Vivir con miedo al desprendimiento

Un matrimonio de la calle Cabezas cuenta su tenso día a día en su vivienda debido a las humedades que les ha provocado un solar colindante “que es propiedad del Ayuntamiento”

La Soledad celebra a lo largo de este año el 225 aniversario de su dolorosa

Rafael y Paqui, en su casa de la calle Cabezas.
Rafael y Paqui, en su casa de la calle Cabezas. / Vanesa Lobo

Rafael y Paqui llegaron al barrio de San Mateo en una época difícil hace ahora casi cuarenta años. “Recuerdo que entonces, esto estaba muy mal con el tema de las drogas, y era peligroso salir de noche. De hecho, cuando mi hija salía, teníamos que ir a recogerla, porque le daba miedo”, cuentan.

Pero en aquel barrio entonces denostado, ya gracias a Dios, cada vez menos, el matrimonio invirtió todos sus bienes en una vieja casa, con encanto sí, pero que había que rehabilitar.

Esto que ves, lo he hecho todo yo, hasta los arcos, que están hechos al estilo romano, o sea, que me ha costado mucho esfuerzo”, relata Rafael mientras muestra orgulloso su vivienda.

Paqui Lloret, señalando uno de los muros del solar.
Paqui Lloret, señalando uno de los muros del solar. / Vanesa Lobo

Sin embargo, los problemas comenzaron a llegar hace ahora dos décadas, “estaba Pacheco de alcalde”, interviene Paqui Lloret. Junto al número 4 de la calle Cabezas, la casa colindante comenzó a ser pasto de ocupas y toxicómanos hasta el punto de que “el deterioro acabó con ella”.

Tras muchas quejas, “pudimos conseguir que la casa, que pertenece al Ayuntamiento, se cediese a la parroquia de San Mateo, porque el cura era amigo nuestro y así lo comentó”.

Llegó entonces el cambio de gobierno en la ciudad y aquella propuesta de cesión del solar impulsada por Pedro Pacheco “no pudo llevarse nunca a pleno, y aquello acabó en nada”.

Desde entonces su lucha ha sido una constante, pidiendo una solución a una casa que fue poco a poco cayéndose ante el nulo mantenimiento por parte de las autoridades municipales. “Han pasado ya desde entonces cuatro alcaldes y esto sigue igual, y no será por denuncias, porque mira (muestra una carpeta llena de papeles), habrá más de 40”, comenta Paqui.

Su batalla se agravó cuando se produjo un primer desprendimiento de los muros, una situación que pudo resolverse hace ahora dos años, cuando “vinieron por fin a derribarlo todo”.

“Nos despertamos una mañana con los golpes, y porque fui a quejarme, porque si no, me caen la casa, porque sólo había unos muros medianeros y los estaban destrozando”, añade Rafael.

No obstante, lejos de solucionar la situación su día a día ha empeorado, sobre todo porque se han generado “problemas de humedades en toda la casa”.

Los azulejos de una de las paredes, cayéndose por la humedad.
Los azulejos de una de las paredes, cayéndose por la humedad. / Vanesa Lobo

Esta es una zona por la que pasa mucha agua, igual que la Plaza Belén, y claro, al no haber nada que filtre esa agua, se introduce por la tierra y nos está afectando a nuestra casa”, prosigue Paqui.Tanto es así que desde unos meses “todo se nos está llenando de humedades, desde las paredes a los suelos, y así es imposible seguir porque aunque hemos arreglado algunas cosas, no podemos seguir porque al poco tiempo está todo igual”.

El resultado es la caída de azulejos, paredes resquebrajadas y paredes cayéndose, una situación “que nos preocupa y mucho”.

Aunque sus denuncias en Urbanismo han sido continuas, “nunca nos han dado una solución, lo único que hicieron fue venir, tirar la casa y ya está, pero eso está lleno de humedades, y ahora en cuanto apriete un poco el sol, hay una higuera tremenda que está rompiendo suelos con las raíces, por no hablar de lo que se cría ahí. Yo he llegado a encontrar varias serpientes en mi casa y con más de un metro de largas”, reconoce Paqui.

Paqui, junto a las lozas que se han levantado por la humedad.
Paqui, junto a las lozas que se han levantado por la humedad. / Vanesa Lobo

La familia sólo pide “que nos arreglen todo eso, no queremos ni indemnización ni nada, lo que queremos es que solucionen el problema. Lo ideal es que refuercen el muro, y limpien todo el solar porque sinceramente, vivimos con miedo de aque algún día los muros se nos caigan encima porque tanto nuestra habitación como la de mi hijo dan a ese solar”.

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