La sequía de los últimos años ha acelerado la caída del rendimiento del viñedo del Marco de Jerez, que no obstante guarda estrecha relación con el cambio climático, según lo interpretan los viñistas, que desde hace algún tiempo barajan la posibilidad de implantar el riego en las viñas inscritas en la Denominación de Origen Jerez-Xéres-Sherry y Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda, práctica prohibida en sus cerca de noventa años de historia que la convierten en la más antigua de España.

La incorporación del riego se ha abordado ya en la Comisión del Viñedo del Consejo Regulador, que debido a otros frentes abiertos en el sector –como el debate sobre la prohibición del doble uso del vino para el envinado de botas (Sherry Cask) y su posterior embotellado para su comercialización–, aún no ha dado el paso para trasladar una propuesta formal al pleno del vino, en el que dan por hecho que tendrán a las bodegas en contra.

Los viñistas sostienen que el viñedo del Marco no tendría demasiadas dificultades para adaptarse al riego, para lo que entienden que tampoco se requieren grandes inversiones, ya que la ondulación del suelo facilita la construcción de pequeñas balsas que garantizarían el el autoconsumo.

Del mismo modo, Asevi-Asaja asegura que el riego es fácil de controlar, como de hecho ocurre en muchas de las principales denominaciones de origen, entre ellas Rioja y Ribera del Duero, y para su implantación en el Marco sólo se requiere una modificación “simple” del pliego de condiciones.

“Depende más del tiempo que tarde el sector en ponerse de acuerdo y en habilitar las infraestructuras necesarias que de hacer la modificación”, indica el presidente de Asevi, Francisco Guerrero.