Artistas de Jerez

JESÚS ROSA. Cercano, sin reveses, sin dudas

Jesús Rosa en su taller.

Jesús Rosa en su taller.

Jesus Rosa es un pintor jerezano tremendamente conocido, apreciado y respetado en la profesión. Su sempiterna amabilidad, su trato exquisito, su bonhomía y, por supuesto, su particularísima obra le hacen ser querido como artista y como persona. Es Jesús un pintor cercano, sin endiosamientos absurdos ni espurios divismos - esta profesión es muy proclive a tenerlos -; un artista callado que habla serena y conscientemente. Acude a las exposiciones de los demás. Esto que podría ser lo más lógico no es, sin embargo, lo más habitual. Aquí cada cual va a lo suyo y de los otros se acuerdan cuando interesa.

Curiosamente, no es fácil encontrarte a muchos artistas viendo la obra de los demás. Jesús Rosa es de los que van a todas las inauguraciones, sean de artistas amigos, conocidos, de aquí o de otros sitios. Él siempre está. Lo cual dice mucho a su favor como compañero. Lo cainita en la cultura en general es algo manifiestamente apreciable. Es, además, pintor generoso, que se presta a participar siempre que se le llama y lo hace aportando lo mejor que tenga, en ese momento, en su taller.

La obra 'El eterno dilema del hombre contemporáneo enajenado', de Jesús Rosa. La obra 'El eterno dilema del hombre contemporáneo enajenado', de Jesús Rosa.

La obra 'El eterno dilema del hombre contemporáneo enajenado', de Jesús Rosa.

Estudio Bellas Artes, sin antes tener una mínima formación artística. Entró en la Facultad de Sevilla sin haber tenido experiencia, empezando a pintar, prácticamente, el primer día de clase. Por lo tanto es artista de mucha capacidad. Suplió sus carencias primeras con la inteligencia para aprehender todo cuanto allí descubría y lo que captaba en el contacto directo con los demás jóvenes alumnos. Fue artista artista desde el primer momento. Un pintor claro, sin vueltas embaucadoras, directo, con los horizontes diáfanos. Desde un principio supo lo que quería y, sobre todo, supo que para llegar había que conquistar muchas parcelas. No le ocurrió como a otros que, nada más empezar, ya se creían elegidos y portadores de la autenticidad. Nunca se ha sentido poseedor de la verdad aunque, casi siempre, su pintura era portadora de verdaderos valores. Inició la andadura muy vacío de casi todo pero, con tan poco, fue consiguiendo mucho.

En sus primeros momentos como artista se interesó por buscar caminos que le permitieran expresarse artísticamente en algo que era nuevo pare él. Fue encontrando mínimamente dentro de la figuración, aquella con la que se topó en una Facultad muy escorada hacia lo tradicional. Algo que no le satisfizo del todo y por lo cual ahondó en los registros de la materia, en la forma, en los conceptos plásticos, en las texturas.

Obra 'La negación del equilibrio cósmico', de Jesús Rosa. Obra 'La negación del equilibrio cósmico', de Jesús Rosa.

Obra 'La negación del equilibrio cósmico', de Jesús Rosa.

Jesús Rosa fue andando por muchas sendas de búsqueda para experimentar con una pintura que le diese la posibilidad de adentrarse por una creación a la que él, poco a poco, va concediéndole variadas formulaciones personales. Así nos encontramos con series que irán forjando la poderosa personalidad artística de este pintor. Primeramente fueron las posiciones cenitales. El artista se interesa por la realidad vista desde una nueva perspectiva. De esta manera comienza una etapa en la que su pintura juega con los espacios. Por un lado estructura las escenas en varias superficies, concediendo especial importancia a las texturas, con zonas vacías de personajes que, a su vez, se yuxtaponen a imágenes con escenas de variada naturaleza, siempre con ese característico punto de vista, mediante el cual todo está observado desde una posición cenital. Fueron momentos en los que, a raíz de un viaje a Venecia - Jesús es un viajero empedernido por todas las partes del mundo; de donde viene con las alforjas llenas de imágenes que, después, formarán parte de su pasional y entusiasta patrimonio creativo- el artista descubre el determinante paisaje veneciano desde una nueva perspectiva.

En los sucesivos momentos de su carrera, Jesús Rosa ha tenido un modelo iconográfico que se repite en muchas de sus obras. El artista se apropia de imágenes antiguas extraídas de periódicos o revistas que, a modo de collages, incorpora en la estructura de su obra. Ello crea una especial escenografía de contrastes que han sido y son referentes en la pintura de un Jesús Rosa que descubre, con ello, un lenguaje personal y único.

Jesús Rosa es un pintor culto; de una cultura vivida, extraída de una contemplación lúcida y serena. Sabe dar sentido estético a lo real, a lo cotidiano, a lo que se ve y a lo que se presiente. En sus obras conviven a la perfección la realidad con lo que la mente imagina. Su obra bucea por la historia y el por el arte -fueron muy notables las series protagonizadas por cuadros importantes de grandes autores, que componían un página nueva y descontextualiza en homenaje a ese patrimonio artístico de la humanidad al que hay que acudir constantemente-, se adentra por lo mediato y por lo inmediato, genera perspectivas amplias y sin fronteras coercitivas; induce a la mirada a buscar complicidades.

Por eso su pintura es, siempre, un misterio por resolver, un juego de infinitas resoluciones, una historia de capítulos compartidos. Siempre me ha parecido un artista en quien confiar porque es autor de una pintura consciente, pulcra, que necesita sólo de una mirada limpia para descubrir los engranajes creativos de un artista cercano, sin reveses y sin dudas.

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