El año que la cocaína inundó las riberas del Guadalquivir y el petaqueo la provincia de Cádiz

Las incautaciones del polvo blanco que llega desde Sudamérica se han multiplicado en el último año, como también lo han hecho las aprehensiones de combustible

Cocaína: Conexión Cádiz

Una narcolancha navega por el Guadalquivir a su paso por Sevilla, con el estadio de La Cartuja al fondo. / Juan Carlos Muñoz
Pedro M. Espinosa

31 de diciembre 2025 - 06:01

El 2025 también ha sido el de la confirmación de la realidad más dura: el aumento de alijos de cocaína por el litoral gaditano en general y el Guadalquivir en particular. Desde que los clanes del narcotráfico del Campo de Gibraltar descubrieron los brazos del río y sus múltiples posibilidades han establecido conexiones con potentes cárteles de la droga en países como Colombia y México. La conocida como Ruta Africana de la cocaína, que recorre el perfil atlántico del continente y sube hacia Europa, está tomando un auge desconocido. Si durante los años del Cártel de Medellín el mítico Pablo Escobar metía su farlopa (la fariña gallega) por las Rías Bajas, ahora la tendencia ha cambiado y el Guadalquivir ha tomado relevancia.

Durante este último año han continuado realizándose operaciones en los que los cuerpos de seguridad del Estado se han incautado de toneladas de cocaína. De hecho, la entrada de esta droga por el río Guadalquivir revienta las estadísticas e hizo que la cantidad decomisada en 2024 creciera casi un 24.000% en un año. En 2025 la tendencia no ha variado. Todo lo contrario. Buena parte de culpa de ello la tiene el papel protagonista que ha adquirido el río Guadalquivir como vía de entrada de la cocaína en España. Hasta ahora era una ruta utilizada sólo por los traficantes de hachís. El primer alijo, que fue el que disparó las estadísticas, tuvo lugar a finales del año 2024 en una finca de Coria del Río. Allí se hallaron siete toneladas de cocaína, que habían sido introducidas por el río a través de narcolanchas. Es, hasta la fecha, el mayor alijo de cocaína traído a través de estas embarcaciones semirrígidas decomisado en España.

Lo más preocupante es que la llegada de nuevos actores protagonistas al negocio del narcotráfico en el sur ha traido aparejada la llegada de armas de guerra, fusiles que vomitan centenares de proyectiles en segundos y cuyas ráfagas hacen estragos en los agentes. Actualmente es raro no encontrar un AK-47 (los clásicos Kalashnikov de toda la vida) en alijos. Además, conflictos bélicos como el de la Guerra de Ucrania no ayudan en absoluto, puesto que el mercado negro armamentístico se surte no sólo de la producción que llega del Este sino también de los fusiles que la propia OTAN está mandando a Ucrania. En alguna ocasión se han incautado armas de fabricación italiana, suiza y hasta israelí.

El año que ahora acaba también ha visto el auge del negocio del petaqueo. Clanes de San Fernando, Chiclana o El Puerto se han enriquecido llevando petacas de gasolina y víveres hasta las narcolanchas que esperan al pairo a que lleguen los alijos en embarcaciones nodrizas. Tanto la Guardia Civil como la Policía Nacional han llevado a cabo operaciones muy importantes en las que han detenido a decenas de personas e incautadas decenas de miles de litros de combustible. La Guardia Civil ha incautado una cantidad significativa de combustible en la provincia de Cádiz durante 2025, superando los 240.000 litros en el periodo hasta octubre. Las incautaciones de combustible para el narcotráfico se han disparado este año en comparación con años anteriores, reflejando un aumento en los esfuerzos policiales contra la logística de estas redes.

Y todo esto sin olvidar que el hachís sigue entrando por nuestras costas a toneladas. Es la lucha, casi siempre desigual, del Estado contra mafias muy poderosas.

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