Entre la amistad y la venerada admiración
Numerosas personalidades del mundo literario muestran su pesar por la marcha de Ory y rememoran el legado poético y humano del poeta y gran amigo
La marcha del poeta gaditano Carlos Edmundo de Ory no ha dejado indiferente a nadie. El mundo de la cultura llora su muerte y muchos de sus representantes, todos amigos y algunos, grandes expertos en su producción literaria, han mostrado su pesar entre bellas palabras de absoluta admiración. Va por el poeta, de los más transgresores del siglo XX.
Félix Grande:
El poeta, flamencólogo, crítico y gran amigo del poeta recuperó la obra de Carlos Edmundo de Ory en 1970 con la antología Poesía 1945-1969, que impulsó el reconocimiento de su obra. Félix Grande rememora el medio siglo de amistad que los unirá para siempre y se remonta a otra jornada negra para la literatura universal. "El día que murió André Breton estaba caminando en París al lado de Carlos Edmundo de Ory". Se percataron juntos de la noticia, cuando la vieron en un un quiosco de prensa. "Cogió el periódico y mirándome con el ejemplar en las manos y la cara llena de lágrimas dijo: Dios mío". Ésta fue la primera imagen que le ha venido a la cabeza a Grande, al enterarse de la triste pérdida. Después, desgranó las sensaciones agolpadas en su alma desde una linda manifestación de cariño y admiración. "Carlos Edmundo no fue únicamente un pariente del surrealismo, sino también un primo de César Vallejo. Era uno de los vanguardistas más llenos de emoción y uno de los clásicos más llenos de travesura. Tenía la inocencia de un niño descarado y alegre y las llagas y la gravedad de un recién llegado de los siglos... Fue sin duda, lo es y lo será siempre uno de los poetas más grandes del siglo XX en lengua española".
Habló de él como "uno de los creadores del idioma, uno de los más fraternales lectores de la literatura hispanoamericana y uno de los pocos poetas del siglo XX que desde hace cincuenta años estaba dando golpes a la puerta de la poesía del siglo XXI... Hasta que esa puerta se abrió".
Y es que Félix Grande siempre supo que estaba "al lado de un hermano, de un primo, en el sentido flamenco, y de un maestro en todos los sentidos... En este momento, cuando todavía su cadáver está caliente, hay que acordarse del verso de don Antonio Machado que dice: "Lleva quien deja y vive el que ha vivido". Él ya no nos oye pero nosotros estaremos oyendo la música de su poesía hasta que dejemos de respirar". También ensalzó otra de las dimensiones de su ingenio: su amor a Andalucía. "Estaba orgulloso de su idioma español; estaba orgulloso de ser andaluz y estaba infinitamente orgulloso de ser gaditano. Es así", sentenció.
Felipe Benítez Reyes:
El escritor roteño, que se enteró por este Diario del fallecimiento del poeta, manifestó sentirse muy "descolocado por la noticia", aunque fuera un hecho que hacía tiempo se venía temiendo: "Carlos fue realmente un poeta único -declaró Benítez Reyes-, que supo crearse un mundo muy propio. Fue uno de los grandes herederos de las vanguardias históricas, y fue además un hombre muy excepcional".
Luis Alberto de Cuenca:
Para el poeta Luis Alberto de Cuenca, Carlos Edmundo de Ory era "uno de los ingenios poéticos españoles de mayor originalidad y personalidad" y se hallaba en posesión de uno de los "mundos poéticos más propios". Para de Cuenca -que intentó, durante su cargo como secretario de Estado de Cultura, que el poeta gaditano fuera distinguido con un Premio Nacional de las Letras-, de Ory es uno de esos autores que han muerto sin haber tenido "un reconocimiento propio por parte del mundo poético".
"Carlos Edmundo -continúa el escritor- tenía una poesía muy original. Era un revolucionario de las letras, que escogió formas pasadas de moda y las convirtió en algo completamente nuevo, original, lleno de fantasía. Tenía un mundo paralelo al nuestro y lo traducía en su obra de un modo atractivo y sugerente".
Rafael de Cózar:
El poeta, pintor y narrador sabía que este momento llegaría de un momento a otro. Pero a pesar de todo, "no ha dejado de impresionarme, después de haber dedicado más de 40 años a su obra y, sobre todo, a su amistad, que se inició a principios de los 70 y se fortaleció ya imparablemente sobre todo en los meses que pasé con él, en Amiens, preparando mi antología para la editorial Cátedra". Aquellos meses fueron inolvidables para de Cózar, ya que le permitieron conocer al poeta y "hombre genial, verdadero motor de la vanguardia poética de la segunda mitad del siglo". Su obra, como él mismo señaló ya a fines de los cuarenta, recordó su gran amigo, "sólo sería reconocida pasados 20 años, y así fue, pues de fines de los sesenta es la antología primera e importante que se hizo en España, a cargo de Félix Grande".
Los jóvenes, pero también los poetas anteriores fueron poco a poco descubriendo a ese ser que vivía siempre en poeta, reconoce. "Es decir, que el yo artista, como quería Baudelaire, había terminado por impregnar totalmente al yo real. Carlos Edmundo de Ory era efectivamente Oryginal. En esto no cabe duda, pero su 'rareza', su heterodoxia, que le apartó con frecuencia de las masas de lectores, ha terminado siendo lo que ha llevado a su reconocimiento incluso entre los que no son aficionados a la poesía".
