Los vecinos de El Pelirón exigen que se derrumbe el bloque okupa

Actuación en la céntrica barriada

Aseguran que no estarán tranquilos hasta que lo derriben "porque otras familias pueden venir, como ha pasado otras veces". Aún están sin tapiar los garajes y algunas ventanas

El coche de la Policía Local, ayer frente al edificio en cuestión donde dos de los okupas entran por la puerta del garaje/Miguel Ángel Gonzalez
El coche de la Policía Local, ayer frente al edificio en cuestión donde dos de los okupas entran por la puerta del garaje/Miguel Ángel Gonzalez
J.p. Lobato

09 de agosto 2014 - 01:00

Lo único que ayer indicaba algún tipo de cambio en El Pelirón era la patrulla de la Policía Nacional que hizo guardia desde que Urbanismo comenzara a tapiar el bloque okupa del barrio el pasado jueves. En el descampado no había rastro alguno de técnicos de la delegación municipal ni de ninguna máquina que hiciera presagiar que los trabajos iban a continuar durante el día de ayer, a pesar de que la alcaldesa dejó claro que habían decidido intervenir porque la situación "es insostenible". Frente al inmueble, un grupo de vecinos enfadados comentaba esta "jugada" del Ayuntamiento.

"Lo que están haciendo ahora mismo es una panacea absurda", razonó uno de ellos antes de añadir que "el Ayuntamiento sabe que los vecinos no descansaremos hasta que veamos el bloque completamente derribado. Lo han tapiado más veces y ya ves, los okupas vuelven". Los residentes de la zona denunciaron que "llevamos no siete años, sino muchos más pidiendo a los distintos gobiernos locales que arreglen esta zona, que tiren el bloque y nos den algún tipo de solución. Hasta que eso no pase, la alcaldesa no puede decir que está respondiendo a nuestras denuncias. Tenemos que aguantar todos los días que de ese edificio salgan todos los días ratas y que llenen todo de basura y desperdicios, ¡vamos, mira!", se interrumpía el vecino para señalar a uno de los okupas, que en ese momento salió de unos de los garajes para hacer sus necesidades en medio del descampado. "Y eso no es nada", recalcó otro de los residentes.

Entre los vecinos, además de la indignación se palpaba el miedo a las represalias, por eso ninguno quería dar su nombre. "Una vez salí quejándome de esta situación en la televisión y al día siguiente tenía mi coche destrozado. No puedo señalarlos porque no tengo pruebas, pero es mucha casualidad, ¿no?", confesó uno de los residentes en el corrillo vecinal que había formado en un negocio cercano.

Aunque tampoco pueden probarlo porque sería "meternos en camisas de once varas", bien es cierto que la delincuencia en la zona de El Pelirón ha aumentado estos últimos años. Varias casas han sido asaltadas y muchos coches han sido forzados. "Incluso vecinos de La Vid han puesto denuncias porque hasta allí han salpicado los actos vandálicos".

Otro de los residentes había pertenecido años atrás a la asociación de vecinos y no dudó en mostrar una carpeta donde guarda todos los recortes de prensa de estos últimos años donde las diferentes formaciones se referían al barrio. Un proyecto de urbanización del 2008 inicia este recorrido por el tiempo, firmado por la alcaldesa de aquel momento, Pilar Sánchez, así como el primer teniente de la Alcaldía, Castro Sánchez. "Esta fue una de las ocasiones donde nos prometieron que todo iba a cambiar", explicó mientras daba la vuelta a la página y aparecía fotografía con las entradas al bloque tapiado. "¿Ves? En aquel entonces hicieron lo mismo que ahora, bueno más porque no han tapiado ni las entradas de los garajes ni muchos balcones. Y si lo hacen y no tiran los pisos, pues otra familia vendrá, pegará una patada y vuelta a empezar".

Este mismo vecino se reía mientras leía una de las páginas de la carpeta, en la que el PP, desde la oposición, criticaba "el abandono de la barriada por parte del Ayuntamiento. Saldaña decía esto en 2010, un año antes de entrar al poder, ¿y qué han hecho desde entonces en la barriada? Absolutamente nada".

El derrumbe de los bloques se trata de un tema peliagudo, según apuntaron los residentes, ya que en el mismo bloque un vecino tiene un pequeño negocio dedicado a la tapicería. Según el propio comerciante, "no quiero meterme en problemas porque mientras ellos me respeten no tengo nada que decir, y hasta ahora lo han hecho". A quien no han respetado es al dueño de un local anexo a la tapicería, donde se encontraba un taller de recambios, hasta que terminó siendo okupado. "Tiene gracia -contaba el dueño de este local-, cuando denuncié la situación hace más de siete años vino la Policía y solo pidió los DNI, me dijeron que no podían hacer nada más. Ahora que le conviene al Ayuntamiento con vistas a las elecciones tiene hasta una patrulla de agentes en la puerta y dicen que por fin van a arreglar los desperfectos. Así va la justicia", apuntilló.

Cabe recordar que cuando comenzó la intervención de Urbanismo el pasado jueves, un total de 38 personas habitaban ese espacio, 28 adultos y 10 menores de edad. Por este motivo, Servicios Sociales lleva trabajando de la mano de Ceain y Red Madre alrededor de un año para ofrecer alternativas a la familia. La delegada municipal de Bienestar Social, Isabel Paredes, recalcó la "vital importancia" que ha tenido el mediador intercultural -Ceain- en este conflicto ya que la mayoría de okupas eran de origen rumano.

Una de las responsables de Ceain en llevar la labor de mediación, Macarena García, comentó ayer a este medio que "llevamos más de un año asesorando y buscando alternativas para estas familias que estaban de okupas". Estas alternativas pasan principalmente por "buscarles trabajo y alojamiento gracias a nuestro programa de viviendas". García hizo hincapié en que "nuestra labor principal es que les lleguen los recursos básicos, como la tarjeta sanitaria u ofrecer orientación laboral a estas personas".

"El trabajo se ha hecho muy poco a poco con estas personas", explicó García antes de incidir en que "se tarda mucho en que comprendan que lo que quieres es ayudarles, al principio te ven como al enemigo, pero logramos tirar esa barrera". La mediadora hizo mucho hincapié en dejar claro que "no existe un perfil de persona okupa. Hay que empezar a quitar ese prejuicio de que solo son personas extranjeras, algunas de las familias eran personas que llevaban años viviendo en Jerez y se han quedado sin empleo, como tantos jerezanos hoy día".

La mediadora ha trabajado "mano a mano con Servicios Sociales, somos una mera ayuda para los técnicos de la delegación". El problema más importante que presentaban estas familias es la decena de niños que vivían en condiciones de insalubridad, como la misma alcaldesa reconoció, y que no iban al colegio. "A día de hoy la mayoría ya están escolarizados y otra parte está en proceso, estamos satisfechos con el trabajo realizado".

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