Diario de las Artes

Esto es Cádiz

Pepe Baena.

Pepe Baena.

PEPE BAENA. Casa Pemán. CÁDIZ

Ya hemos escrito en varias ocasiones que Pepe Baena es de los pintores de esta zona al que más y mejor hemos visto crecer como artista. En poco tiempo ha ido quemando sucesivas etapas y alcanzando un estatus como pintor de mucho acierto, conciencia y claridad de ideas y maneras. Su pintura desentraña aspectos de una realidad que él sabe mirar de una forma muy especial. Por sus cuadros pasa la vida que lo rodea, también los paisajes donde aquella se desarrolla y algunos de sus protagonistas, más o menos, cercanos. Pepe Baena es pintor pintor, relator sabio de lo circundante, transmisor de una figuración excelsa a la que él sabe dar una marca especial - yo, ya, diría que una marca a lo Pepe Baena -, con mucha gracia, exquisitez y, a veces, hasta magia. Sus fórmulas interpretativas van más allá de la pura captación de lo que la mirada abarca.

En sus obras lo más inmediato resplandece con sus argumentos, aparentemente, habituales pero siempre con un pequeño registro que lo hacen diferente; al menos diferente. Y lo hace porque el pintor gaditano mira con toda esa carga de sabia perspicacia de los que ven un poquito más allá. En definitiva, Pepe Baena es pintor de mínimas esencias, de lúcidos encuadres que hacen su figuración distinta. Todo esto lo hemos podido contemplar en sus múltiples comparecencias de los últimos años. Comparecencias que siempre han llamado la atención por su solvencia artística y por su determinante actitud hacia una figuración que él magnifica en todos sus aspectos.

En los últimos tiempos la pintura de Pepe Baena ha llenado de sapiencia artística espacios expositivos de importancia y ha conseguido reconocimiento de bastante significación. Todo ello no responde nada más que a la importancia de una pintura que convence por su calidad y porque, además, plantea una figuración muy bien acondicionada en fondo y forma; una pintura realista que no abruma por falsos efectismos ni epidérmicos virtuosismos; una pintura que ilustra y que somete a lo real a los desenlaces plásticos de una expresión muy bien matizada que acentúa los espacios de la representación.

¡Ole, ole... óleo! , así se titula la muestra - algo de esperar en una exposición ya con Cádiz sometida a las expectantes exuberancias festivas del Carnaval - nos conduce por los esquemas - distintos, sugerentes y llenos de energía creativa - de un pintor de Cádiz, que piensa en Cádiz y vive como se vive en Cádiz. Algo que no se puede olvidar. Por eso, en esta exposición sobre el Carnaval, encontramos detalles mínimos que sólo un pintor como Pepe Baena puede plasmar; detalles dificilísimos que primero hay que saber captar y, luego, poderlos pintar.

En la obra de Pepe Baena todo es posible. Su marcada figuración, su técnica indiscutible capaz de cuanto la pintura requiera, no resta espacio para descubrir esas mínimas situaciones que engrandecen, aún más, esa pintura de verdad que convence a la mirada y embauca a los sentidos.

Si Pepe Baena nos demuestra en muchas de sus obras que es único plasmando felizmente unos mínimos detalles que engrandecen el conjunto; en esta muestra, con el Carnaval de Cádiz ofreciendo la mirada que sólo puede plantear el que vive la fiesta desde dentro, los perfiles - a veces imposibles - que se descubren en el Carnaval gaditano se hacen evidentes a la mirada y provocan gestos de suma y sabia complicidad. Los personajes de la calle, esos que hacen distinto un Carnaval distinto, se hacen visibles y nos dejan sus increíbles y gozosas perspectivas. En esta exposición Pepe Baena es más Pepe Baena o dicho de otra forma, Cádiz en estado puro.

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