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Cultura

Historia sanitaria de Jerez (y IV), médicos y hospitales del siglo XX

La ciudad de la historia

LA creación del Real Colegio de Cirugía de la Armada en Cádiz, en el XVIII, propagó la vocación médica entre el sector estudiantil jerezano. El establecimiento en la ciudad del Colegio de Médicos a mediados del siglo XIX la consolidó, y en el último tercio del XX contamos ya con verdaderas figuras de la medicina.

Fermín Aranda y Fernández-Caballero (1866-1946) se licenció en Medicina por la Facultad de Sevilla, y se marchó a París tras doctorarse para ampliar su formación. Reconocido republicano, ocupó plaza de cirujano en Santa Isabel desde 1899 hasta 1945. Nombrado Hijo Predilecto de la ciudad al realizar con éxito una intervención a un joven de 14 años con una puñalada que le interesó el pericardio. En 1926 recibió la 'Medalla de Plata al Mérito en el Trabajo' a petición de los Colegios de Médicos de toda España, de manos de Miguel Primo de Rivera y Orbaneja.

José Girón Segura (1889-1966) estudió en Cádiz, ampliando en Alemania sus conocimientos en cirugía ortopédica, injertos y trasplantes óseos. En Jerez trabajó desde un principio en el Sanatorio de Santa Rosalía, donde realizó millares de operaciones a niños allí acogidos. Montó su propia Clínica en la avenida Domecq, todas con habitaciones individuales y aseo. Allí realizó uno de los primeros injertos de hueso con éxito de toda España. Le fue concedida, poco antes de su muerte, la 'Gran Cruz de la Beneficencia'.

Juan Carlos Durán Viaña (1891-1964), también licenciado en Cádiz en 1914, se especializó en tocología en París, volviendo a Jerez para abrir una consulta privada. Quienes lo conocieron hablan de su extrema generosidad y entrega al trabajo, asistiendo gratuitamente a muchas personas sin recursos y en ocasiones hasta proporcionándoles los medicamentos. Le fue concedida la 'Orden Civil de Sanidad' por el Gobierno en 1962.

Y por último, José Luis Ruiz de Badanelli (1904-1989), sanluqueño licenciado en Cádiz en 1925 con premio extraordinario. Afincado en Jerez en 1933 con consulta propia, su dilatada carrera profesional le hizo acreedor a numerosas distinciones: Académico correspondiente de la Real Academia de Medicina de Sevilla, miembro fundador de la Sociedad Española de Patología Digestiva e Hijo Adoptivo de Jerez en 1977.

En cuando a la sanidad hospitalaria, el siglo XX está lleno de novedades. Se ensayó la atención sanitaria basada en la hidroterapia en el 'Balneario de San Telmo', cuyas aguas fueron declaradas de utilidad pública en 1899, clasificándolas de 'cloruradas sódicas sulfurosas'. Su director fue un prestigioso oftalmólogo madrileño, el doctor Manuel Alexandre, que se trasladaba aquí en la época de baños (15 de junio al 15 de octubre) pasando consulta tanto en el balneario como en la ciudad al precio de 7,5 pesetas. Las aguas del Balneario tenían una alta concentración en sales, predominando el cloruro sódico y el ácido sulfídrico, y en menores cantidades bromuros, fósforo, calcio, yodo y magnesio. Sus indicaciones eran numerosas: eczemas, forunculosis y herpes genital; linfatismo, sífilis; amenorrea, dismenorrea, endometritis y otras enfermedades del útero; las manifestaciones reumáticas, artropatía y osteopatía encontraban también rápido alivio, así como las enfermedades nerviosas tales como las neuralgias e histerias. Las aguas se administraban de muy diversos modos: desde la simple ingestión, hasta los baños y duchas calientes o frías, pasando por irrigaciones vaginales y nasales, pulverizaciones, baños de asiento y gargarismos. Sus precios oscilaban entre una y dos cincuenta pesetas, y el agua se comercializaba embotellada, a una peseta el litro en Jerez y a 1,25 en otros lugares del país. El Centro no duró mucho en activo, pues en 1911 los terrenos cambiaron de propietario y el nuevo dueño dejó que el balneario con toda su clientela fueran cayendo en el olvido, cerrándose al poco tiempo.

