Tabla rasa

Las columnas del taller

Antonio Robles Morión

28 de mayo 2014 - 05:00

“Tabla rasa” es la creencia de que al nacer tenemos el cerebro en blanco, pudiendo ir introduciendo en él principios y actitudes en nuestros primeros años de vida, y luego, conforme a la formación que recibamos, modelar nuestra forma de ser.

No es cierto. Al nacer llevamos en nuestros genes la ira, la violencia, el desorden y el caos. Todo ello, forjado genéticamente por nuestros ancestros a través de millones de años. Empeñándonos en modificar al ser humano con la religión, la filosofía y el humanismo. Y la cuestión es hasta qué punto somos responsables de nuestros actos, o somos seres predeterminados por nuestros instintos más primitivos. Por ello, nos esforzamos en concedernos leyes que encaucen al ser humano y lo limiten en su comportamiento con el resto de sus congéneres. Socialmente rechazamos la irresponsabilidad congénita y hacemos al hombre responsable de sus decisiones, concediéndole la libertad de elegir entre el bien y el mal. Aún así, me pregunto si no se equivocaba Rousseau cuando definió al hombre como bueno por naturaleza. Pues se contradijo cuando desarrolló la idea de “El contrato social”. Creyó necesario unas bases que regularan la convivencia para que los hombres no fueran lobos contra los mismos hombres. El ser humano no cumple las leyes voluntariamente por muy simples que estas sean. Son necesarias medidas coercitivas para su cumplimiento. Desde una simple multa administrativa por infracción de tráfico hasta la prisión por la comisión de un delito. ¿Dónde entonces la buena fe, si para convivir necesitamos leyes que nos obliguen a respetarnos a nosotros mismos? ¿Será verdad que seguimos arrastrando la ira, la violencia, el desorden y el caos?

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