Provincia de Cádiz

Festival Flamenco de Jerez 2023| La Piñona ('Insaciable'): "No me harto de vivir"

La bailaora Lucía Álvarez 'La Piñona', en una imagen promocional de 'Insaciable'.

La bailaora Lucía Álvarez 'La Piñona', en una imagen promocional de 'Insaciable'. / Jesús de la Fuente

Tan arrebatada como elegante, tan profunda como divertida, flamenca tan atemporal como de su tiempo, Lucía Álvarez La Piñona, llega  este 1 de marzo (20.30 horas) al Teatro Villamarta, dentro del Festival de Jerez, con Insaciable, una propuesta que se estrenó en la Bienal de Sevilla con una calurosa acogida por parte de público y crítica. Matías López El Mati –también con el espacio sonoro–, Jesús Corbacho y José El Pechuguita, al cante; Ramón Amador, a la guitarra; con el bailaor Jonatan Miró; y con la dirección artística de Rafael Estévez y Valeriano Paños, la artista de Jimena de la Frontera se busca, se encuentra y se reconoce entre sus límites y excesos. La Piñona, insaciable de conocimiento.

–’Insaciable’, ¿de qué no se harta nunca La Piñona?

–No me harto de vivir. Y vivir, con todo lo bueno y con todo malo que conlleva.

–Vida y arte, ¿van juntos o mejor separarlos?

–Para mí es imposible separarlos. No puedo separar mi vida personal de la artística y, de hecho, afecta mucho mi vida personal en la artística, y al revés. No es algo que sea ni mejor ni peor sino que es una manera de canalizar las cosas. Yo es que vivo para el arte. Es algo casi imposible de controlar.

–En el corto periodo de vida que tiene todavía ‘Insaciable’, ¿qué es lo que le está dando?

–Con Insaciable he conseguido quitarme la duda de lo que soy yo, que a veces cuesta mucho trabajo mostrarse como es uno. A veces tienes miedo y prefieres hacer cosas de los demás porque lo de los demás es mejor, pero con Insaciable he sacado el 100% de mi personalidad. Eso es lo más importante que me ha dado y lo estoy percibiendo como el principio de algo que se va a ir descubriendo. Es como si me hubiera picado y debajo estuviera la otra yo. Creo que hay todavía mucho que sacar.

–Esa que estaba debajo, ¿le ha sorprendido?

–No ella, porque yo notaba que eso estaba ahí, sino no hubiera insistido tanto conmigo misma, pero sí me ha sorprendido la manera tan amable, sin sufrimiento, en la que ha salido. Eso me he llevado a sentirme más confiada a la hora de liderar un equipo, de tomar decisiones y a tener una firmeza que es muy importante cuando quieres estar al frente de una compañía.

–¿Cuál fue la chispa que encendió el hambre de ‘Insaciable’?

–Sinceramente, la chispa fue una crisis personal y artística que tuve. Y cuando empecé a recuperarme y a reforzarme ya sabía que quería hacer algo así. Ya tenía en la cabeza la estética, los colores, sabía que quería hacer algo más desenfadado aunque tuviera momentos de profundidad. Y, después, otra chispa importante fue Sara Arguijo que desde el principio de este espectáculo ha estado conmigo en todo el proceso. De hecho, gran parte de lo que es Insaciable tiene que ver con Sara que ha sabido captar muy bien el momento en el que yo me encontraba.

–Hay otros cómplices en este proyecto como son Estévez y Paños , ¿qué buscaba en ellos y qué le han aportado?

–Buscaba alguien con quien pudiera hacer un trabajo corporal importante, y así ha sido, de hecho, creo que nunca voy a ser la misma después de ponerme en manos de Valeriano, en el caso del baile, y de Rafael, por supuesto. Buscaba eso en ellos y lo he tenido con creces. Ha sido un trabajo muy bonito, muy enriquecedor. Yo sentía que había cosas en mí pero que yo no sabía manejar o sacar y me quería poner en las manos de alguien como ellos, gente que tiene el lenguaje flamenco, además de ser grandes directores y coreógrafos. Me entiendo con ellos porque hablamos el mismo idioma. Es que ya sólo con estar en el estudio y que alguien como Valeriano te esté mirando y te esté diciendo, “sí pero el brazo allí”o “esta sensación que quieres transmitir no la tienes bien en la cabeza, tienes que trabajar tal cosa”... Eso es que es un lujo. Ha sido como un máster.

