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Demostración de fuerza de Pekín contra el Nobel de la Paz: ni el encarcelado ganador Liu Xiaobo ni su esposa Liu Xia podrán viajar para estar presentes mañana en la ceremonia de entrega del galardón en Oslo. Además, China ha ejercido una enorme presión sobre 19 países para boicotear el acto.
Una silla vacía en Oslo simboliza la presión de China: el premio Nobel de la Paz no podrá entregarse este año ni al ganador ni a su familia. Cuando mañana se celebre la ceremonia festiva en el Ayuntamiento de la capital noruega, Liu Xiaobo estará a muchos miles de kilómetros, en una celda en la prisión de Jinzhou, en el noreste de China. Su esposa Liu Xia es retenida mientras tanto en arresto domiciliario en su vivienda de Pekín sin contacto alguno con el mundo exterior.
Pero a la cúpula china no le basta como demostración de poder: tras las amenazas abiertas a otros países, 19 gobiernos de todo el mundo ordenaron a sus embajadores en Oslo que no participaran como de costumbre en la ceremonia. Además, China concedió ayer su primer Premio de la Paz Confucio al ex vicepresidente taiwanés Lien Chan por su trabajo a favor de la reconciliación con Pekín.
Por su parte, el presidente del Instituto Nobel, Geir Lundestad, consideró esta presión masiva de China una acción sin precedentes.
Liu Xiaobo fue distinguido este año por su "larga y pacífica lucha por los derechos fundamentales en China". Pero ni a él ni ningún otro defensor de los derechos humanos en China se le permite viajar a la capital noruega. Están en prisión, bajo arresto domiciliario, intimidados o simplemente se les prohíbe salir al país. "Nadie recibirá el Premio Nobel en nombre de Liu y tanto el certificado como el dinero quedarán en manos del comité del Nobel", dijo el disidente chino Yang Jianli, que reside en EEUU, quien afirmó que Liu Xiaobo ha pedido a un actor norteamericano que lea en Oslo un comunicado titulado No tengo enemigos.
Sin embargo, de la comunidad disidente china en el exilio llegarán a Oslo unos 40 miembros, entre antiguos líderes estudiantiles, activistas, disidentes o víctimas de la sangrienta represión del movimiento democrático en 1989.
"El Comité del Nobel tomó una gran decisión al honrar a Liu Xiaobo, que también reconoce nuestros fuerzas y recuerda al mundo que aquí sigue habiendo cuestiones pendientes", dijo el ex líder estudiantil que vive en Taiwán Wu'er Kaixi, uno de los compañeros de Liu Xiaobo en 1989. "Entendemos que este premio pretende dignificar su valor y sus aspiraciones. Al mismo tiempo, es un signo para todos los chinos que participan en esta lucha", dijo.
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