Diario de las Artes

Sabia pintura llena de solvencia creativa

Sabia pintura llena de solvencia creativa

Sabia pintura llena de solvencia creativa

Obra de Mario Naranjo. Obra de Mario Naranjo.

Obra de Mario Naranjo.

Fue Mario Naranjo uno de los primeros con quien contacté al llegar a Jerez y comenzar mi andadura por la crítica de arte. Lo contemporáneo era, en aquellos años ochenta, asunto de minorías absolutas. En su feudo del quiosco de las escalerillas del Villamarta encontré interlocutor válido, lúcido y acertado. Mario sabía de arte, probablemente más que nadie – infinitamente más que yo – porque a sus muchas inquietudes artísticas se le sumaba que era un lector empedernido de todo cuanto caía en sus manos sobre la realidad artística internacional. Mario tenía, además, algo de lo que muchos carecíamos: hablaba inglés correctamente. Con lo cual lo que se cocía en el extranjero llegaba a Mario sin intermediarios, concediéndole su privilegiada posición todo el valor formativo que ello aportaba. Allí, en mañanas frías de café rápido, mientras despachaba la prensa local y la deportiva nacional, comentábamos las exposiciones más importantes y hablábamos, sobre todo, del arte más nuevo que a los dos nos interesaba. Con Mario fui, por primera vez a ARCO, cuando se celebraba en el Palacio de Cristal de la Casa de Campo. Aquellas ediciones iniciáticas de la Feria madrileña más que contemplarlas nos las bebíamos de tanto interés que mostrábamos hacia ellas. El fin de semana de febrero era nuestra cita artística más importante del año y allí fuimos felices contemplando lo que realmente amábamos.

Mario en el poco tiempo que su compleja vida laboral le permitía – Mario era el primero que se levantaba en Jerez todo el año, menos tres días, los que no había prensa – pintaba; era un creador nato formado en el conocimiento y en la experiencia de saberlo todo del arte que se hacía por el mundo y de conocer, sobradamente, a los artistas que realizaban lo más significativo de aquella modernidad – más bien postmodernidad – que tanto nos interesaba. Mario pintaba y lo hacía con más talento creativo que muchos de los que se consideraban intocables profesionales del ramo. Siempre me interesó la pintura de Mario. Era una pintura culta, seria, muy bien confeccionada en fondo y forma y planteaba muchos de los esquemas que formaban el amplio y bien definido ideario estético de Mario. Asistí, con emoción, a algunas de sus comparecencias expositivas y me sentí orgulloso de escribir sobre la poderosa realidad artística del pintor.

Obra de Mario Naranjo. Obra de Mario Naranjo.

Obra de Mario Naranjo.

Ahora, Mario Naranjo, felizmente instalado en el júbilo merecido de ese descanso laboral tras una vida de rigurosa labor, es, totalmente, pintor en ejercicio. Digo, sin que me duelan prendas, que un buen pintor. Además, Mario es artista de los callados, de los ajenos a los ambientes insustanciales que tanto abundan en el arte de los que poco tienen que decir. Es trabajador nato, consciente y sabedor de lo que hace, de lo que quiere y de cómo querer hacerlo. Su pintura sigue sustentándose por ese sabio conocimiento del arte de siempre, del que fue germen iniciático de todo, del espectacular arte eterno de los grandes maestros, de aquel que surgió con las vanguardias y que rompió los registros activos hasta entonces y, por supuesto, del arte más nuevo, el que asume la idea y el concepto como argumentos plásticos, el que abre perspectivas escénicas y hasta performáticas. Por eso, la pintura de Mario es moderna en su clasicismo, está perfectamente construida, sus estructuras siempre se apoyan en un concepto muy bien escogido y abre las máximas perspectivas de una creación que no se detiene en los meros argumentos de una buena disposición técnica.

La exposición 'Ensamblajes interiores' nos presenta ese concepto pictórico amplio que argumenta la realidad artística de este autor. Son pequeñas aportaciones de distintas formas e imágenes que interactúan para componer un todo indivisible donde se funden, a modo de inquietante crisol, varios elementos, perfectamente integrados entre sí. En esos mínimos escenarios creados por Mario conviven a la perfección formas extraídas de la propia historia del arte – aquí la inmensa cultura artística de Mario se hace bien visible -, sobre todo, de aquellos artistas y momentos que han sido cruciales en la evolución del propio arte; asuntos que se conectan con frases y textos salidos de un amplio pensamiento, así como imágenes, fotografías u otros elementos extrapictóricos que configuran un todo escenográfico de profunda entidad artística. En la pintura de Mario se observa un universo muy a lo Mario; es decir, el artista posee un lenguaje particularísimo que posibilita una obra personal e intransferible.

En los espacios expositivos de la calle Alvar López, la pintura de Mario Naranjo ofrece un compendio riguroso de buen trabajo pictórico. Una colección de obras de pequeño formato que patentizan esas formas indiscutibles de un artista conocedor del arte en su más amplia dimensión; conocimiento que lo lleva a confeccionar un escenario de sabias ideas muy acertadamente posicionadas en formas que se integran, que conviven, que actúan y se ejercitan en un lúcido planteamiento estético que nos hace vislumbrar la verdad de un arte abierto, de gran pureza. Hoy, como ayer, volvemos a saber de un Mario artista, que ha encontrado el camino por donde hacer circular su discurso bien establecido, su arte basado en la experiencia visual y en el conocimiento de una actividad a la que él ha dado una forma que nos parece seria, rigurosa, adecuada en contenido y continente y descubridora de una pintura con muchos registros y buenos argumentos.

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