Vinos de Jerez

La vendimia del marco de Jerez acelera con la mitad de los lagares inscritos ya en activo

Vendimia a mano en el viñedo de Barbadillo en Gibalbín.

Vendimia a mano en el viñedo de Barbadillo en Gibalbín. / Manuel Aranda

El viñedo de Jerez arrastra el quinto año del actual ciclo de sequía, situación que hace mella en las producciones finales de la vendimia, que en las últimas cuatro campañas se ha mantenido por debajo de los 60 millones de kilos, con un techo de 57,3 millones en 2019 y el suelo de 44,5 millones de 2022.Las previsiones del sector para la presente campaña apuntan a un aumento de entre el 15 y el 20%, con lo que la cosecha final podría rondar los 52 millones de kilos, de los que ya se han molturado unos 13 millones de kilos, es decir, el 25% del total previsto, en los 15 lagares que han entrado en funcionamiento, la mitad casi de los inscritos para esta campaña, según el último parte emitido por el Consejo Regulador, con fecha del pasado 10 de agosto.

La vendimia de este año será, por tanto, la quinta consecutiva con una producción corta, muy lejos de los más de 81 millones de kilos de uva cosechados en 2018, cuando los rendimientos del viñedo del marco se acercaban a los 12.000 kilos por hectárea frente a los 7.800 de media registrados en los últimos cuatro años. ¿Sequía o cambio climático?

Seguramente ambos factores influyen en la caída de rendimiento, especialmente acusada el año pasado, que un operador del sector calificó en una información reciente publicada por este medio de “desastroso”.

En el desastre de la última vendimia tuvo mucho que ver, no obstante, la intensa ola de calor del mes de julio con temperaturas superiores a los 40 grados y predominio de viento de levante durante cerca de tres semanas, situación que precipitó el inicio de la campaña a finales de julio por primera vez en la historia del marco.

Una jornalera deposita los racimos de la uva palomino de Barbadillo en un capacho. Una jornalera deposita los racimos de la uva palomino de Barbadillo en un capacho.

Una jornalera deposita los racimos de la uva palomino de Barbadillo en un capacho. / Manuel Aranda

El viento de levante en verano es sinónimo de calor y sequedad, también por las noches, justamente lo que peor le viene a la uva tras el envero con el que se inicia el proceso de maduración, ya que acelera la concentración a costa del peso de la uva, más expuesta además al riesgo de quemarse (pasificarse).

Esta campaña, por contra, el mes de julio se ha caracterizado por temperaturas más suaves, salvo en días puntuales, y rociadas nocturnas propiciadas por el viento de poniente, que refrescan la viña para permitir una maduración pausada. Además, los entre 20 y 40 litros de lluvias registrados en el mismo mes de julio cayeron en el momento justo para paliar la escasez de precipitaciones y aportar algo de humedad al viñedo, sin apenas incidencia de plagas y enfermedades.

El grueso de la uva vendimiada ya corresponde a viñedos del término municipal de Jerez -9,3 millones de kilos y diez lagares-, donde la vendimia de 2023 arrancó en los primeros días de agosto para poco a poco extenderse hacia otros municipios, en concreto Chipiona, aunque con la molturación de uva de un viñedo jerezano, Sanlúcar y Trebujena, municipio este último donde a finales de semana se pusieron en marcha los lagares de las cooperativas Virgen de Palomares y Albariza, mientras que en la localidad sanluqueña hace días que está en activo el lagar de la cooperativa La Caridad.

La vendimia está ya generalizada y con todas las grandes bodegas del marco metidas en faena, mientras que en las próximas horas hará lo propio la Cooperativa de Jerez (Covijerez), mientras que los viñistas independientes que aún no han empezado cuentan las horas para unirse a la campaña, que se prolongará no obstante hasta principios de septiembre en algunas viñas pequeñas y el litoral, aunque con cantidades ya simbólicas.

Otra imagen de la vendimia en el viñedo de Barbadillo en Jerez. Otra imagen de la vendimia en el viñedo de Barbadillo en Jerez.

Otra imagen de la vendimia en el viñedo de Barbadillo en Jerez. / Manuel Aranda

Covijerez

La cooperativa de Jerez realizó el viernes los pies de cuba para comenzar con la vendimia propiamente dicha a partir de este lunes. El lagar más grande del marco, donde se moltura la uva de 1.200 hectáreas de viñas repartidas por toda la zona de producción de la DO, en las que poco a poco se va extendiendo la recolección mecanizada, incluso en las pequeñas.

Palomares y Albariza

Las cooperativas Virgen de Palomares y Albariza de Trebujena harán un paréntesis este domingo y el martes festivo, coincidiendo con la celebración de la feria de la localidad-, para retomar el miércoles las labores de vendimia iniciadas el pasado jueves en las 700 hectáreas de viñedo, en manos de otros tantos viticultores. El presidente de Albariza, José Castillo, explica que la uva, “muy sana en general”, ha recuperado mucho en las últimas semanas, hasta el punto de que esperan una cosecha muy similar a la del año pasado pese a las importantes mermas provocadas por la tormenta de pedrisco que arrasó con buena parte del viñedo trebujenero.

“Pese a la sequía, el mes de julio y el poniente, con unas rociadas espectaculares, han ayudado muchísimo”, señala.

Barbadillo

La bodega Sanluqueña cuenta con una importante extensión de viñedo en Gibalbín, donde esta semana ha completado la vendimia de la uva palomino para dar paso en los próximos días a la cosecha en su viña del pago de Balbaína. Catina Aveledo, enóloga de la casa a cargo de la viña, subraya la calidad de la uva y la ausencia de problemas en la presente campaña, que espera cerrar con algo de aumento de producción gracias a las mejores condiciones climáticas de este año y, sobre todo, a las lluvias registradas entre primavera y comienzos del verano.

Estévez y González Byass

Grupo Estévez, el mayor ‘viñista’ con cerca de mil hectáreas de viñedo de las 7.000 que hay en producción en el marco, comenzó a finales de la semana pasada la vendimia en sus viñas Tío Mateo y Bristol, mientras que el lunes tiene previsto comenzar en la viña de Macharnudo que surve de uva a los vinos de Valdespino. La firma jerezana destaca la excelente calidad de la uva y se muestra optimista sobre el aumento de producción respecto a la campaña anterior.

González Byass, de las últimas grandes bodegas en sumarse a la campaña, también ha inició días atrás las labores de vendimia, de la que su enólogo, Antonio Flores, destaca el “muy buen” estado de la uva y el previsible aumento de cosecha.

Caballero (Lustau) abrió este año junto a Barbadillo la vendimia con la entrega de las primeras uvas en el lagar de la Cooperativa Católico Agrícola de Chipiona, mientras que el resto de grandes y medianas bodegas (Fundador, Williams, Sánchez Romate...) se han unido a la campaña en la última semana.

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