Mis versos suenan como mi sangre

Contenido ofrecido por Alberto Villagrán Inmobiliaria

Mis versos suenan como mi sangre
Mis versos suenan como mi sangre

13 de octubre 2020 - 01:00

Entrevista de Marco A. Velo con el periodista y escritor Francisco Lambea

Alberto Villagrán Inmobiliaria
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-¿Cómo ha vivido en lo personal las inéditas semanas de confinamiento y el posterior proceso de desescalada hasta desembocar en la inquietante nueva normalidad?

Mi ámbito personal no ha sufrido daños muy especialmente reseñables, pero piensas en el colectivo. Siempre tienes en la cabeza los fallecimientos, el contexto que los rodea, que aumenta la tristeza de esas muertes, otras consecuencias de una crisis sanitaria a la que se une la económica y circunstancias de diversos tipos, también dolorosas, que las estadísticas no siempre alcanzan a reflejar.

-¿Cuál es para usted el género mayor del periodismo: el columnismo, la entrevista, el reportaje?

-Sin intención de pontificar sobre relevancias para mí el preferido es el columnismo. Creo que es el más literario de los tres, el que tiene mayor capacidad para depositarte ante la palabra y que reflejes con ella tu interpretación de la realidad.

-¿La escritura es un exilio interior o exterior para el escritor?

Por seguir tu línea argumental, interior cuando escribes, momento en el que deambulas por tu propio territorio, aunque la superficie no la hayan modelado solo tus pies, y exterior cuando publicas, en el instante en que abres la frontera para quien desee conocer esa nación propia que es la nación de los sentimientos. Aunque yo no siento la escritura como un exilio sino como un hábitat: para mí, el exilio sería no poder escribir.

- ¿Es la poesía su medio natural de expresión como escritor? ¿Por qué?

Hasta ahora sí, al menos. La poesía me permite expresar sensaciones muy personales que quiero dejar plasmadas, de forma que me he adentrado en ella naturalmente, sintiéndome cómodo, acogido y comprendido en su espacio. Mis versos suenan como mi sangre. En la poesía no hay artificio, como no lo hay en los espejos limpios o en la mañana recién estrenada.

-Eckermann decía que únicamente se debería leer aquello que se admira. ¿A qué autores admira usted? ¿Cuáles son sus escritores de cabecera?

En poesía nuestro Siglo de Oro y la generación del 27. En novela Cervantes, Clarín, García Márquez, Torcuato Luca de Tena o Muñoz Molina. Umbral es el gran referente columnístico, la singularidad al cuadrado, disciplina en la que son poderosos los estilos de Vicent, Antonio Lucas, Jorge Bustos, el recientemente fallecido David Gistau o Ignacio Camacho.

-Hablemos de proyectos literarios: ¿algún libro en el telar?

- El que pretendo sea mi sexto poemario, en el que hablaré de varios aspectos de la vida, incluyendo los que parecen poco relevantes, y que me apetece apuntar ya ligeramente rebasados los cincuenta de mi edad, línea que se suele presentar como sicológica pero que es, en primer lugar, real, pues, por desgracia, no todas las personas la traspasan. Contendrá poemas en el tono de obras anteriores pero incorporo uno distinto en otros y también temáticas nuevas que, desde su ámbito, forman parte del discurrir. Nuestras relaciones afectivas son lo más trascendental, el latido diario de nuestro corazón, los anillos en la corteza de su memoria, aunque las anécdotas también merecen su poema: los pensamientos que nos inspira la contemplación de la orla universitaria o que surgen ante la presencia de momentáneos vecinos de autobús se integran en la trayectoria de uno, esa trayectoria en la que le pedimos a la existencia algo tan sencillo, y a la vez tan complicado, como que sea amable con nosotros.

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