Arte

Esencia divina

Cartel de la presentación. Cartel de la presentación.

Cartel de la presentación.

Paz Barbero siempre habla con ellos. Cada vez que se enfrenta a un proyecto nuevo de restauración de una obra de arte se traslada a la mente del autor que le dio vida. 'Conversa' con esos creadores para definir con el máximo detalle la razón de ser de la pieza, recuperar su esencia.

En la luminosidad de su estudio le acompaña la Virgen del Rosario. Junto a ella desgrana el proceso de restauración de esta obra monumental, que llegó a sus manos "en un estado lamentable". Patrona de Algodonales, es una pieza de 1784 de Cristóbal Ramos. "Una escultura monumental que tiene la particularidad de que no es de madera, es de telas encoladas, de pasta de cartón y yeso. Está construida internamente por una estructura de un vástago de madera central y palos que hacen de armazón y de ánima para luego ir construyendo ese ropaje. Una escultura ligera, muy delicada, por la dificultad que conlleva que esté hueca, y es frágil por sus paredes tan finas", explica Paz. 

"Cuando empiezo un proyecto -añade- mi finalidad es conservar la obra, parar su deterioro y dotarla de una armonía en cada uno de los elementos, que haya una lectura y que fluya esa visión serena que te traslada lo más cercano posible a la intencionalidad del autor, pero sin eliminar la huella del paso del tiempo que va dejando sobre esos materiales que lo que hacen es darle carácter y valor artístico a la obra. No podemos convertirla en una pieza recién hecha porque eso sería crear falsos históricos. Se consigue así un equilibrio, una elegancia y una unidad, que te llaman y te atraen".

"Aquí -añade- era complicado porque la obra tenía mucha diversidad de colorido entre el oro y los dorados que estaban ocultos por purpurinas; el manto, que estaba cubierto por diversas capas de repintes y de repolicromías, así como las encarnaduras. Ir destapando y retirando todo eso pues lo que hay que conseguir es que haya una unidad. Aquí se ha conseguido muy bien. Estoy muy satisfecha".

Desde dentro 

La autora cuenta que el estado de conservación real de la obra "se mantenía oculto bajo una gruesa capa de repolicromías, repintes y suciedad general. La policromía presentaba una tonalidad apagada y mate, muy alejada de la intención original del autor, y había sido objeto de intervenciones reparadoras poco acertadas y de baja calidad que habían descompuesto los estofados, característicos de la técnica de alto virtuosismo empleada por el gran escultor Cristóbal Ramos".

Tras retirar los diferentes estratos de repolicromías y elementos ajenos a la escultura, se pudo valorar el nivel de policromía original del siglo XVIII. En general, "su estado era muy inestable en algunas áreas, principalmente en los pliegues de las vestimentas, en las zonas donde la ráfaga hace su entrada (nube y hombros) y en la espalda de la Virgen. El dibujo del estofado que no sigue un patrón aparece desgastado y borrado por diferentes abrasiones en algunas partes. Los análisis químicos y el estudio de catas realizados han permitido determinar que bajo las capas polícromas existen otras capas de diferentes tonalidades".

Paz Barbero, en su estudio, con la Virgen del Rosario, cubierta, al fondo. Paz Barbero, en su estudio, con la Virgen del Rosario, cubierta, al fondo.

Paz Barbero, en su estudio, con la Virgen del Rosario, cubierta, al fondo. / Manuel Aranda (Jerez)

En la observación minuciosa de la escultura se han identificado más de cien orificios distribuidos por toda su superficie. "Tras un análisis detallado se ha concluido que estos orificios fueron producidos por los alfileres que sujetaban la vestimenta superpuesta que se colocaba a la escultura en determinadas ocasiones. Este tipo de práctica era común en la época en que se realizó la escultura, y aunque los alfileres utilizados eran de pequeñas dimensiones, su uso continuado a lo largo del tiempo había dejado una marca visible en la superficie de la obra. Si bien estos orificios no representaban una amenaza directa para la integridad de la escultura, se han considerado en el proceso de conservación y restauración para garantizar la preservación de la obra en su estado original". 