"Muere así -concluye el poeta- un gaditano de origen, pero también de profesión y religión, que ha llegado a ser, tal vez por eso, universal".
Caballero Bonald:
"Carlos Edmundo era un maestro, un viejo maestro, que seguí desde hace años, desde que empecé a escribir", comienza su amigo y gran poeta jerezano José Manuel Caballero Bonald. "Era un inventor de la realidad. Fue, junto con el movimiento postista, un luchador contra aquella anemia cultural de los años 40. Un movimiento de renovación, en contra de las convicciones literarias de la época. Una persona independiente, un escritor de talento. Su propia personalidad fue muy acusada y lo desplazó un poco del canon literario de la posguerra. Hasta hoy ha sido un desplazado", dijo. Aunque, a su entender, "los escritores de talento no han dejado de seguir sus pasos. Precisamente, la última vez que lo vi fue no hace mucho en Jerez, en casa del cantautor Fernando Polavieja. Antes fue el presentador en París de una obra mía. La literatura está de luto".
Francisco Bejarano:
Era muy joven cuando Francisco Bejarano comenzó a imbuirse de la poesía de Carlos Edmundo. Con él trató y habló bastante y ahora lo recuerda como "un hombre de talento que se comportaba como un niño, inventando juegos y diabluras y que escribió sonetos postistas memorables".
Fernando Polavieja:
Estaba consternado Polavieja cuando ayer por la mañana dejó en su perfil de facebook un mensaje dedicado a Carlos Edmundo de Ory. Dice así: "Esta madrugada, me ha dejado para siempre mi Carlos Edmundo de Ory, mi Poeta, mi Amigo, mi Compañero, mi Hermano, mi Maestro..., pero jamás se irá de mi lado. Carlos, Carlitos mío, me queda nuestro amor eterno, y para siempre también, tu voz que es la mía. Carlitos, ¿no echamos un cantecito y otra copa de Oloroso juntos? ... Perdona si por unas horas, aunque sé que no quieres, me sienta como tú, aquél día de 1952...". Junto a estas palabras de profundo cariño dejó la canción El café, editada en libro-disco-dvd El desenterrador de vivos.
Carmen Caffarel;
Carlos Edmundo de Ory fue la cuarta personalidad del mundo de la cultura que cedió un legado a la Caja de las Letras del Instituto Cervantes. Eran dos cilindros de cartón con documentos en el interior que depositó en la caja 998 el 6 de noviembre de 2007. La directora del Cervantes recuerda así el gesto del poeta desaparecido, que en aquellos entonces y, "fiel a su espíritu", dijo que años antes acudía a la sede del Instituto Cervantes, cuando todavía era el antiguo Banco Central, para depositar "dine ro", y que tanto tiempo después había vuelto en una "operación lúdica, simbólica" para dejar su legado poético. "Nos pidió que el contenido no se revelara hasta el año 2022. Cumpliremos su voluntad", confirmó ayer. De su persona y trabajo dijo que "era el rebelde por excelencia de la poesía española de la segunda mitad del siglo XX. Absorbió con sabiduría las vanguardias europeas de entre guerras, pero ya desde muy joven, desde que fundó el Postismo, supo ir más allá para crear una poesía tan personal como renovadora".
Juan Sánchez: La zaranda
Entre Carlos Edmundo de Ory y La Zaranda había una relación de amor absoluto. Así lo recuerda Juan Sánchez, director de la formación teatral. "Era uno de los grandes poetas de La Zaranda. Había una gran cohesión entre nosotros", dijo, antes de empeñarse en contar una de las anécdotas que más le marcó, entre las vividas con el desaparecido poeta. "Se estaba celebrando el FIT, vino Carlos Edmundo a Cádiz y lo llevamos a la nave donde ensayábamos Vinagre de Jerez. Allí se puso a curiosear entre los tiestos que teníamos en el escenario. Cogió las botas que estaban atadas por los cordones y colocó una en una mesa y la otra la dejó colgando en el aire, tambaleándose, y nos dijo: 'la patada del tiempo'. Todos nos quedamos impresionados. Puso el broche a la obra. Era un hombre con una sensibilidad fuera de lo normal", concluyó. Su compañero de batalla, Paco, no quiso dejar pasar la ocasión de despedirse entre los bonitos versos que le dedicó a Ory antes de morir.
Es tiempo de céfiro
Remolinos profundos
moradas de dioses y hombres
La primera luz
Herido corazón del recuerdo
Brincan las palabras
La eterna carcajada.....
todos los momentos del tiempo es presente
... De hoy no pasa que te escriba,
De hoy no pasa...
Abrigado por el amor
Desde el arenal de mis palabras inútiles,
Voy caminando entre versos y escombros
Y en mi soledad , mendigo tu voz
CARLOSTU.eslabón de mi cadena taciturna
A ti consagro mi memoria y el imperio de mis sueños
Nadie te arrebatara de mi memoria
Ahora pongo la oración en conjuro y rezo si incienso
Por tu voz y tus versos
Mi corazón de arlequín te corona de besos.
Tu devoto amigo paco.
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