El tiempo en Jerez
Fin de semana frío y lluvioso

Muerte y resurrección de una mirada única

artes escénicas

La Zaranda presenta en el Central 'Ahora todo es noche', un trabajo "desgarrador", creado "desde el precipicio"

Eusebio Calonge y Paco de la Zaranda, en las inmediaciones del Central.
Eusebio Calonge y Paco de la Zaranda, en las inmediaciones del Central. / Juan Carlos Vázquez
Braulio Ortiz

Sevilla, 18 de marzo 2017 - 08:46

Con espectáculos como Vinagre de Jerez,Perdonen la tristeza o Ni sombra de lo que fuimos, La Zaranda fue alcanzando ese estatus privilegiado de las compañías que saben hacerse únicas, reconocibles, dueñas de una poética singularísima que se queda grabada con una inusual fuerza en el recuerdo del espectador. La formación regresa ahora al Teatro Central con Ahora todo es noche, la obra cuyo proceso de gestación ha sido "más doloroso, más duro" para sus artífices, según reconocía días atrás Paco de la Zaranda.

Tal vez por ese sello que caracteriza a la compañía, esa mirada tan desolada como impregnada de lirismo con la que observan el mundo, sus integrantes albergaban el temor de estar agotando su discurso. "Después de 40 años, La Zaranda se convirtió en nuestro peor enemigo para seguir creando", señala el director de Ahora todo es noche. Esa sensación les llevó a una convicción drástica: "Teníamos", dice Paco de la Zaranda, "que acabar con nosotros. Ha sido desgarrador, nos hemos hecho la autopsia. Nos sentíamos muertos y nos preguntábamos qué podíamos hacer con el cadáver", admite.

Esa operación, no obstante, resultó rejuvenecedora: el grupo experimentó, al presentar la obra ante el público -lo han hecho por el momento en Zaragoza y Valladolid- que "La Zaranda seguía viva. Hemos sabido darle la misma fuerza poética de otras veces, pero esta vez se respira más verdad. Quizás porque hemos creado asomados al precipicio", observa Francisco Sánchez, el nombre real de Paco de la Zaranda, que sigue utilizando como intérprete.

Ahora todo es noche, que se vio ayer en el Central y hoy sábado, tiene como subtítulo Liquidación de existencias. "El título puede entenderse en una clave más social, referirse a la falta de futuro, al pesimismo que se ha instalado en todos", argumenta Eusebio Calonge, autor del texto. "Y el subtítulo alude más a nosotros", prosigue. "¿Qué hace una compañía en medio de esa tempestad? Hilvanar su mundo de espectros, de ansiedades", sostiene el dramaturgo. La obra convierte a tres personajes como Segismundo, Prometeo y el rey Lear en mendigos que esperan encontrar un sitio donde pasar la noche. Como es costumbre en La Zaranda, se recurre a la alegoría para hacer pensar al espectador. "Son príncipes destronados con los que queremos hablar del hombre que ha perdido sus utopías y se enfrenta al reflejo vaporoso de sí mismo. Pero también del estado de la cultura, de cómo nos hemos vuelto unos especuladores del ocio. Hoy la precariedad de la gente del teatro está al nivel de cuando empezábamos", afirma Calonge, que pese al tono reflexivo concluye que "lo que tiene que decir La Zaranda lo dice sobre el escenario. Nunca hemos dado mítines".

La compañía sustituyó la antigua definición que siempre les acompañaba, esa etiqueta de Teatro Inestable de Andalucía la Baja, por la de Teatro Inestable de Ninguna Parte. Pero días atrás desde la formación no aludieron a sus antiguos desencuentros con la Junta ni a su cambio de sede a Madrid. Prefirieron subrayar que "de Andalucía no se puede escapar uno nunca. El ser andaluz es algo que llevas dentro, y que está en nuestro teatro. Nosotros hemos creado con lo que estaba latiendo a nuestro alrededor. Esa realidad está en nuestros personajes".

stats