'La máquina española', historia viva de la renovación plástica sevillana

Diario de las artes

La muestra puede verse en el Centro Andaluz de Arte contemporáneo, en Sevilla

Una de las obras de la muestra.
Bernardo Palomo

23 de enero 2022 - 04:07

Eran los años setenta del siglo pasado, la Sevilla de entonces buscaba denodadamente por encontrar un espacio de Modernidad que rompiera con los acentuados esquemas de la tradición, tan imbricados en el conjunto de la ciudadanía.

En lo artístico, había mucho dinamismo desde la década anterior; comenzaron a sucederse movimientos con claras intenciones hacia una renovación ansiada y por la que muchos luchaban con pasión y entusiasmo; algunos artistas se decantaban por buscar nuevos rumbos y caminar sendas con pertrechos adecuados hacia posiciones menos academicistas e inamovibles. La Galería La Pasarela, dirigida por Enrique Roldán – nunca la Sevilla artística podrá agradecerle tanto como hizo por el arte más avanzado de la ciudad -, se había convertido en la primera abanderada del arte nuevo que se quería. Después tomaría el relevo Juana de Aizpuru, bien asesorada por Manolo Salinas, Carmen Laffón y Pepe Soto, entre otros. Poco a poco, los aires renovadores se instalaron en la ciudad y ya no habría vuelta atrás.

La revista Figura era, probablemente, el órgano más animoso hacia las posturas de vanguardia. En ella eran protagonistas principales ciertos artistas que, con ideas claras hacia lo más novedoso, marcaban rutas dialécticas a seguir para alejarse de lo que consideraban trasnochado, conservador y poco moderno. Sería un puntal imprescindible para la marcha hacia delante de las ideas y de la práctica más nuevas. Los artistas que en ella colaboraban iban a convertirse en los actores de una escena que se quería totalmente diferente y alejada de aquella tradición que con tanta fuerza se mantenía en la ciudad.

Fueron años de muchísima actividad, de querer, en poco tiempo, asumir lo que se consideraba Moderno. Pepe Cobo crea la Máquina Española, una galería de arte nueva, puesta en marcha con las ideas claras de quien de aquello sabía, los artistas justos para enfrentarse a la realidad artística de una época que, ya, parecía que dejaba a tras resabios de otros tiempos, aunque tendría que compartir espacio escénico con los argumentos inamovibles que venían de lejos y que hacían sentir, pensar y realizar casi lo mismo que siempre. Era 1984, la calle Pastor y Landero – después pasaría a la calle San Fernando – se llenaba, en la primera exposición con tres artistas sevillanos que despuntaban y que, con el discurrir del tiempo, serían referentes del arte sevillano y español, Ricardo Cadenas, Patricio Cabrera y Gonzalo Puch. Con ella comenzaba un discurrir que daría a la plástica que se hacía en Sevilla un impulso y una energía que ya no tendría vuelta de hoja.

La Máquina Española tuvo varios avatares. Cerró sus puertas en la capital hispalense; se trasladó a Madrid para volver, de nuevo e instalarse en la Plaza del Cristo de Burgos donde subsistió varios años, hasta que Pepe Cobo tomó otros rumbos.

La exposición que se presenta en el CAAC, comisariada por Laura Revuelta, además de presentar la donación que Pepe Cobo hace al Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, sirve para conocer la historia feliz y apasionada de una galería, de su director y de los artistas que dieron el gran paso adelante en el arte que tuvo lugar en aquella Sevilla que quería asumir unos planteamientos distintos a los que tradicionalmente se daban en la ciudad. La muestra recoge cuarenta obras de Rafael Agredano, Patricio Cabrera, Ricardo Cadenas, Pepe Espaliú, Federico Guzmán, Guillermo Paneque y Antonio Sosa; lo que es lo mismo la historia viva de la Máquina Española y de gran parte de lo ocurrido en el arte sevillano de aquellos años ochenta; aquel espacio escénico donde tuvo lugar una de las más agudas renovaciones del arte sevillano.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último