Sara deja huellla

Emoción y sorpresa presidieron en el Falla la última representación de la bailaora que descansa un tiempo de los escenarios. La felicitación audiovisual de muchos de sus amigos arrancó las lágrimas de la artista

El telón caía en el Gran Teatro Falla tras la última representación de Sara Baras que antecede un descanso en su carrera como bailaora. /Lourdes de Vicente
El telón caía en el Gran Teatro Falla tras la última representación de Sara Baras que antecede un descanso en su carrera como bailaora. /Lourdes de Vicente
Tamara García / Cádiz

27 de abril 2010 - 05:00

Respiraba hondo. Aguantaba el tipo. Y el Falla batía palmas al compás. Su discurso, entrecortado por el nudo incómodo con el que nos ahoga la emoción, hablaba de agradecimientos, de sueños, de recuerdos, de comienzos. "Llevo subida a los tacones desde los siete años", repetía una y otra vez una tocada, pero no derrumbada, Sara Baras ante sus paisanos la noche del domingo en el coliseo gaditano. La noche en la que cumplía 39 años. La noche donde firmaba una despedida que no es. La noche de Sara subida a unos tacones que colgará por un tiempo. Una noche moteada por sus huellas imborrables en un teatro que se venía abajo.

Que se vino abajo desde que, trasmutada en una sensual Carmen, paseaba los tangos en un reto amoroso con su pareja de baile y sentimental José Serrano. Aplausos, guapa y guapa mil veces repetido, como en eco ancestral. El respetable ya no pararía. Cada vez que la bailaora gaditana salía a escena, ya fuera convertida en Juana, en Carmen, o en la mismísima Sara Baras, el público la jaleaba, la llevaba en volandas en oleada de cariño que la artista devolvía en besos lanzados al aire, en belleza plástica, en retorcidos taconeos. En Esencia, al fin y al cabo.

Y es que la bailaora y coreógrafa nos dejó una especie de álbum de fotografías sobre la escena. Momentos gloriosos. Ese arco carmín en el que convierte su cuerpo para cerrar las alegrías. Ese abrazo final en los tangos donde se funde con Serrano, donde le besa el pecho, donde él la besa en la frente. Ese braceo elegante, grande, que enmarca su barriga prominente en la soleá de una Juana embarazada. Y la saeta, ay la saeta, que rasga Saray Muñoz y que arrastra con pena de lirio la cara de la Baras. Ese diálogo por farrucas entre el jondo y el silencio. La magia de lo que está y de lo que no está. De un teatro mudo pero que latía con cada zapateo. Con cada profunda sensación provocada por una mano que se alza, un puño cerrado por el esfuerzo, una mueca de tensión...

El cuerpo de baile, el mismo Serrano (lindo en las alegrías de Sabores) y los músicos y cantaores también vivieron emocionados y, artísticamente, muy acertados esta última gala que Sara quiso que fuera en Cádiz.

Más de uno de estos artistas bañaron con sus propias lágrimas el llanto de la bailaora cuando, tras los saludos de rigor al público, contemplaron el regalo que, en formato audiovisual, brindaron a la intérprete. Personalidades de diferente índole como Josep Carreras, Vicente Amigo, Alberto Ruiz-Gallardón, Olga Viza, Luis del Olmo, Alejandro Sanz, Rancapino, el futbolista Raúl González y el torero Curro Romero, entre otros, felicitaban a Baras por su cumpleaños y le deseaban lo mejor fuera del escenario. Un vídeo donde también intervino su madre, Concha Baras, presente, además, en el escenario con el resto de la familia, y su hermano Tano. Un vídeo que llegó presentado por la periodista Mercedes Milá que acompañada por Pepe Herrero, de Gran Hermano, no se quiso perder la actuación en Cádiz de la bailaora. Y es que Sara deja huella, como vinieron a decir las declaraciones de sus amigos.

Otros, sus amigos gaditanos, también compartieron este día con la artista en la fiesta que Baras organizó en el Baluarte de los Mártires. Allí, con un catering ofrecido por El Faro, la chirigota de El Selu, caracterizada como 'Los enteraos', interpretó un pasodoble inédito dedicado a la bailaora.

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