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Tribunales Cádiz

El parricida de Sanlúcar confiesa el crimen y el jurado lo declara culpable

  • La Fiscalía y la acusación particular descartan el asesinato y acusan ahora a Antonio Nuñez de homicidio doloso, lo que supone una importante rebaja en su petición de cárcel, que pasa de 22 a 15 años de prisión

Antonio Núñez a su llegada a la Audiencia de Cádiz. Lourdes de Vicente

Antonio Núñez a su llegada a la Audiencia de Cádiz. Lourdes de Vicente / Lourdes de Vicente

Con nueve votos a favor y ninguno en contra, un jurado ha decidido este lunes en la Audiencia Provincial de Cádiz que el joven sanluqueño Antonio Núñez Castro es culpable de la muerte de su padre. El acusado ha admitido ante el tribunal popular que en noviembre de 2017 asestó al menos ocho puñaladas a su progenitor con un cuchillo de 13,5 centímetros en el domicilio en el que ambos convivían. Su propósito, reconoció, era cobrar la herencia y así poder hacer frente a las deudas que le acuciaban, dado el alto nivel de vida que llevaba pese a ser un estudiante sin trabajo.

Esta confesión de los hechos ha dado lugar a que las dos acusaciones personadas en este procedimiento, la Fiscalía y la familia de la víctima, hayan planteado una calificación alternativa de los hechos. Así, si bien en un principio Antonio Núñez acudía a juicio procesado por un delito de asesinato con alevosía, las acusaciones han replanteado sus conclusiones en la mañana de este lunes y lo han terminado acusando de un delito diferente: homicidio doloso con la agravante de parentesco. Esta modificación del tipo penal, auspiciada en la confesión del parricida, ha supuesto una importante rebaja en la pena de prisión solicitada, que ha pasado de 22 años de prisión a 15

Asimismo, tanto la Fiscalía como la acusación particular han pedido que Antonio Núñez quede desterrado de Sanlúcar durante 10 años una vez que cumpla su condena, que no obtenga ningún beneficio penitenciario hasta que no cumpla la mitad de la pena impuesta y que en caso de obtener beneficios pasado ese tiempo, tenga prohibido entrar en Sanlúcar.

El de este lunes ha sido un juicio con jurado diferente a los que normalmente se desarrollan en la Audiencia de Cádiz por diversos motivos. Por un lado, ha sido la primera vista con tribunal popular que se ha celebrado en el Palacio de Justicia gaditano tras la reanudación de la actividad judicial, después de que la pandemia del coronavirus obligara a reajustar las agendas de los juzgados y tribunales de la provincia por el parón casi total sufrido por los mismos durante los meses del estado de alarma.

En la denominada 'nueva normalidad' jurídica, los nueve miembros del jurado estaban separados por láminas protectoras de cristal con las que guardaban la distancia mínima de seguridad aconsejada por las autoridades sanitarias para evitar la propagación del Covid-19. También se les facilitó pantallas de protección individuales. Asimismo, los letrados no llevaban la tradicional toga que visten en los juicios, pues están exentos de uso hasta el 20 de junio de 2021 como medida de prevención del coronavirus.

Por otro lado, ha sido un juicio con jurado especialmente corto. La confesión del parricida ha permitido que la vista empiece y termine en una sola jornada (cuando en principio estaba prevista para cinco días). Prácticamente poco o nada tuvieron que deliberar los miembros del jurado, toda vez que el joven sanluqueño, en prisión provisional desde el mismo día que sucedieron los hechos, reconoció que mató a su padre, de 43 años de edad, a puñaladas. 

Así pues, el jurado ha dado por bueno que Antonio Núñez, pese a su corta edad (18 años) y a que no realizaba actividad laboral alguna, mantenía un elevado nivel de gastos a los que no podía hacer frente, consecuencia de lo cual tenía múltiples deudas pendientes de abonar. Ante la necesidad imperiosa de obtener dinero, el joven transmitió a una amiga y compañera del instituto su intención de acabar con la vida de su padre para poder así cobrar la herencia.

Acuciado por las deudas, el 13 de noviembre de 2017, sobre las 18:00 horas, Antonio inició una fuerte discusión con su padre en el interior de la vivienda en la que ambos convivían, sita en la calle Cruz del Monaguillo de Sanlúcar . En un momento de la disputa, el joven fue a la cocina de la casa, se puso unos guantes de látex para no dejar huellas, cogió un cuchillo de 13,5 centímetros de hoja y se dirigió hacia su padre por la espalda para poner fin a su vida.

El hijo asestó a su padre “al menos” ocho puñaladas en la zona de la espalda, en el cráneo, en el cuello y el pecho. El hombre falleció de un shock hipovolémico como consecuencia de las heridas sufridas. Tras acabar con la vida de su progenitor, Antonio se cambió de ropa e introdujo en una bolsa de plástico de color gris la que se había manchado de sangre junto a las zapatillas, los guantes y el cuchillo empleados.

De otra parte, el tribunal popular se ha pronunciado de forma unánime en contra de que el parricida de Sanlúcar pueda beneficiarse de un indulto o de la suspensión de la pena de prisión que finalmente imponga el magistrado de la Sección Tercera Juan José Parra, presidente del jurado, en base al breve veredicto conformado por tan solo cinco preguntas.

En la única sesión del juicio celebrada este lunes, los familiares de la víctima, que ejercían la acusación particular, han renunciado a la indemnización económica que en un primer momento solicitaron, 90.000 euros en total.

Por último, la defensa del parricida ha explicado a los miembros del jurado, compuesto por cuatro mujeres y cinco hombres, que, ante la imposibilidad de retroceder en el tiempo hasta 2017, su cliente, Antonio Núñez, quería dejar constancia de "su firme voluntad  no causar más dolor a su madre y a sus hermanos", razón por la que se ha autoinculpado para acortar la vista oral lo máximo posible.

Tan escueta ha sido la vista que sólo han declarado como testigos el forense que realizó la autopsia del cadáver y varios agentes de Policía que participaron en la inspección ocular del domicilio donde se perpetró el crimen. El perito ha detallado que la causa de la muerte del padre de Antonio fue una hemorragia, una conclusión que casa con el testimonio de los policías intervinientes, que han afirmado que el cuerpo de la víctima estaba tendido el suelo, bocabajo, sobre un gran charco de sangre.

El caso del parricida de Sanlúcar ha quedado así visto para sentencia.

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