Cultura

Las Cofradías de Jerez en tiempos de la II República

  • A mediados de los años veinte del pasado siglo, la Semana Santa de Jerez, va a experimentar un cambio importante siguiendo las líneas marcadas por Sevilla

La ciudad de la historia

PARA hacer un análisis histórico de la Semana Santa de Jerez en el periodo de la II República, tendríamos que remontarnos algunos años antes y ver cómo a mediados de los años veinte del pasado siglo, la Semana Santa de Jerez, va a experimentar un cambio importante siguiendo las líneas marcadas por la ciudad de la Giralda. De aquella época destacamos varios nombres propios a los que se le atribuyen la conformación de la Semana Mayor tal y como la conocemos en la actualidad, Juan de Mata López de Meneses, Manuel Martínez Arce, Juan Pedro Bernal Blanco, entre otros. La adquisición de pasos de Sevilla y los contactos con esas hermandades, harán posible la llegada a Jerez de capataces y cuadrillas.

Una importante novedad para 1929, es la incorporación de dos nuevas hermandades: Flagelación y Santo Crucifijo de la Salud. A estos estrenos hay que sumar que desde hacía algunos años la Hermandad de la Piedad estaba en su mayor auge y ponía en la calle, hasta 1930, tres procesiones: el Cristo de la Viga el Lunes Santo, la Piedad el Jueves Santo y el Santo Entierro el Viernes Santo. En 1931 sale por primera vez la procesión del Cristo de la Yedra y Nuestra Señora de la Esperanza. Lo que hace que en ese año se puedan contemplar procesiones todos los días de Semana Santa:

Domingo de Ramos: Coronación y Angustias.

Lunes Santo: Procesión del Cristo de la Yedra y Nuestra Señora de la Esperanza. Martes Santo: Desconsuelo.

Miércoles santo: Prendimiento y Flagelación.

Jueves santo: Mayor Dolor.

Madrugada: Crucifijo, Nazareno y Piedad.

Viernes santo: Cristo, Santo Entierro y Soledad.

Desde luego, nuestra Semana Mayor no era estéticamente la que hoy conocemos. No existían grandes pasos de misterios, lo que actualmente se conocen como "barcos". Los misterios eran pasos de pequeñas proporciones, casi todos llevados por fuera (Coronación, Angustias, Yedra, Flagelación, Nazareno o Cristo de la Expiración), y los que iban por dentro (Desconsuelo, Prendimiento o Ecce-Homo) no sobrepasaban los 20 costaleros, exceptuando el del Santo Crucifijo que se había realizado en 1929 y contaba con 29 hombres. Todavía no habían llegados los misterios de los Judíos o la Flagelación, salidos de la gubia de Ramón Chaveli, y que cambiarán la estética en esos pasos los últimos años de la década de los treinta.

Por su parte, los palios eran distintos a los que hoy tenemos. Sin contar con las nuevas adquisiciones ya citadas del Desconsuelo, Mayor Dolor o Piedad, o los de nueva creación como el de la Amargura o Encarnación, encontramos algunos como el de la Soledad, con canastilla tallada y diez varales, sin profusa candelería y con numerosas coronas de flores en sus varales.

Tampoco existía la carrera oficial, ya que no se había creado la Unión de Hermandades y, como veremos, cada Corporación hacía itinerarios distintos. En definitiva, es al final de la década de los años veinte cuando comienza una profunda transformación de la Semana Santa jerezana. La Semana Mayor de 1931 llegará con mucha fuerza, y los cultos cuaresmales en nuestras cofradías se celebran con toda solemnidad. El 29 de marzo fue Domingo de Ramos y los desfiles procesionales fueron espléndidos durante toda la Semana sin que afectara en ningún momento el cambio político que iba a vivir España, ya que la Segunda República se proclama el 14 de abril de 1931. A partir de ahí comienza una etapa muy difícil para nuestras corporaciones penitenciales ya que se cortó de raíz un movimiento hasta entonces ascendente.

