Treinta segundos de pánico vivió ayer Rafael González, técnico del Patronato de Deportes de San Fernando, desde la Oficina de Atención al Público en uno de los accesos a las pistas deportivas de Bahía Sur. De repente, las porterías de las pistas de fútbol saltaban por los aires junto con el vallado y unos contenedores. Visto y no visto. Un tornado, semejante al que justo un año atrás causara destrozos en el aparcamiento del centro comercial y recorriera diversas localidades de la Bahía, comenzaba su recorrido en tierra un poco antes en esta ocasión.

A la una y media de la tarde este fenómeno meteorológico hacía su entrada en esta zona deportiva, llevándose a su paso varias porterías que quedaron completamente deformadas. Pero el viento también se coló en el interior del pabellón haciendo estallar en añicos una de las puertas de cristal y causando grietas en otra. Media hora después, el técnico, ya recuperado, comenzaba la contabilización de daños. "El edificio donde me encontraba tembló, no sabía donde agarrarme", explicaba a este periódico sin salir todavía de su asombro.

La trayectoria del tornado siguió entonces hacia el polígono industrial anexo, Fadricas, en cuya entrada se encuentra un supermercado Día. En él, los techos metálicos que sirven de aparcamiento salieron despedidos como consecuencia de la intensidad y velocidad del viento. Una de las dependientas explicaba, instantes después, una fotografía de lo que divisó desde su caja. "De repente vi volar la chapa metálica del aparcamiento y cómo la farola se doblaba. Tuvimos que salir a ayudar a dos personas mayores que estaban siendo arrastradas por el viento", describió. Una dotación de bomberos y miembros de Protección Civil y Policía Local acordonaban después la zona.

Pero el tornado no terminó su recorrido ahí y continuó avanzando en su camino colándose en el entramado de calles que compone Fadricas, causando destrozos de diversa consideración en dos naves situadas al final del polígono. Una de ellas, un concesionario, cuyos escaparates aparecían resquebrajados. La otra, la nave de Construcciones Matamoros, de la que había desaparecido la mitad de la cubierta. Cuatro vehículos de bomberos, entre ellos una grúa con la que retiraron algunos de los restos que amenazaban con caerse, actuaban en el inmueble que quedaba inmediatamente clausurado ante el peligro de desprendimiento.

La fuerza del tornado no ha podido ser registrada, explicaba ayer el director del Observatorio de San Fernando, Fernando Belizón, ya que se trata de un fenómeno local cuyo efecto se materializa únicamente en el interior del mismo y en un corto espacio de tiempo. A esa hora, sin embargo, los indicadores de la estación marcaban en la ciudad una velocidad del viento de tan sólo unos 50 kilómetros por hora.