–¿Cómo es su relación en escena con el bailaor Jonatan Miró porque hay momentos placenteros, momentos de rivalidad, se retan, se aman...?

–Yo a Jonatan lo veo como muchas cosas, que ejerce muchos roles en Insaciable. A veces lo veo como un amante, a veces como una pareja, a veces es un padre, a veces un hermano, a veces un hijo... Vamos pasando por muchos estados dependiendo del momento. Y, también, a veces es un desdoblamiento de mí, representa partes de mí.

–Primera vez en el Villamarta, que no en el Festival de Jerez. ¿Pero es un poquito más especial?

–Sí, claro, tiene un plus. Es una responsabilidad que te dejen mostrar tu trabajo en un sitio como ese y, claro, pues tengo muchos nervios (ríe), pero lo llevo bien porque creo que es un buen momento para esto. Yo me siento bien, independientemente que luego podamos tener una buena tarde o no, que eso no se sabe, pero yo me siento en un buen momento físico y, sobre todo, mental. Tengo ganas de vivirlo y de disfrutarlo.

–‘Insaciable’ llega a Jerez con dos nominaciones en los Premios Lorca, nominación en los Premios Max, ¿oiga, qué bonito sería recibirlo en Cádiz no?

–¡Precioso! Pero yo ya estoy contenta porque, ya de por sí, estas nominaciones son un dulce. Es muy bonito que te reconozcan el trabajo porque hacemos mucho esfuerzo e invertimos mucho. Así que ojalá me den algo pero yo estoy muy contenta igualmente porque yo relativizo mucho los premios. Los premios hay que disfrutarlos, aprovechar los tirones, por supuesto, pero luego por dentro uno tiene que tener los pies en la tierra y saber que hay que seguir trabajando.

–¿Recuerda cuándo se enamoró del flamenco?

–Yo no recuerdo el momento de enamorarme del flamenco porque fue algo muy natural en mi vida. No recuerdo mi vida sin flamenco, siempre ha habido flamenco en casa desde que era chica. Pero sí recuerdo que con el paso del tiempo he ido redescubriendo el flamenco porque el flamenco que yo he vivido en mi pueblo era limitado. Ese redescubrimiento del cante antiguo, de muchas bailaoras, fue cuando me vine a Sevilla. Y ahí sí que me reenamoré porque me di cuenta que el flamenco era mucho más de lo que yo esperaba.

–En la pasada Bienal de Sevilla se generó muchísimo debate entre lo que no es o es el flamenco y, sobre todo, se recrudeció la relación entre críticos y artistas. ¿No sé como valora todo lo que sucedió?

–Sinceramente tengo mi propio conflicto con eso porque, por un lado, creo es bueno que haya debate y que hay que relativizar las críticas, dejarlos que hagan su trabajo, pero, por otro lado, no me gusta que se cuestione tanto cuando el artista hace algo nuevo. Ese debate de esto es más flamenco que esto me parece aburrido y casposo porque ya hay que entender que el flamenco lo hacemos personas que estamos influenciadas por nuestro tiempo y es inevitable que vayan cambiando lenguajes, formas, sonidos..., es que si no estaríamos viviendo en la Edad Media. No podemos pasarnos la vida reproduciendo, así que creo que, aunque te puede gustar o no el trabajo de alguien, hay que dejar que el artista sea libre en la creación.

–’Insaciable’, para despedirnos, ¿le ha dejado satisfecha, saciada?

–Sí, mucho. El espectáculo, independientemente de mi baile, creo que es un buen espectáculo y estoy muy contenta con el resultado, con la cuadrilla que somos. Disfruto mucho porque física y emocionalmente está hecho a mi medida. Y estoy muy contenta de lo que me ha dejado el proceso y de la bailaora que soy ahora gracias a ese trabajo.

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