Tenemos por tanto que contabilizar el periodo republicano como un quinquenio, que va desde 1931 a 1936, ya que cuando se produce, usando términos de la época, el Alzamiento Nacional el 18 de julio de 1936, la Semana Santa ya había pasado. Nuestra ciudad queda desde el primer momento en manos de los nacionales por lo que será a partir de 1937 cuando este bando respete el movimiento cofrade, iniciándose una nueva etapa de estabilidad en nuestra Semana Mayor.

Si hacemos un resumen de cómo afectó la Segunda República a las Cofradías de Jerez, en primer lugar podemos indicar que nuestras Corporaciones no tuvieron la misma dificultad que en otras ciudades como Sevilla o Málaga, por citar algunas, donde fueron, al igual que aquí, perjudicadas con la suspensión de sus salidas procesionales, pero donde además sufrieron la quema de sus sedes canónicas con la pérdida de enseres e incluso muchas de ellas la desaparición de sus imágenes titulares.

Sin duda el final de la década de los veinte y los dos primeros años de los treinta, fueron de esplendor para las cofradías jerezanas. La entrada del "mecenazgo" en las Hermandades durante la citada época, con apellidos ilustres de nuestra ciudad, hizo que el patrimonio aumentara a pasos agigantados. Con la llegada de la Segunda República, los mecenas se retraen, y esto repercute no sólo en el patrimonio sino también en el cese de su crecimiento. Comienzan los problemas para organizar las salidas procesionales: véase el caso de los Judíos, Prendimiento o el Mayor Dolor en el año de 1935.

En los años de 1932 y 33 la organización de los cultos se lleva a cabo con total normalidad y con la acostumbrada solemnidad aun a pesar de los hechos ocurridos en mayo de 1931 y de la nueva Constitución Republicana con los conocidos artículos 26 y 27, en contra de la Iglesia Católica. Aunque no hay orden expresa que determine la suspensión de los desfiles procesionales, ante el clima de inseguridad que se vivía en la ciudad las hermandades optaron por no poner las Cofradías en la calle.

Al año siguiente, en 1934, la decisión del Cristo de la Expiración de sacar la Cofradía en la Semana Santa previa consulta al Alcalde y posterior confirmación del Gobernador Civil, haría que Jerez volviera a vivir una jornada histórica la tarde del Viernes Santo, quedando patente el arraigo de nuestras corporaciones en el pueblo. Esto, unido al cambio político a finales de ese año, aumenta la estabilidad y en 1935 prácticamente todas las Hermandades, que en 1931 habían realizado su estación de penitencia, vuelven a procesionar. Se celebraron los días de la pasión con casi total normalidad, exceptuando tres pequeños incidentes en la Coronación, Yedra y ermita de San Telmo. Ese año el Corpus y la Virgen de la Merced también salieron a las calles de Jerez, después de cuatro años sin poder hacerlo.

Pero la vuelta de la inestabilidad política a principios de 1936 provocó que ese año las Cofradías se quedasen nuevamente en sus iglesias, aunque la Hermandad del Cristo intentó agotar todas sus posibilidades de realizar su estación de penitencia el Viernes Santo, pero por orden gubernativa se denegó su petición. Días después se produjeron graves sucesos en nuestra ciudad, España estaba totalmente dividida y era más que previsible que las diferencias políticas iban a provocar, lo que desgraciadamente más tarde se confirmó: una Guerra Civil.

Todo este trabajo que este jueves se presenta con el título Las Cofradías de Jerez en tiempos de la II República está dividido en seis capítulos, en los que año a año podremos ver todos los acontecimientos que fueron ocurriendo en nuestra Corporaciones (cultos, cabildos, estrenos, itinerarios, salidas procesionales…). Será una reconstrucción realizada a partir de la prensa y los archivos de las Hermandades que nos van a dar una idea de cómo eran y cómo vivieron las Cofradías de Jerez durante la Segunda República. En definitiva, un análisis pormenorizado de esta etapa acompañado por numerosas fotografías y algunos documentos de la época sin entrar en ningún momento en valoraciones políticas, sólo con algunas pinceladas de los hechos acontecidos, ya que es un libro de Cofradías.

Fco. Antonio García Romero

Coordinadores/Centro de Estudios Históricos Jerezanos www.cehj.org

Eugenio J. Vega Geán

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