Jerez

"Una vez hice 18 kilos de churros para una boda"

-¿A qué hora se levanta usted para que los jerezanos podamos comernos los churros?

-A las siete de la mañana, y a las siete y cuarto ya estoy en la faena porque vivo cerca del puesto. Una hora más tarde ya está todo en marcha.

-¿Qué es lo peor para los churros, la crisis o el calor?

-Yo creo que es peor la crisis, ha pegado un bajón tremendo. Hasta hace un año eran ventas normales pero, de buenas a primeras, se ha venido todo abajo. El tema de la carpa del pescado también ha tenido que ver porque ha quitado muchísima venta, aunque ahora que la han retirado, ha subido como un 60 ó 70 %.

-¿Por qué en Jerez no se hacen las porras, con lo buenas que están?

-Se podrían hacer, yo podría hacerlas. Esa receta pasó de mi abuelo a mi padre pero, desgraciadamente, mi padre falleció y no tuve la oportunidad de aprender la fórmula. Yo prefiero no arriesgarme porque no quiero defraudar al público.

-Pero, ¿cree que tendría aceptación?

-Seguro que sí. La gente que viene de Madrid, Barcelona o Mallorca las piden mucho, lo que pasa es que aquí estamos acostumbrados al churro fino.

-La receta es diferente, ¿no?

-Sí. La porra se hace con agua tibia, no con aguar hirviendo como los churros. Además se amasa y se le da forma con las manos.

-¿Recuerda el pedido más grande que le han hecho de una sola vez?

-Perfectamente. Una vez me pidieron hacer 18 kilos de churros para una boda. Tenían que estar listos para las seis de la mañana en las bodegas Domecq. De todas formas, hay siempre pedidos grandes que no se esperan. Por ejemplo, cuando vienen colegios de visita al centro. En esos casos son nueve o diez kilos de churros de una vez.

-¿Qué es lo mejor de trabajar en el puesto?

-Lo mejor, sin duda, es trabajar para mí mismo, sin jefes ni nadie que esté encima tuya. Además de eso, el ambiente del centro. Son muchos años y conozco a todo el mundo.

-¿Y lo peor?

-Lo peor, por desgracia, es la cantidad de impuestos que pagamos. Nos acribillan con unas cosas y con otras, y así es difícil.

-¿El horario también es malo?

-Claro. Son un montón de horas, casi todos los días y con muy pocos descansos a lo largo del año. Y encima, en verano te asas de calor y en invierno, aunque la gente no lo crea o haga bromas, te mueres de frío. Por muy cerca que estés de los fogones, te hielas.

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