Absalón Ediciones lanza un libro que teoriza sobre la huida de Hitler

'El exilio de Hitler', de Abel Basti, apunta la posible huida del Führer a la Patagonia

Eva Braun y Adolf Hitler posan con sus perros en una conocida imagen.
P.vera / Cádiz

03 de julio 2010 - 05:00

"Digamos que, una vez se conoce la noticia de que Hitler y Eva Braun se han suicidado, la opinión pública atraviesa tres etapas -comenta Abel Basti-. La inmediata, de aceptación. Después llega el cuestionamiento, se exigen pruebas. Y luego, al no dar con pruebas suficientes, se empieza a considerar la posibilidad de fuga".

El periodista y escritor argentino (Buenos Aires, 1956) acaba de publicar con Absalón El exilio de Hitler, un título en el que desarrolla la posibilidad de que el jefe del III Reich hubiera alcanzado la costa argentina, como hicieron muchos de sus compatriotas al término de la II Guerra Mundial. Un tema -el de la Segunda Guerra Mundial- que nunca había interesado a Basti "ni personal ni profesionalmente". Hasta que, a mediados de los noventa, topó con el caso del capitán de las SS Erich Priebke que, residente en Argentina desde el fin del conflicto, fue reclamado por la justicia italiana. Basti estaba a su lado en Bariloche cuando, finalmente, se produjo la detención.

El seguimiento del caso Priebke, precisamente, fue el que le hizo comenzar hace catorce años la investigación de los submarinos alemanes llegados a la costa de la Patagonia a partir de 1945. Fue ahí cuando empezó a dibujarse la posibilidad de que grandes jerarcas alemanes hubieran llegado a las costas argentinas, entre ellos el mismo Adolf Hitler: "Fue un proceso intelectual progresivo, ya que en un primer momento yo no creía en esta posibilidad -cuenta Abel Basti-. Pero después me llamó la atención la cantidad de coincidencias que había entre diferentes fuentes, una serie de elementos que hacían posible que Hitler hubiera escapado".

Así, Basti encontró tanto testigos directos como documentos desclasificados del FBI del año 45 en los que se mencionaba la posibilidad de que Hitler pudiera seguir vivo tras la guerra. Entre los testimonios, el de un croata que trabajaba en la empresa constructora que el ex presidente nazi Ante Pavelic montó en Argentina, y que fue testigo de los encuentros que se sucedieron entre Pavelic y el Führer -que acudía acompañado por tres guardaespaldas- en Mar del Plata.

Por otro lado, está también el testimonio de Catalina Gamero, una especie de hija adoptiva del matrimonio formado por Walter e Ida Eichhorn. "En septiembre del 45 -desarrolla Basti-, el FBI constata en un informe la gran amistad que unía a Hitler y a los Eichhorn, y anota que la pareja había financiado la causa nazi y que, en esa época, estaban realizando los preparativos necesarios en su casa para recibir a Hitler. Catalina Gamero, que aún vive, cuenta que ella lo atendió cuando llegó a la residencia, y que el antiguo Führer siguió llamando todas las semanas al domicilio para hablar con Ida, que podía ser una pariente lejana, hasta la muerte de ésta, en el 54".

Según Abel Basti, que se refiere al testimonio de una cocinera de la residencia, Adolf Hitler vivió durante años a unos 15 kilómetros de Bariloche. "Hay muchos informes norteamericanos que dicen que Hitler escapó y que lo del búnker era una parodia -sostiene el periodista-. De hecho, Stalin murió convencido de que Hitler había huido a España o a Argentina. El Gobierno español llegó incluso a emitir un comunicado en el que negaba que Hitler estuviera en territorio español". Basti cita, además, la copia de un facsímil del servicio secreto alemán en el que se registra un vuelo a Barcelona, el 26 de abril, que llevaba a Hitler y Eva Braun en el pasaje.

Pero, si existía esta sospecha de que el Führer pudiera seguir con vida, ¿por qué no reaccionó la comunidad internacional? Según Basti, debido al "grado de complicidad existente entre distintos sectores. Hitler no llega en solitario al poder, sino con un fuerte dispositivo internacional, fortunas como los Rockefeller y demás participaban activamente en el negocio de la guerra -explica-. La huida de Hitler tiene una realidad escondida, que es la de los pactos existentes entre nazis y norteamericanos y que se demuestra en la fuga de potencial intelectual, técnico y humano que se dio desde Alemania hacia Estados Unidos. De hecho, Estados Unidos 'recicló' a 300.000 nazis".

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