Vinos de Jerez

Indignación en las bodegas de Jerez por el cambio de última hora que obliga a destruir millones de etiquetas

Botellas de vino de Jerez en una tienda especializada del Marco.

Botellas de vino de Jerez en una tienda especializada del Marco. / Cosasdecomé

Las bodegas del Marco de Jerez, como las de toda Europa, están indignadas con el cambio de última hora en las normas de etiquetado del vino que obliga a destruir millones de etiquetas ya impresas o retirar las ya presentes en las estanterías.

El Consejo Regulador del vino de Jerez está recabando información del Ministerio y la Consejería de Agricultura para coordinar el rechazo a la nueva interpretación recogida en las directrices de la Comisión Europea sobre las normas del etiquetado del vino, publicadas el 24 de noviembre, a escasas dos semanas de su aplicación.

El pleno del Consejo Regulador celebrado este martes abordó este cambio de última hora frente al que los vocales del sector bodeguero mostraron su malestar, del que también se han hecho eco las principales instituciones que representan a la industria bodeguera española y europea.

“No puede ser que publiquen los criterios a solo dos semanas de la aplicación de la norma”, que según el presidente del Consejo, César Saldaña, entrará en vigor el próximo 8 de diciembre, sin margen de maniobra, por tanto, para las bodegas, la inmensa mayoría, que ya tenían listas o en circulación las etiquetas.

La Federación Española del Vino, de la que forma parte la patronal bodeguera Fedejerez, difundió a principios de esta semana un comunicado del Comité Europeo de Empresas Vinícolas (CEEV) en el que solicita una modificación urgente de las directrices para evitar la destrucción de cientos de millones de etiquetas de vino ya impresas o presentes incluso en las estanterías.

El Reglamento (UE) 2021/2117, publicado el 6 de diciembre de 2021, exige a partir del 8 de diciembre de 2023 el etiquetado obligatorio de la lista de ingredientes y la declaración nutricional de los vinos y productos vitivinícolas aromatizados. Sin embargo, la legislación da a los productores la opción de hacer que la declaración nutricional completa y la lista de ingredientes estén disponibles por medios electrónicos (e-etiquetas).

La CEEV destaca que “las empresas acogieron con satisfacción esta nueva normativa, que ofrece una forma adaptada de informar a los consumidores, y se comprometieron firmemente a aplicarla rápidamente”.

El presidente de la CEEV y de González Byass, Mauricio González-Gordon, explica que , “teniendo en cuenta los largos plazos necesarios para preparar la información, modificar el diseño de las etiquetas e imprimirlas, las empresas vinícolas de la UE empezaron a prepararse hace muchos meses para cumplir el plazo. Calculamos que a día de hoy ya se han impreso varios cientos de millones de etiquetas, muchas de ellas ya en las estanterías”.

De buena fe, en cumplimiento del reglamento comunitario y con toda la información oficial disponible, una gran mayoría de operadores vinícolas decidió identificar los códigos QR con el símbolo registrado ISO 2760, que es universalmente conocido para identificar un lugar donde se puede encontrar información.

Pero el 24 de noviembre la Comisión ha publicado sus directrices, que contienen una nueva interpretación del reglamento de la OCM del vino en la que se establece que la presentación de un código QR debe ser clara para los consumidores en cuanto a su contenido, que el código QR debe identificarse en la etiqueta con el término “ingredientes” y se añade incertidumbre en cuanto al régimen lingüístico que debe aplicarse.

Sin tiempo para reaccionar

La CEEV afirma en su comunicado que, de esta forma, “la nueva interpretación de la Comisión socava drásticamente el principio de seguridad jurídica y confianza legítima de los operadores económicos, e ignora la voluntad política expresada por los colegisladores en la adopción del Reglamento (UE) 2021/2117. La publicación de las directrices tan solo 2 semanas antes de su entrada en aplicación imposibilita la adaptación de los operadores económicos y además ignora el principio de proporcionalidad entre la libre circulación de mercancías, la competitividad y la información al consumidor”.

En palabras de González-Gordon: “No podemos aceptar una nueva interpretación, publicada 14 días antes de la fecha de aplicación, que implicará, por un lado, la destrucción de cientos de millones de etiquetas ya impresas y, por otro, nuestra incapacidad para imprimir nuevas etiquetas a tiempo para cumplir el plazo de la nueva normativa. Por lo tanto, solicitamos a la Comisión que modifique urgentemente las Directrices”.

Más allá del calendario poco realista para publicar una interpretación que afecta a las prácticas de etiquetado, el CEEV también está en total desacuerdo con la propia interpretación de la Comisión. En la misma línea, la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural del Parlamento Europeo y varios Estados miembros (entre ellos España, Italia, Francia y Portugal) han comunicado oficialmente su preocupación a la Comisión Europea y su apoyo a la interpretación del CEEV.

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