No valoramos lo que tenemos

Reflexiones sobre psicología

Aprender produce placer mientras que lo aprendido produce hastío

24 de noviembre 2009 - 01:00

Es cierto que llegado un momento no valoramos lo que tenemos. Quizás sería más exacto decir que no disfrutamos lo que tenemos. Sí que podemos hacer el esfuerzo de reflexionar y ser concientes de que disponemos de unas condiciones de vida muy positivas, en el caso de que sea así.

Podemos repetirnos a nosotros mismos que tenemos bienes suficientes para vivir, que somos afortunados de poder disponer de ellos. Pero es cierto que disfrutar de aquello a lo que estamos habituados es prácticamente imposible. Cuando nos exponemos durante un largo periodo a la misma situación, por muy placentera que sea al principio, el paso del tiempo conseguirá que deje de ser tan placentera.

Las grandes cantidades de dopamina (neurotransmisor cerebral responsable de las intensas sensaciones placenteras y de satisfacción), que se liberan en los primeros momentos, irán disminuyendo gradualmente hasta desaparecer por completo. Esta disminución en los niveles de satisfacción no tiene necesariamente que ser interpretada como una imperfección del ser humano, sino que por el contrario es un indicador de que la situación es ya bien conocida, es un indicador por tanto de que el aprendizaje se ha consolidado y podemos seguir adquiriendo otros conocimientos. Este es uno de los principios que permitió intuir que el aprendizaje libera dopamina y así puede entenderse que aprender sea una de las principales fuentes de estímulo y satisfacción de los seres humanos.

Aprender es, por tanto, placer, mientras que lo aprendido es igual a hastío. Es éste un punto de partida que podríamos adoptar cuando nos proponemos trabajar con las dificultades de aprendizaje. Muchos de los alumnos con dificultades para aprender, tienen igualmente dificultades para experimentar satisfacción con lo que han aprendido. En muchos de ellos obtendremos abundante beneficio estimulando la satisfacción de reconocer determinadas informaciones, de tener habilidad para resolver determinados problemas, de ser capaces de recordar procedimientos y estrategias destinados a objetivos concretos. Será, con toda seguridad, un acierto permitirles regocijarse en lo que han aprendido antes de seguir avanzando y así prolongarlo hasta el aburrimiento, para entonces, siempre en ese momento, planificar y proponer nuevos objetivos y fuentes de satisfacción.

Qué curioso, ya en los años ochenta, una afamada canción sonaba "y es que no hay nada mejor que comprender, la física es un placer". Nada extraño. Como siempre el arte por delante de la ciencia.

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