Los 'Gigantes', algo más que un 'Narcos' a la española
Urbizu y Coronado llevan a San Sebastián su serie sobre una familia dedicada al narcotráfico
Una familia de narcotraficantes que controla la entrada de la droga a Europa por España... El paralelismo con una de las serie de moda en los últimos años, Narcos, parece inevitable. Y sin embargo Gigantes, la serie de televisión -una más poniendo su pica en festivales de cine...- que se presentó ayer en San Sebastián, es bastante más que eso. "El narcotráfico es el contexto, pero ésta es no es una serie de narcotraficantes", explica el director Enrique Urbizu, conocido por sus thrillersásperos y secos, películas con hondas vetas de cine negro y western también, como La vida mancha, La caja 507 o No habrá paz para los malvados. Como ya hiciera en esa última obra, ganadora en 2011 de seis premios Goya, y los otros dos también, Urbizu repite con su actor fetiche, José Coronado, al que convierte en Abraham, el patriarca del clan de los Guerrero, una familia que se considera a sí misma poderosa e invencible.
Pero lejos de centrarse en el narcotráfico, Gigantes, que se estrena rá la semana que viene en Movistar+, se abre a muchos otros temas que lo convierten en muchos géneros a la vez, desde el thriller policial al melodrama. "La serie es, esencialmente, el devenir de unos personajes brutales", recalca Urbizu. Pero siempre sin afán de juzgarlos. "No pretendemos jamás hacer una apología del delincuente", dice Urbizu. Aunque tampoco eso sería una novedad, en cualquier caso. "Shakespeare ya mitificaba la venganza. Hay productos mucho más perniciosos que una serie de contrabandistas", asegura el cineasta.
La verdadera lucha de Gigantes transcurre dentro de la familia, con una guerra fratricida entre tres hermanos (interpretados por Isak Férriz, Daniel Grao y Carlos Librado), para ocupar el lugar del padre (Coronado) con las armas que el despiadado patriarca les ha enseñado desde niños. "Es como Saturno devorando a sus hijos y condenándolos a pelear", dice Férriz. "El padre está satisfecho cuando los perros hambrientos se despiertan y empiezan a pelear."
A lo largo de la primera temporada -la segunda acaba de terminar de rodarse en Oporto y ya se está pensando en la tercera-, van desfilando infinidad de tramas. La serie está llena de testosterona, pero el papel de la mujer adquiere una relevancia fundamental. Cuando el mundo masculino empieza a resquebrajarse, aparece uno femenino que quiere llenar su espacio. Precisamente la "ausencia de una figura materna" es lo que "marca a fuego" a este clan.
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