En el año 1926 se ponen las bases de una nueva institución sanitaria en Jerez, gracias a la última voluntad de doña Micaela Paradas, que "deseaba dedicar su finca de recreo Buenavista a la fundación de un sanatorio para niños enfermos pobres". La fundación del 'Sanatorio de Santa Rosalía y Beato Juan Grande' iba a suponer la vuelta de la Orden Hospitalaria a la ciudad, que habían abandonado el de la Candelaria tras la desamortización de Mendizábal de 1834. Aunque modesto en un principio, y con capacidad para unas veinticinco camas, estuvo dedicado a las intervenciones en menores con deformidades, como artrodexis de cadera, osteomielitis de fémur o artoplastia de codo, aunque no faltaron las oftalmológicas como las cataratas congénitas o la iridectomía óptica. En total, en los cinco primeros años de su existencia, realiza ciento catorce intervenciones quirúrgicas.

Un momento decisivo dentro de la historia sanitaria de Jerez fue la puesta en marcha de la 'Residencia Sanitaria General Primo de Rivera', inaugurada el 1 de julio de 1968 por el ministro de trabajo Romeo Gorría y el alcalde Miguel Primo de Rivera y Urquijo, nieto del que daba nombre al Hospital. Era un hecho de especial trascendencia, pues un terreno con una superficie de veintiún mil metros cuadrados albergaría las instalaciones de un moderno centro sanitario, algo que cambiaba radicalmente el concepto de hospitalidad hasta entonces reinante en la ciudad. El Estado entraba de lleno en la financiación de la atención sanitaria, paliando así los mermados servicios médicos que se ofrecían en el Hospital de Santa Isabel, insostenible para un Ayuntamiento falto de recursos. De hecho, con parte de su edificio en ruinas y convertido más en asilo que en hospital, mantuvo una existencia lánguida hasta que se produjo su cierre definitivo a principios de los setenta.

El nuevo Centro se abrió con un total de ciento sesenta y ocho camas, cuatro quirófanos de cirugía y dos de toco-ginecología, configurándose los siguientes servicios: medicina interna, cirugía, traumatología, urología, anestesia y reanimación, radiología, laboratorio clínico, pediatría, toco-ginecología, oftalmología y otorrinolaringología. Contaba con un total de treinta y seis médicos entre las ciento setenta y tres personas que inauguraron la nueva Residencia, lo que demuestra el gran avance en medios humanos al servicio del enfermo que se había producido en la ciudad.

Con la instauración del Estado de las Autonomías, la mayoría de las Comunidades asumieron las competencias en materia de sanidad. La Junta de Andalucía fue una de ellas, y la antigua Residencia Sanitaria pasó a llamarse 'Hospital de Jerez', bajo la dependencia del Servicio Andaluz de Salud.

Este Centro sigue siendo en la actualidad el referente básico de la medicina hospitalaria pública en la ciudad, además de atender a otro grupo de poblaciones de la costa y la serranía gaditana, hasta alcanzar más de 400.000 usuarios potenciales. Sin embargo, a todas luces de nuevo se muestra insuficiente para satisfacer adecuadamente su amplia demanda. Por ello, hace ya algunos años que en la ciudad se viene reclamando la construcción de un segundo centro sanitario público, algo que sin duda sería beneficioso para la población de Jerez de la Frontera y comarca circundante.

Bibliografía:

- MARISCAL TRUJILLO, A.: 'La sanidad jerezana: 1800-1975'. Jerez: Ediciones Jerezanas, 2001.

- CARBAJO ESPEJO, J. M.: 'El Balneario de Jerez', en 'Diario de Jerez', Página 'La ciudad de la historia', 28-XII-2006.

- Sanatorio de Santa Rosalía y Beato Juan Grande (Jerez). Memoria, 1928-1933. Jerez, Cromo-tipografía Jerez Gráfico, 1933.

Fco. Antonio García Romero

Centro de Estudios Históricos Jerezanos www.cehj.org

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