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El Sur que llevamos dentro

  • Aunque forme parte de una reconocida estirpe flamenca, el sevillano Quintín Vargas salió rockero Tras dos discos con Los News, ahora se reconcilia con sus orígenes en 'Big Sur'

"Bueno, yo no soy flamenco, aunque toda mi familia lo es: mi madre, Concha Vargas, bailaora; su hermana, Pepa Vargas, de la familia Fernández, madre de José y Esperanza Fernández; El Lebrijano, primo de mi madre... He tenido eso siempre ahí, pero era un niño muy revoltoso y el flamenco me aburría, lo veía demasiado solemne", explica Quintín Vargas (Lebrija, 1982).

Conocido en la escena musical sevillana como guitarrista y cantante de Los News, el músico vive días ajetreados. Con el grupo, abonado al rock de garaje, acaba de poner en circulación un contundente segundo álbum, If We Don't, Who Will? (Grabaciones Cowabunga); además, como Quentin Gas & Los Zíngaros, debuta con Big Sur (Fun Club Records), un vinilo con hermosa portada del fotógrafo colombiano Ruven Afanador en el que lo jondo ha terminado emergiendo. Pero no nos precipitemos. Investiguemos antes cómo se hace rockero un tipo aparentemente predestinado al flamenco...

"Mi madre viajaba mucho, mi padre estaba con su trabajo, y cuando se iba me dejaban muchas veces en casa de una amiga suya de Lebrija con hijos mayores que yo, que escuchaban a Bon Jovi, Aerosmith, Europe... -recuerda-. Eso me atraía más. Cogía una escoba y me ponía a tocar como si fuera una guitarra. Y mi madre me daba bola: sigue, sigue. Lo que nunca se imaginó es que llegara un día, cuando ya tenía 15 o 16 años, en que le dijera Mamá, no voy a ir a la universidad, yo voy a ser músico. Claro, el disgusto fue grande, porque ella ya sabía bien cómo es el mundo del artisteo: si no te va bien, lo pasas muy mal. No quería, pero yo lo tenía clarísimo".

Meridiano, aunque por entonces fuera incapaz aún de sacarle a la guitarra un solo acorde. "Mi madre dice que soy una persona muy gilona: siempre llego tarde a las cosas, a mi ritmo -dice Quintín citando otra vez a Concha Vargas, omnipresente a lo largo de la conversación y en los agradecimientos de Big Sur: "La persona más importante de mi vida"-. Con la guitarra empecé a los 17 o 18 años. Mi pasión era escuchar música, por la radio, comprando cedés, y cantar encima. No me atraía tocar, sino cantar, hasta que comprendí que si quería componer mis propias canciones tenía que tocar un instrumento. Y así empecé, con la guitarra de mi hermano Curro".

Recién rebasada la veintena, junto a su antiguo compañero de instituto Miguel Ángel Lucas, Quintín puso en marcha Los News, el cuarteto completado por el bajista Javier Matute y el baterista Carlos Ortega. ¿Y sabe qué? Que el gitano rockero despistó del flamenco al payo jondo. "¡Miguel Ángel era bailaor! Le encantaba. En su familia no había ningún flamenco, pero les gustaba mucho. Aunque ya en el instituto yo le iba diciendo quillo, escucha este disco. Y también empezó a tocar la guitarra. Nuestro grupo entonces era Oasis, en pleno boom de Wonderwall. Nos cogió de lleno. Luego descubrimos a Nirvana; después, a The White Stripes", relata sobre el proceso de formación del gusto que terminaría configurando el acerado sonido de Los News.

Debutante en 2012 con Automedication, el grupo vivió "una época de conciertos muy buena" tras ganar en el Monkey Week de 2013, junto a los cordobeses Algunos Hombres, el concurso Desencaja. De ahí hasta If We Don't, Who Will, cuya publicación coincide con la de Big Sur, un proyecto de carácter más personal que, aun cantado en inglés, reconcilia a Quintín con sus orígenes. "Aunque no pueda considerarme flamenco, es lo que tengo dentro -reflexiona-. Ahora mismo se arranca alguien por bulerías y yo lo acompaño. Lo que he hecho, simplemente, ha sido experimentar con lo que tenía cerca. Creo que tiene mucho que ver con mi vuelta a Lebrija, hace tres años, después de haber vivido en Sevilla. Si no hubiera vuelto, probablemente no hubiera hecho este disco. Pero al estar allí, en la casa de mi familia, con mi hermana todo el día escuchando flamenco, mi hermano con la guitarra... Me despertó cosas que estaban ocultas e hizo que me preguntara, si eso está ahí, ¿por qué no utilizarlo?".

El otro detonante, atención, tiene que ver con... ¡Japón! "Mi madre se iba a llevar a toda la familia a Tokio, a tocar en un tablao muy famoso allí, El Flamenco, y yo le dije Mamá, escúchame...A mí no irás a dejarme aquí, ¿no? Y ella me contestó Pero niño, si tú no has querido flamenco... ¿Qué vas a hacer? -relata Quintín-. Teníamos que inventarnos algo, porque yo me iba a Japón. Aquí no me quedaba. Le toqué a mi madre algunas de las canciones que ya tenía, como Zíngaro, y le pareció interesante, que podía gustar. Y gustó. Salía en mitad del espectáculo y hacía mis canciones, con los japoneses tocando las palmas".

Concebido en origen como EP digital, y como tal subido en su día a Bandcamp, Big Sur creció con la propuesta de Pepe Benavides, propietario de Fun Club, de convertirlo en la nueva referencia del sello de la sala. Quintín grabó más canciones y añadió mayor instrumentación (cuerdas, metales...) a las ya registradas hasta completar los nueve cortes del vinilo que, el próximo sábado día 12, presentará en un concierto especial. "Va ir toda la familia. Fíjate, mi madre bailando en el Fun... Mi hermana, Carmen Vargas, al cante; mi hermano Curro a la guitarra... Y va a haber sorpresas. No siempre voy a poder llevar las cuerdas, por ejemplo, porque no hay dinero, pero aquí sí. Quiero que el concierto suene lo más parecido posible al disco", avisa Quintín.

Por cierto, ¿qué dice la familia de todo esto? "Mi madre ya es fan -contesta-. Le llevó su tiempo, pero ahora está encantada. Mi prima Esperanza, igual, le ha gustado eso de que haga una bulería en inglés. Pero no es sólo la familia... Raúl Rodríguez, el hijo de Martirio, que es un gran músico, dijo hace poco en su muro de Facebook que, de las cosas que se estaban haciendo ahora, Big Sur le había gustado mucho. Me hizo una gran ilusión".

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