"Torna subito a Padova" (3), jugando con piedras
Arquitectura · La belleza intangible
ANDREA di Pietro della Góndola es, posiblemente, el primer arquitecto moderno. Nacido en 1508 en Padova, hijo de un molinero, se formó como cantero en la vecina Vicenza, ciudad donde construiría sus principales obras. Todo empezó cuando un conocido escritor le encargó la construcción de una villa en las afueras de Vicenza y al mismo tiempo le introdujo en los ambientes culturales más selectos del Véneto. También le cambió el nombre por el de Andrea Palladio, con el que pasaría a la historia de la arquitectura.
Viajaron a Vicenza una de aquellas mañanas tras el habitual encuentro en el Pedrocchi. Pese a tener billetes para el tren les hicieron subir en un autobús que les dejó en la estación de trenes de Vicenza tres cuartos de hora después. Atravesaron el Campo de Marte, un hermoso parque situado frente a la estación y accedieron al centro histórico a través de la puerta del antiguo Castello. La ciudad histórica estaba inicialmente defendida y limitada por la confluencia de los ríos Bacchiglione y Retrone, y por el Castello. Tras la puerta se encuentra el eje urbano principal, el decumanus de su origen romano, hoy corso Andrea Palladio, que ha sido el protagonista de la organización de la ciudad a lo largo de su historia. En torno a esta avenida se sitúan la mayoría de los edificios importantes, un buen número de ellos construidos por Palladio durante el siglo XVI.
Existe en Vicenza una obra del arquitecto Padovano que destaca sobre las demás: se trata del proyecto de Palazzo Porto Breganze. Proyectado en 1570, diez años antes de su muerte, Palladio sabe a lo que juega. Ha construido iglesias, villas, palacios, teatros, en todas las ciudades del Véneto. Ha escrito su tratado de arquitectura. Ha viajado a Roma y otras ciudades de Italia. Para Porto Breganze decide proyectar "su palacio". Tiene un pequeño solar en una de las plazas principales de la ciudad, la piazza Castello, y decide construirlo como si el solar fuera la manzana entera. La escala extendida del pórtico posiblemente ocupara todo el frente de la plaza. La obra quedó inacabada pero el sueño del arquitecto quedó suficientemente explícito.
Siguiendo el corso llegaron al Pallazzo della Ragione, (el Palacio de la Razón, un edificio habitual en las ciudades del norte de Italia, un tipo de edificio público que se desarrolló a lo largo de la Edad Media que estaba destinado a acoger tanto las reuniones del Consejo ciudadano como las audiencias de los tribunales). Palladio recibió el encargo de su rehabilitación y lo convirtió en la llamada Basílica Palladiana, situado en la Piazza della Signoria. El arquitecto añadió al edificio una loggia que le aportó estabilidad estructural y le cambió la imagen tosca medieval por una delicada apariencia de templo clásico.
El eje decumanus concluye en el Teatro Olímpico, un teatro cubierto construido por Palladio siguiendo la traza de los teatros romanos. Todo el graderío está construido en madera y aunque en algún momento fue pasto de las llamas, el que se puede visitar en la actualidad tiene trescientos años de antigüedad. C'a D'oro es un restaurante cercano al Teatro regido por un simpático italiano amante de España. Allí tomaron un refrigerio al mediodía tras el cual volvieron a la estación de trenes para alquilar unas bicicletas en las que recorrer el largo camino que los separaba de la campiña donde fueron construidas las famosas Villas Palladianas: Pisani, Thiene, Chiericati, Valmarana, Badoer, etc., y cómo no, la villa Rotonda.
A finales del quatrocento y principios del cinquecento la llanura del Véneto se pobló de villas concebidas como residencia y casas de labor. Palladio construye a lo largo de su vida un buen número de ellas y las convierte en una tipología que sería repetida más tarde en diversos lugares de Europa y América. La Rotonda es el edificio con el que se identifica la arquitectura de Andrea Palladio. Mandada construir para su retiro por el conde Paolo Almérico, sacerdote de la curia romana, se sitúa en una ladera de las suaves colinas que envuelven la ciudad. La casa fue proyectada a partir de una planta cuadrada, con un círculo en el centro del cuadrado, la sala principal, rematada por una cúpula que emerge al exterior, y cuatro antecuerpos iguales, cuatro pórticos con frontones clásicos, abiertos al paisaje, como si de un templo se tratara. La villa Rotonda es el edificio más representativo del neoclasicismo italiano y ha sido y será una de las obras sustanciales de la historia de la arquitectura. Cerca de La Rotonda, tras un corto paseo a pie, se encuentra la Villa Valmarana, construida en 1669 por Muttoni: sus estancias fueron decoradas, a mediados del siglo XVIII, por Juan Bautista Tiépolo y su hijo Doménico.
Era un día de una primavera recién estrenada, fresco y soleado. Paseaban en bicicleta por aquel paisaje hermoso y cuidado, que desbordaba y transmitía años y años, siglos, de equilibrio entre sus habitantes y el lugar, entre el hombre y la naturaleza. Ninguna nube amenazaba entonces en el horizonte a aquellos jóvenes radiantes.
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