La pieza llega a manos de Paz "con muchos daños ocasionados, no sólo por el envejecimiento natural de los materiales, sino por agentes externos o elementos antrópicos, ya que ha salido en procesión muchas veces. Son piezas muy difíciles de manipular porque están huecas y los pliegue se rompen. Además, tanto el niño como la Virgen tienen una corona y un cetro de plata y una media luna, que se están restaurando bajo mi dirección en el taller de Sevilla del orfebre José Luis Jiménez González. Además, les rodea una ráfaga de plata, que se colocó un siglo después. Yo voy a recomendar que no la vuelvan a colocar porque pesa cerca de 50 kilos, demasiado para la escultura y no tiene soporte para ello", apunta Paz. 

En este tipo de restauración, "se necesita mucha experiencia, mucha maestría para resolver todo ese volumen, ese movimiento que tiene la escultura. Luego, la decoración tiene las mismas técnicas de una escultura que fuera de madera y características del siglo XVII y XVIII".

El encargo de la restauración parte del párroco de la iglesia de Santa Ana de Algodonales, Diego González Pérez, localidad en la que la restauradora ya ha hecho otras intervenciones. Un trabajo que cuenta con el respaldo económico de la Delegación de Arte Sacro de la Junta de Andalucía. Barbero también está restaurando en su estudio el paso de la Vera Cruz de Sanlúcar, que también ha conseguido una subvención por parte de la Junta. 

El proceso de restauración engloba estudios previos con microscopio, pruebas de ultravioleta, videoendoscopias, análisis químicos y estratigrafías de la pieza, desde el Instituto Central de Restauración de Madrid, de la mano del químico Enrique Parra. Un centro pionero de la restauración en España, fuente de la que ha bebido Barbero, además de las metodologías de trabajo de Italia y Bélgica. Un trabajo multidisciplinar en el que el estudio histórico lo ha realizado el jerezano José Manuel Moreno Arana. 

Reto y responsabilidad

"Para mí, como restauradora, la intervención sobre la escultura del Rosario ha sido todo un reto, pero también una justificación de mi profesión. La responsabilidad que conlleva intervenir sobre una obra de autor reconocido y con un valor histórico y artístico incalculable es grande, pero también es una oportunidad única para investigar y aportar conocimientos valiosos para futuras intervenciones en obras de características similares".

Paz, con más 30 años de experiencia en la restauración, insiste en la dificultad de este tipo de intervenciones. "Yo ya venía de restaurar toda la obra de Francisco Salzillo en su Museo de Murcia, autor que utilizaba mucho la terracota y las telas encoladas. Y, como escultura ligera, la del Cristo de la Salud (siglo XVI) de Santo Domingo en Jerez, realizado en pasta de caña de maíz". "Esta intervención ha sido un logro profesional y personal muy satisfactorio, y espero que pueda servir de apoyo y guía para futuros profesionales que se enfrenten a obras de características similares", concluye.

La presentación de la restauración de la Virgen del Rosario será el 8 de junio, a las 18,30 horas, en la Iglesia de Santa Ana de Algodonales, por parte de Paz Barbero. Posteriormente, a las 20 horas, habrá una misa pontifical que estará presidida por el obispo de la Diócesis Asidonia-Jerez, José Rico Pavés.

Sobre Paz

Nacida en Granada en 1967, Paz Barbero estudió Restauración en Madrid. Con tan sólo 19 años fue la restauradora más joven de España. Ha trabajado para instituciones públicas, privadas, hermandades, obispados, museos, Santa Sede... Afincada en Jerez, ha recibido numerosos premios y reconocimientos. Se ha formado con los mejores profesionales y ha tenido responsabilidades entre manos desde muy joven. “La restauración es una profesión privilegiada, a la que se le debe tener mucho respeto, pero no miedo, para ello hay que llenarse de experiencia y sensibilidad. Desde mi abuelo, que era escultor y maestro policromador en Granada, y mi padre escultor y restaurador en el IPCE en Madrid, me ha venido como algo natural. Me he criado dentro de talleres de escultura y estudios de restauración".

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