Cervantes y la frustración de un corregimiento en las indias

Tribuna libre

José Barrigón Asencio

24 de noviembre 2015 - 08:59

Apropósito de la aparición de los disgregados restos del autor del Quijote junto a los de su esposa, Catalina Salazar, y la de otros tantos en una fosa-cripta común en los prolegómenos de la pasada primavera, hay que enfatizar que brotó en una de las más hermosas estaciones del año, cuando ésta muestra sus evanescentes efluvios de rosas, exuberantes verdores y bocanadas de aire fresco; cuando nos descubre esa variedad de olores, colores, sonidos, emociones, sensaciones justo al lado de una inesperada fuerza que escondía la entrada de un gran acontecer en letras y versos plasmados en chirlas de huesos rememorando aromas de inolvidables e inigualables perfumes proyectados en un mosaico de cultura singular al igual que un ensueño de legado lingüístico y que, de paso, me viene a la memoria: “En la soledad del miedo puro/ a veces me asustaba de lo oscuro/tiempo ya pasado… y viejo./Ese tiempo que vuelve en el reflejo…/”. Es sabido reposan dignamente en lugar ilustre como corresponde a su no menos ilustre figura.

Dicho hallazgo colma a todos en general y nos llena de orgullo, pero muy especialmente a los estudiosos y amantes de la cultura y las letras, amén del turismo, el comercio y otros. Es de esperar que este símbolo y panacea de las letras españolas sirva no para generar polémicas sino acuerdos y que esos despojos de gloria nacional no sean mal alimentados por determinadas autoridades y sociedad civil (…).

Quisiera exponer en el presente artículo algu

nas consideraciones sobre nuestro genial escritor (contemporáneo de Lope de Vega y némesis literario) primando el titular que lo encabeza por aquello de venir publicando en las páginas de este diario, de forma esporádica, asuntos relacionados con ‘El corregimiento en Jerez de la Frontera, siglos XIV-XIX’ y en número de cinco hasta la fecha.

Con respecto a Cervantes, hay que manifestar que pasó penurias económicas, estrecheces, contrariedades, entre otros asuntos y asuntillos, durante gran parte de su vida según estudiosos del tema y que otros acreditados cervantistas desmienten. Deseaba partir hacia Las Indias, hacia las tierras del Nuevo Mundo, pero quería hacerlo como persona respaldada por el Consejo de Indias –fundado en 1523- y al servicio del rey Felipe II en atención a los méritos que creía contraídos y no como un simple y vulgar emigrante. Hoy sabemos, por activa y por pasiva, como es el triste llegar de otros que sus razones de peso tienen y consigo traen y, en mi modesta opinión, los mandatarios de la actual ‘Ilustrísima e ilustrada Europa’ parecen ignorar. Ahora quieren arreglarlo cuando las orejas del lobo las tienen metidas en casa. Creo que deberían pensar que se hizo con algunos en sus tierras -África- no hace tantos años: trazarla a base de regla, escuadra y cartabón en 1884 y reunidos en un cordial, refinado y sutil ambiente educado con el fin de repartírselas y así aprovechar mejor sus recursos. ¿Quién no se acuerda de aquellos mapamundi de nuestros años escolares?. Hoy, las actuales malditas, perversas y devastadoras guerras lo están corrigiendo y aumentando. Detrás de ellas se encuentran problemas de fondo y calado que es lo que hay que parar y solucionar y, además, alentadas por intereses financieros, potencias que suministran armas, injusticias de todo tipo -sociales, laborales-, enriquecimientos ilícitos, mucha corrupción y un largo etc. que conforman la metáfora perfecta de la hipocresía y los intereses creados. Y qué decir de ese triste comercio de personas con sus nefastas, deplorables y perniciosas consecuencias ¿Qué clase de seres humanos somos?. A pesar de todo se está demostrando que sabemos ser solidarios. No obstante, difícil papeleta se nos ha creado pero nuestra querida Europa se encuentra atrapada en sus propios errores y nos puede hasta parecer que lo de los refugiados llegue a resultarnos una especie de cuento chino, salvando las distancias, claro. En cualquier caso pensemos en positivo puesto que siempre asoma una ventana por donde la esperanza y la humanidad se dan la mano y ésta permanecerá abierta).

Volviendo al tema cervantino, hay que poner de relieve que estudiosos y eruditos manifiestan no disponer de documentos fehacientes como tampoco los verdaderos motivos por los que aspiraba a marchar como así mismo la visión que podía tener de aquellos lugares. A ellas iban, además de los verdaderos aventureros -amparados por el poder-, homicidas, desamparados, mujeres libres, etc. Marchaban como a una especie de engaño generalizado y común que les ofrecía remedios a sus males o necesidades y, en especial, añoranza de riquezas para luego regresar prósperos y ricos… José Barrigón Asencio es profesor jubilado del Cervantes

stats