Vidas dedicadas a la geriatría y con fuerte vocación de servicio

El doctor Miguel Araujo toma el relevo de Juan Carlos Durán al frente de la Dirección Médica del San Juan Grande

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Juan Carlos Durán y Miguel Araujo, en el Hospital San Juan Grande.
Juan Carlos Durán y Miguel Araujo, en el Hospital San Juan Grande. / Vanesa Lobo

“Llego cargado de energía, porque es un reto profesional y personal. Pero yo siempre lo digo y lo repito, me muevo por ilusiones”. Así se enfrenta Miguel Araujo a la Dirección Médica del Hospital San Juan Grande en Jerez, relevando en el cargo al doctor Juan Carlos Durán. Tras una amplia y sólida carrera profesional en Toledo, Araujo vuelve a su ciudad para “ser médico en Jerez, ser geriatra, ser el legado de mi predecesor, que además es tutor, amigo y mi mentor”. “Esa es la ilusión que me mueve, es pasión lo que ahora mismo tengo por este Hospital y por el reto de estar a la altura de las expectativas que ha dejado Juan Carlos”, añade.

Para el médico jerezano la geriatría es “vocación de servicio. Es ofrecerte a todo lo que la familia necesita, concretamente en el área del mayor. Pero nosotros no vemos al mayor o al paciente mayor, sino que vemos al entorno familiar. Porque la patología, lo que puede afectar al mayor, afecta a los hijos, a la organización familiar, laboral, a la educación de los nietos, al impacto emocional y psicológico de toda la familia. Cuando tienes una vocación de prestar un servicio, de ayudar al máximo número de personas posible y a la familia en concreto, la geriatría es la que te da esa satisfacción. Es una especialidad gratificante al máximo”.

Araujo sabe que se enfrenta a grandes retos en esta nueva etapa profesional: “El reto del Hospital es el reto de la sociedad. Estamos en un entorno que todos conocemos de envejecimiento poblacional, de aumento de necesidades y mayor demanda asistencial y esto es un problema que todos los sistemas públicos de salud y privados de salud lo tienen en todos los países del mundo. Es el reto de abordar la esperanza de vida más alta que hemos tenido en los históricos”.

“¿El Hospital cómo lo va a abordar? Pues según las necesidades que nos pida. Si son necesidades de recuperación funcional, de abordaje de la fragilidad, de prevención de la discapacidad, pues ahí tenemos que estar. Los retos son cambiantes, son retos que pueden ir más dirigidos hacia la cronicidad en un momento dado, pero hay otros retos que son de prevención de discapacidad. En definitiva, lo va a ir marcando la sociedad y nosotros nos adaptaremos”, subraya el nuevo Director Médico, añadiendo que “para mí esta aquí hoy es cerrar un círculo. Vengo para quedarme y dar sentido a todo lo que comencé hace 30 años”.

Una vida dedicada a San Juan Grande

Hace más de 30 años que el doctor Juan Carlos Durán pasea por el Hospital con su bata blanca. Terminó su MIR y a los dos días ya se encontraba inmerso en la institución para atender a pacientes crónicos, geriátricos y de paliativos.

En estos años ha liderado importantes avances en el Hospital, como el servicio de hospitalización domiciliaria, las consultas externas de geriatría, privadas y con compañías aseguradoras, el geriátrico de San Juan Grande (lo que ahora es la residencia y el centro de día), y durante tres años ha asumido la Dirección Médica.

Al doctor Durán le ha tocado ‘torear’ años muy complicados, con la incertidumbre de los conciertos y los vaivenes de la carga asistencial, que provocaban repuntes de hasta el 200% en el volumen de operaciones en apenas días. “Soy un enamorado de la Orden. Yo es que soy Orden, porque he echado los dientes aquí. Soy el médico de los hermanos, he tratado a los hermanos. Quiero esto como mi casa”, subraya.

Con serenidad y fuerte sentido del deber, Durán ha completado su etapa en la Dirección, pasando ahora a lo que más le gusta: estar a los pies de las camas de los pacientes.

Yo tenía ganas de hacer de médico, que es lo que me gusta. Entonces yo vi a Miguel y dije, tengo que buscar a la mejor persona para esto, y él es el mejor”, declara. Para Durán la presencia de la Orden en Jerez es indiscutible, puesto que está presente allí donde hay vulnerabilidad. “El vulnerable es el que tiene necesidad económica en su casa y necesita venir al economato. El vulnerable es el niño que tiene problemas de desarrollo y viene al Centro de Atención Infantil Temprana. El vulnerable es el anciano que no tiene dónde vivir y está en nuestro geriátrico. El vulnerable es el paciente que no puede estar en el Hospital General un tiempo y tiene que estar aquí. El vulnerable es el que lleva en lista de espera dos años para una prótesis de rodilla, no puede caminar y aquí lo operamos”, relata.

“Mucha gente dice que con nosotros mueren los pacientes, pero es que es muy difícil atender en el proceso final de la vida y conseguir que la muerte sea un proceso digno. Dar calidad de vida y calidad a la muerte es algo muy importante”, remarca Durán.

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