años antes.

Es también una etapa, la de esos años, en la que ya destacaba como músico y compositor, dándose a conocer en París y codeándose con los grandes del momento, sobre todo con otros músicos españoles.

Postal enviada desde Jerez a su prometida Obdulia Garzón, 1907. Postal enviada desde Jerez a su prometida Obdulia Garzón, 1907.

Postal enviada desde Jerez a su prometida Obdulia Garzón, 1907.

Si revisamos de las notas y comentarios que Turina escribió a Obdulia Garzón González, con la que se casaría el 10 de diciembre de 1908, en una veintena de tarjetas postales, descubrimos a una persona enamorada, en ocasiones algo cursi, pero que entre beso y beso hay referencias a sus amigos locales, como opiniones de la sociedad jerezana del momento: ‘...la vida en Jerez es de los más monótona que existe en el mundo’ (27-8-1907).

Y en otra, unos días antes, al hilo de un cotilleo que circulaba por la ciudad: ‘...respecto de la sociedad jerezana, una de las más cursis y ridículas del universo’.

Turina era aficionado a la fotografía, y realizó una tanda de ellas en Jerez y las poblaciones del entorno: Cádiz, San Fernando, con sus salinas, Chipiona, Sanlúcar. En Jerez toma fotos tan solo del balneario, la Cartuja y de las bodegas de González Byass.

El balneario de San Telmo fue creado por Manuel Críspulo González Soto en 1900, pero en 1904 lo hipotecó, permaneciendo en servicio hasta 1911. Sus aguas fueron declaradas de utilidad pública.

Para saber algo más sobre el balneario existente en la zona sur de Jerez hay que recurrir a los artículos publicados por Juan de la Plata y Antonio Mariscal, pero el más completo es el del farmacéutico jerezano José Manuel Carbajo Espejo, aparecido en el nº 13 de la revista Historia de Jerez, de acceso en internet.

Palacio Riquelme, pintura atribuida a Turina Areal. Palacio Riquelme, pintura atribuida a Turina Areal.

Palacio Riquelme, pintura atribuida a Turina Areal.

Al frente del mismo estuvo el doctor oftalmólogo Aleixandre Aparici, que promocionó las instalaciones entre la sociedad pudiente de aquella época

Desconocemos los motivos por los que Turina pasó estas temporadas en el balneario, de la que la prensa local, El Guadalete, se hace eco el 1 de agosto de 1906: ‘Para tomar las salutíferas aguas de San Telmo llegó ayer a esta el joven maestro compositor D. Joaquín Turina’.

Las vistas de Jerez que Turina escoge para enviar a su querida Obdulia van desde el balcón esquinado de Ponce de León, pasando por la Cartuja (exetrior e interior), la Colegial, la biblioteca pública, Alameda Fortún de Torres, Plaza Alfonso XII, San Dionisio, Depósito de aguas del Tempul, Alameda Las Angustias, o una vista de la campiña sur.

En una de ellas comenta que no le es fácil adquirir postales, ya que escasean; y en otras cuenta sus breves traslados a otras poblaciones cercanas: ‘Es posible que vaya a Cádiz y después me reúna en Sanlúcar con la comitiva de D. Fernando para venir juntos por la noche’ (9 de agosto de1906).

También nos da a conocer a algunos de sus amigos: ‘Ayer, después de almorzar fui a Cádiz, estaré casi todo el tiempo con Eduardo Gómez. Visitamos a la Virgen del Carmen.

Tomé el tren de la vuelta y empalmé en El Puerto con la línea de la Costa que nos dejó en Sanlúcar a las nueve de la noche y donde me reuní con D. Fernando y su comitiva’.

Menciona igualmente a su buen amigo Pepe Colom.

A ambos dedicaría composiciones musicales.

Foto tomada por Turina del incendio de las Bodegas González Byass, 1908. Foto tomada por Turina del incendio de las Bodegas González Byass, 1908.

Foto tomada por Turina del incendio de las Bodegas González Byass, 1908.

Incendio en González Byass

En la tarde del día 22 de agosto de 1908 se produciría un gran incendio en una de las naves de González Byass, conocida como ‘Aguada’. Al parecer se inició con motivo del estallido de unas botas de aguardiente.

El Guadalete dio cuenta de los hechos al día siguiente, dejando en evidencia la falta de material por parte del municipio. Hubo dos trabajadores fallecidos.

Turina remitirá, con fecha del 26, una nueva postal a Obdulia, donde se hace mención al trágico accidente: ‘Eduardo llegó en el express y por la tarde fuimos a González Byass donde vimos las ruinas del fuego, tomé unas fotos de allí. Por la tarde fuimos al Teatro, a la zarzuela Las bribonas, de Viérgol’.

La prensa indicaba que ‘tanto el pabellón como las existencias estaban a aseguradas en una importantísima casa inglesa’.

Bota con con su firma en González Byass, 1906. Bota con con su firma en González Byass, 1906.

Bota con con su firma en González Byass, 1906.

Al parecer era un habitual de esas bodegas, ya que en la actualidad se conserva una bota con su firma y el dibujo de un pentagrama con unas notas de Las Estaciones, con fecha de agosto de 1906.

La gitana de Hidalgo

Como dijimos al principio, el pintor Joaquín Turina Areal era el padre del músico.

Éste había nacido también en en Sevilla, en 1847, y fallecería en la misma ciudad en 1903. Como artista se formó en la Escuela de Bellas Artes de esa ciudad, participando, a partir de 1879, en las Exposiciones de la capital andaluza y también de Cádiz, donde fue galardonado con la Medalla de Oro de ese año. El artista solía pasar los veranos en Sanlúcar donde era habitual de un tabanco regentado por una joven y bella gitana de origen malagueño.

La gitana, pintura de Joaquín Turina Areal, padre del músico. La gitana, pintura de Joaquín Turina Areal, padre del músico.

La gitana, pintura de Joaquín Turina Areal, padre del músico.

Dos versiones de la etiqueta manzanilla La gitana. Dos versiones de la etiqueta manzanilla La gitana.

Dos versiones de la etiqueta manzanilla La gitana.

La manzanilla que se vendía en el establecimiento se conocía popularmente entre los parroquianos como: ‘el vino de la gitana’.

Su rostro sería pintado por Turina en dos versiones, una sobre la superficie de una pandereta. Estas creaciones fueron adquiridas por la bodega, cuyos propietarios la convirtieron en el emblema de la casa al registrarla a principios del siglo XX.

La obra de Turina está muy dispersa por lo que de vez en cuando sale al mercado alguno de sus cuadros, tal es el caso de la titulada Palacio Riquelme, atribuida al artista.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios